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Reos de importación

Ante el descenso de su población reclusa, Holanda cede celdas a países con déficit carcelario, como Noruega o Bélgica, y evita despedir a sus trabajadores

Isabel Ferrer
Anders Anundsen (a la izquierda) visita la cárcel de Norgerhaven con el secretario de Estado holandés de Justicia, Fred Teeven, el pasado lunes.
Anders Anundsen (a la izquierda) visita la cárcel de Norgerhaven con el secretario de Estado holandés de Justicia, Fred Teeven, el pasado lunes.CATRINUS VAN DER VEEN (AFP)

Los 239 funcionarios de la cárcel de Norgerhaven, al noreste de Holanda, están a punto de dar un giro a sus vidas. Van a recibir lecciones sobre legislación penal noruega además de cultura básica del país escandinavo. Tendrán también que mejorar su inglés. El recinto se vacía de presos holandeses para acoger en breve a 242 internos procedentes de Noruega, donde un millar de delincuentes no tienen sitio en el que cumplir condena. Reconversión o desempleo.

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A Noruega le faltan prisiones. En Holanda, por el contrario, sobran. Las 12.000 celdas abiertas están ocupadas por 8.500 detenidos y el Ministerio de Justicia tiene ahora más funcionarios que presos. Como el paro acecha, la solución adoptada por Fred Teeven, secretario de Estado de Justicia, combina la imaginación y el pragmatismo. En lugar de seguir cerrando penales, los cede. En 2010, Bélgica estrenó un plan que empieza a calar. Desde entonces, 500 de sus reos ocupan una cárcel holandesa en Tilburg, cercana a la frontera entre ambos países. Noruega es la siguiente y Suiza ya ha mostrado interés en subcontratar la vigilancia de su población reclusa.

Norgerhaven pertenece al pueblo de Veenhuizen, una colonia penitenciaria cerrada al mundo entre 1823 y 1984. Al lugar solo podían acceder los penados, sus familias y el personal de prisiones. A principios del siglo XIX, los tres inmuebles principales eran asilos para pobres obligados a trabajar la tierra. A partir de 1875 fueron transformados en cárceles. La localidad, que tiene unos 800 habitantes, se considera la cuna nacional de los presidios. Es también la prisión más cercana a Noruega, por eso la han elegido para el experimento, que durará un mínimo de tres años y costará al país 25,5 millones de euros en concepto de manutención y traslado de condenados. El precio incluye los salarios de sus guardianes holandeses, un director noruego y un gerente local. Ni un céntimo de alquiler, pero no importa. Según Fred Teeven, “este trato no es un producto de exportación; sirve para conservar funcionarios especializados”, dice.

Ya hay medio millar de presos belgas cumpliendo condena en una cárcel holandesa

Las celdas tienen una ventana, cama, aseo, armario, estantería y televisión. Solo el color escarlata de la puerta llama la atención. Pero, ¿tanto ha bajado el índice de criminalidad en Holanda para vaciar sus celdas? Teeven menciona de carrerilla a modo de respuesta “las penas alternativas, trabajos comunitarios, seguimiento de los jóvenes proclives a delinquir, la vigilancia y trabajo en barrios conflictivos… y el cibercrimen, creciente y difícil de controlar”.

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Lo que no esperaba el Gobierno es la demanda interpuesta por 18 reclusos (cuatro con cadena perpetua y el resto con condenas largas), los únicos inquilinos holandeses que quedaban en Norgerhaven. Quieren permanecer allí, pero Teeven es tajante: “Es prerrogativa de Justicia decidir dónde cumple su condena el reo”.

A Holanda llegarán nacionales con condenas largas, y delincuentes extranjeros abocados a la expulsión posterior. Todos seguirán el régimen de la cárcel de Ullersmo, cercana a Oslo. La lejanía, de todos modos, dificultará los viajes de los parientes. De ahí que la oposición laborista noruega haya preguntado al Gobierno conservador cómo piensa “reinsertar a unos internos de los que parece desentenderse”. El ministro noruego de Justicia, Anders Anundsen, no lo ve así. “Noruega es muy grande. De un extremo a otro hay tanta distancia como hasta Roma”, afirmaba el lunes sin perder la calma durante una visita a la cárcel. Y sin explicar quién sufragará el desplazamiento a Holanda para ver a los penados.

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