“Hay que ver la informalidad también en las empresas”

Ángel Melguizo (Madrid, 39 años) ha trabajado en el Banco Interamericano de Desarrollo, en el BBVA y en la oficina económica del presidente socialista español Rodríguez Zapatero. Hoy es el Jefe de la Unidad para América Latina y el Caribe del Centro de Desarrollo de la OCDE.

Pregunta. ¿Qué significa para la economía regional el aumento de los ingresos tributarios?

Respuesta. Más que aumento es estabilidad. El 21,3% es una décima más que el año anterior. Mantener esa recaudación cuando se está en desaceleración muestra que ha habido avances sólidos. En 1990 se recaudaba un 14% del PIB. Aunque 2014 ha sido peor año en materias primas y es de esperar que parte de este avance no vaya a mantenerse. Todavía se está muy lejos de la media de la OCDE: 2013 fue el primer año de los últimos 14 en que América Latina no se acerca a las 34 economías más ricas.

P. ¿Es homogénea la región fiscalmente?

R. No. Hay varias américas latinas en términos fiscales. Hay países que recaudan entre el 30 y el 35% del PIB, como Brasil y Argentina. Brasil recaudó en 2013 más que el promedio de la OCDE. Eso convive con Guatemala, Venezuela y República Dominicana, que están en el 13-14.

P. ¿Qué debe mejorar Latinoamérica en su política fiscal?

R. Debe robustecer cómo está financiando programas sociales y cerrar la brecha de infraestructuras respecto a la OCDE. En el corto plazo el crecimiento no les va a ayudar como en los últimos años. Ahora es buen momento para que América Latina piense en reformas fiscales estructurales. Debe aumentar la presión fiscal. Ha habido avances en México, Chile y ahora Colombia, que reflexionan cómo aumentar estos impuestos, porque tienen necesidades de ello. Hay que constituir las instituciones fiscales para que cuando haya precios elevados de materias primas los países ahorren y financien políticas de largo plazo. La clave es estar preparados para que cuando haya otro auge, ahorren. La principal diferencia es que en América Latina la recaudación del impuesto del IRPF es muy baja, un 1,6% por el 8,6 de la OCDE. Y deben reflexionar sobre las exenciones fiscales que se han dado y si han sido efectivas.

P. ¿Cómo influye la informalidad, que en la región afecta a cerca de la mitad de los trabajadores?

R. Es causa y consecuencia. Reduce mucho las bases fiscales. Hay que ver la informalidad no solo en los trabajadores, sino en las empresas que no pagan impuestos.

P. ¿Qué diferencia a Brasil, con un 35%, del resto?

Es buen momento para que la región piense en reformas fiscales estructurales

R. Es un ejemplo de tributación alta, se pagan altos impuestos. Ha de redireccionar el gasto hacia gastos de futuro, no de pasado. El corto plazo no le va a ayudar, como a la región. No ha aprovechado suficientemente bien una época.

P. ¿Hay diferencias culturales en el control tributario respecto a Europa?

R. Yo no diría tanto. Los ciudadanos que perciben que hay alta corrupción tienden a evadir más impuestos y a considerarlos altos. Los ciudadanos que están más satisfechos con los servicios públicos pagan más. En América Latina la percepción de la corrupción es alta y la satisfacción con los servicios es baja. Eso nos llevaría a todos a pagar menos. El ciudadano latinoamericano es un cliente insatisfecho. Hay poca visibilidad entre lo que paga y lo que recibe. Chile explicó en qué iba a gastar lo recaudado con más impuestos. Es una buena idea de democracia participativa en el área fiscal. El ayuntamiento de Bogotá puso un impuesto voluntario y el ciudadano elegía a qué iba destinado.

P. Venezuela ha reducido 4,5 puntos sus ingresos fiscales… ¿Qué explicación tiene?

R. Tiene un sistema de financiamiento demasiado basado en los recursos naturales. Son los riesgos de producir un bien, en este caso el petróleo, tan demandado y con unos precios tan altos. Si hubiera logrado fondos de ahorro en todos estos años... sustituir impuestos por ingresos de materias primas es demasiado riesgo.