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El avión se precipitó sobre los Alpes sin enviar señal de alarma

La aeronave cae en una zona inaccesible de la parte francesa de la cordillera Entre las víctimas figuran 45 personas con apellido español

Foto: atlas | Vídeo: ATLAS

Europa vivió este martes consternada el accidente de aviación más grave de los últimos cinco años. El vuelo GWI9525 de Germanwings, filial de bajo coste de la alemana Lufthansa, de Barcelona a Düsseldorf, con 144 pasajeros a bordo (entre ellos 45 con apellidos españoles) y seis tripulantes (dos pilotos y cuatro ayudantes de cabina) se estrelló poco antes de las once de la mañana en una de las zonas más remotas e inaccesibles de los Alpes franceses, por causas aún no aclaradas.

Es el accidente más grave de una aerolínea regular europea desde 2009

“No hay supervivientes”, dijo el presidente francés François Hollande, que precisamente recibía este martes la visita oficial de los Reyes de España, que fue cancelada. Entre los viajeros se encontraban 16 estudiantes alemanes de Haltern am See, en el noroeste de Alemania, que habían estado en un viaje de intercambio con familias del Instituto Giola, en Llinars del Vallés (Barcelona). Con ellos volaban, además, dos profesores. Se trata del siniestro más grave de una aerolínea regular europea desde que el vuelo 447 de Air France se precipitó al Atlántico cuando volaba de Río de Janeiro a París el 1 de junio de 2009.

El Airbus 320 siniestrado, que había entrado en servicio en 1991 y fue operado por Lufthansa antes de pasar a su filial el pasado año, había volado por la mañana de Düsseldorf a Barcelona, donde llegó poco antes de las nueve de la mañana. Despegó de nuevo de El Prat a las 10.01, de regreso a la ciudad alemana, con media hora de retraso respecto al horario previsto, una circunstancia que los responsables de la compañía no han precisado aún a qué fue debida.

Hallada una caja negra

Una de las cajas negras del A320 siniestrado fue recuperada este mismo martes, según informó el ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, quien no aclaró si se trata del dispositivo que graba las conversaciones en la cabina (VDR) o el que registra los parámetros de vuelo (FDR), como velocidad y altitud entre otros. La información que se recupere resultará esencial para determinar las causas del accidente. Cazeneuve añadió que “va a ser objeto de una exploración inmediata en las próximas horas para permitir que la investigación judicial avance rápidamente”.

La investigación técnica del accidente corre a cargo de la Oficina de Investigación y Análisis para la Seguridad de la Aviación Civil (BAE, en sus siglas francesas), que cuenta con la asistencia de Airbus en calidad de fabricante del aparato y de CFM, que produce los motores. En la indagación participa también la autoridad alemana (BFU), al ser un aparato matriculado y operado por una compañía de ese país, y la española (CIAIAC), según Fomento.

Según el portavoz de Germanwings, Thomas Winkelmann, a las 10.47 el avión —cuyo comandante era un profesional con 10 años de experiencia y 6.000 horas de vuelo— comenzó a perder altura. El avión pasó de unos 35.000 pies (equivalente a unos 10.700 metros de altitud) a 6.900 pies (1.800 metros) en unos ocho minutos. A las 10.53 se tuvo el último contacto con los controladores. En la zona, los picos más altos alcanzan los 3.000 metros.

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La autoridad francesa de aviación civil asegura que no hubo llamada de emergencia de los pilotos y que fue el controlador aéreo el que activó el protocolo de emergencia al notar el descenso brusco del avión y perder el contacto por radio. El avión siniestrado volaba en un día claro en la zona, sin nubes. “No hubo ningún contacto ni alerta durante esos minutos”, señalaron fuentes oficiales.

El portavoz de la aerolínea de bajo coste alemana explicó que el avión había pasado el lunes el mantenimiento rutinario en las instalaciones de Lufthansa. En principio la antigüedad del avión no implica que sea menos seguro, ya que la legislación obliga a operaciones de mantenimiento que deberían garantizar las buenas condiciones técnicas del aparato. Según la compañía, la última gran revisión del avión, en la que prácticamente se desmontan y vuelven a montar todos los sistemas, se produjo en el verano de 2013. El A320, que se estrenó en 1988, es uno de los modelos de avión más vendidos del mundo, con unos 6.200 aparatos en servicio actualmente.

El aparato no emitió señal de alarma durante los ocho minutos de caída

El presidente del Consejo General de la región de los Alpes-Haute Provence, Gilbert Sauvan, aseguró que el avión siniestrado quedó “completamente destrozado” y que el resto más grande del aparato tiene el tamaño de “un coche”, según declaró al diario francés Les Échos. “La zona del accidente es inaccesible, salvo por helicóptero. Ocho aparatos van a sumarse a la operación de rescate desde la localidad de Seyne-les-Alpes con el fin de llevar a los investigadores al lugar del siniestro. Más de 500 personas, entre gendarmes, bomberos y otros efectivos, están movilizados de momento y está previsto que lleguen más refuerzos desde las regiones de Altos Alpes, Alpes Marítimos y Bocas del Ródano”.

“Va a llevar días recuperar a las víctimas, luego los restos”, explicó el alto oficial de policía Jean-Paul Bloy. España tiene previsto enviar a seis policías y guardias civiles para colaborar en la identificación de las víctimas.

Algunos testimonios aseguran haber visto descender el avión completamente íntegro y sin señales de fuego o humo. La aeronave, según tal versión, se habría desintegrado en el suelo. Un habitante de Vernet, la localidad más cercana al lugar del suceso, visitó la zona siniestrada, a donde llevó a una docena de gendarmes, según relató al periódico local La Provence. “Desde el puerto de Mariaud, pude ver los escombros del aparato. Para mí, no hay duda de que el avión ha chocado contra la montaña”, señaló.

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El diputado socialista Christophe Castaner, que sobrevoló el lugar con el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, aseguró que había visto muchos cuerpos destrozados y que solo pudo identificar “una decena de trozos” del avión porque el resto estaba “pulverizado”. “He visto cuerpos de hombres, de mujeres, de bebés…”, dijo Castaner.

Como cada vez que se produce un siniestro aéreo, proliferan las conjeturas. Aunque en un principio el primer ministro Manuel Valls no descartó “ninguna hipótesis”, el Gobierno de EE UU no ve “ningún indicio de vinculación con el terrorismo en este momento”, dijo la portavoz del Consejo Nacional de Seguridad, Bernadette Meehan. Por su parte la vicepresidenta de Lufthansa, Heike Birlenbach, se limitó a declarar en rueda de prensa en Barcelona que se trata de “un accidente”. “No podemos decir nada más ahora mismo. Cualquier otra cosa sería una especulación”, dijo.

Los pilotos e ingenieros consultados coinciden en lo extraordinario del suceso, ya que la mayoría de los accidentes aéreos se producen en las fases de despegue y aterrizaje, las más críticas. Es más inhabitual que un avión sufra un siniestro cuando está en la fase de ruta.

El presidente del Sindicato de Pilotos de Línea, Eric de Rivey, manejaba algunas hipótesis: pérdida de consciencia del piloto y copiloto, fallo técnico electrónico o de motor, despresurización del avión o acto terrorista. La dirección de Aviación Civil francesa y los diferentes expertos consultados coinciden en señalar que el accidente es “extraño”, incluso “inquietante”, según algunos.

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