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La fiscal sueca cambia de opinión y pide interrogar a Assange en Londres

La justicia solitica una prueba de ADN para seguir investigando la acusación de violación

Assange, en una comparecencia desde la embajada de Ecuador, en 2012.
Assange, en una comparecencia desde la embajada de Ecuador, en 2012.LEON NEAL (AFP)

La huida hacia ninguna parte de Julian Assange podría por fin tomar alguna dirección. Desde hace casi tres años, el fundador de Wikileaks, el hombre que de héroe pasó a villano tras hacer públicos más de 200.000 cables diplomáticos que pusieron en evidencia a los Gobiernos de medio planeta, vive en condición de exiliado político en la embajada de Ecuador en Londres huyendo de la orden de extradición que pesa sobre él desde 2010 por la supuesta violación y abuso sexual de dos mujeres en Suecia. El caso lleva paralizado tres años puesto que la fiscal encargada de la investigación, Marianne Ny, se había negado hasta ahora a interrogarle en Londres, pero según explicó ayer ella misma en un comunicado, se le echa el tiempo encima y para evitar que algunas de las acusaciones prescriban ha accedido a interrogarle en la capital británica.

“Siempre he sostenido que la calidad de un interrogatorio en Londres sería insuficiente y que además Assange tendría que acudir a Suecia para el juicio. Ahora el tiempo se acaba y por lo tanto creo que tengo que aceptar una pérdida de calidad en la investigación y arriesgarme a que el encuentro pueda cerrarla ya que no hay otra opción disponible mientras Assange no se persone en Suecia”, explicó Ny.

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La presión de la opinión pública sueca, así como la de la judicatura de ese país, sin duda también han hecho mella en la fiscal, según se especulaba ayer en la prensa de ese país. Ny está obligada a cerrar el caso si no encuentra “motivos razonables” para sospechar que Assange es culpable. En agosto de 2015 prescribirían algunos de los delitos de los que se le acusa. El fundador de Wikileaks, que siempre ha negado todos los cargos, no está imputado formalmente de ningún crimen. Sobre él sí pesan las denuncias de sus supuestas víctimas por coacción, abusos sexuales y violación —él sostiene que la relación sexual fue consentida— pero la ley sueca obliga a los fiscales a interrogar a los sospechosos antes de ser acusados.

Sin embargo, la orden de extradición para que acudiera a testificar en Suecia fue interpretada por el activista como una excusa para poder ser posteriormente extraditado a EE UU, donde podría ser juzgado por delitos de espionaje y traición por las revelaciones de Wikileaks. Algunas, como las que demostraban el asesinato a sangre fría de civiles iraquíes y afganos por parte de soldados estadounidenses, no sentaron nada bien en Washington, donde crearon más de un problema con la opinión pública.

Aunque el Gobierno estadounidense nunca ha admitido que haya una investigación abierta contra Assange, el proceso y condena a 35 años de cárcel contra la soldado Chelsea Manning, que le proporcionó los cables de Wikileaks, le bastan para temer que podría correr la misma suerte si fuese extraditado a EE UU. De ahí su encierro en un limbo físico y legal del que podría comenzar a emerger tras el interrogatorio de la fiscal Ny, para el que aún no hay fecha concreta y para el que ya se ha pedido permiso tanto a británicos como ecuatorianos, aunque ambos Gobiernos dejaron claro hace tiempo que accederían.

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Según Per Samuelson, uno de los abogados de Assange, el activista recibió la noticia con una mezcla de alegría y enfado puesto que hace cuatro años que él mismo se ofreció a ser interrogado en Londres y no comprende por qué se ha tardado tanto en tomar esa decisión. “Está dispuesto a cooperar. Esto es una gran victoria para él”, declaró en la BBC. La fiscal le pide, entre otras cosas, una muestra de ADN, aunque él sostiene que ya se la entregó a los británicos cuando le arrestaron la primera vez en diciembre de 2010 en Londres.

Allí comenzó su odisea legal. Durante casi dos años luchó en diferentes tribunales británicos para evitar que el Reino Unido le extraditara a Suecia. Cuando el Tribunal Supremo británico rechazó su petición, pidió asilo político en la embajada ecuatoriana, en mayo de 2012. Ecuador no ha firmado acuerdos de extradición con Suecia o Estados Unidos. Mientras, sus abogados también han intentado que los suecos revocaran la orden de arresto. El mes pasado jugaron su última carta llevando el caso hasta el Tribunal Supremo sueco, donde esta semana se ha comenzado a discutir el caso.

Pese a su encierro, Assange se ha mantenido muy activo en Internet, participando a menudo en debates vía Skype sobre la libertad de expresión y el derecho a la información, sobre todo tras las revelaciones de Edward Snowden, quien destapó el espionaje masivo de los Gobiernos británico y estadounidense contra sus propios ciudadanos. El joven analista de la NSA estadounidense que hizo pública esta preocupante y escandalosa información vive como asilado político en Moscú por la misma razón que Assange se refugia en la embajada ecuatoriana: desvelar los oscuros secretos de los Gobiernos más poderosos del mundo se paga caro.

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