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“Estamos destruyendo gratuitamente la vida de una persona”

El abogado de Lagomarsino acusa a Fernández de destrozar a su cliente

Entrevista al testigo Diego Lagomarsino, por al Caso Nisman.Vídeo: Ricardo Ceppi
F. P.

Maximiliano Rusconi es uno de los abogados más caros de Argentina. El Gobierno ha observado con recelo que Diego Lagomarsino pueda costearse un letrado de este consideración. Lagomarsino pregunta: “¿En qué afecta eso a la causa, qué cambia?”. Y su abogado, presente en la entrevista, responde: “El caso llegó por una relación familiar. Pero en este estudio yo he tomado muchos casos que me atraen porque uno ve una enorme injusticia. Cuando uno ve a una presidenta utilizando el enorme poder de una declaración en cadena [de todos los canales de radio y televisión] destrozando la vida de una persona… La desigualdad de poder es tan evidente que eso motiva a involucrarse en el caso”.

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Rusconi considera que la Justicia argentina tiene “una enorme necesidad” de averiguar qué pasó con Nisman. “Ya que no lo hicimos con la tragedia de AMIA, por lo menos averigüemos qué pasó con el fiscal de la tragedia de AMIA”. El abogado se pregunta qué habría ocurrido con Lagomarsino si hubiese dado con un abogado que no tuviera tanta presencia en el país y tanta llegada a los medios. “Probablemente yo hoy estaría muerto”, afirma Lagomarsino.

Rusconi y Lagomarsino se rebelan también sobre las indirectas más o menos veladas de que Nisman mantuvo una relación íntima de carácter homosexual con Lagomarsino. Además de las declaraciones de Cristina Fernández en las que aludió cuatro veces a la íntima amistad entre Lagomarsino y Nisman, el senador Salvador Cabral, aliado del kirchnerismo en la provincia de Misiones ha declarado: “La tesis que se desprende es que ése fue un crimen pasional entre un amor homosexual, donde el marido que es el flaquito este que le llevó la pistola, lo encontró en situaciones amorosas al muerto y le pegó un tiro en la cabeza, amorosamente”. El senador ha sido llamado a declarar por la fiscal Viviana Fein, que investiga la muerte de Nisman.

“Pero además”, pregunta el informático, “¿qué problema había si Nisman y Diego Lagomarsino eran pareja? No existió eso. Pero, si hubiera existido, ¿cuál era el problema?”.

“Cuando la presidenta dice eso”, añade el letrado, “nos coloca a nosotros en una posición compleja. Porque si uno sale a a negar con efusividad una relación de esa naturaleza pareciera como si vos tuvieras algún prejuicio con los modos de relacionarse de la gente. Un Gobierno que ha pretendido, y esto demuestra que lo hizo solo cosméticamente, el respeto a la igualdad de género y a las libertades sexuales, por lo menos en lo que tiene que ver con la presidenta de la república esto no es cierto. La prejuiciosa es ella”.

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El abogado cree que el Gobierno intentó primero desprestigiar la denuncia de Nisman, después a Nisman y finalmente a Lagomarsino. “Normalmente las denuncias, que son las primeras noticias de un proceso, una hipótesis que se tiene que investigar, son mucho peores que las de Nisman. Sin embargó se intentó ensuciar la imagen de alguien que estaba cumpliendo su función. Cuando muere Nisman ya era difícil ensuciarlo, por lo menos en los primeros momentos, porque ensuciar a un muerto tiene costos políticos. Y el objetivo pasó a ser ensuciar a quien puede servir para encubrir la muerte de Nisman. En este caso, Diego Lagomarsino”.

“Todo se dirigió a sembrar sospechas, dudas sobre él”, continúa Rusconi. “Sin tener en cuenta que estamos destruyendo gratuitamente la vida de una persona. Independientemente de que después discutamos si fue un error o no el darle un arma a Nisman. Yo creo que no es delito, por varias razones técnicas. Pero a cualquiera que nos pase una cosa así sentiríamos una culpa interna, porque fuimos un nexo causal a un resultado que todos lamentamos. Ahora: más allá de esa culpa personal, no otorga a nadie el derecho a destruirlo e intentar imputarle los resultados de la muerte”.

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Sobre la firma

F. P.
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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