Fallece la última enferma de ébola de Liberia

La última persona diagnosticada de ébola que estaba en un centro sanitario de Liberia falleció el pasado día 27, según anunció Francis Ketteh, responsable del equipo de lucha contra la enfermedad del país. Se trata de una mujer que se había infectado al mantener relaciones sexuales con un superviviente al virus. Esta vía es especialmente difícil de prevenir, ya que el virus permanece en el semen varios meses después de que los infectados reciban el alta (hay casos comprobados de pervivencia a los 82 días).

El país ya vivió una situación de esperanza parecida el 5 de marzo, cuando otra mujer salió del hospital. Pero el posterior diagnóstico de la fallecida tres semanas después demostró que hay que ser muy cauteloso antes de lanzar las campanas al vuelo. De hecho, hay dos personas –una hija de la difunta entre ellas- que están en observación porque estuvieron en contacto estrecho con la enferma. Solo si se descarta que estén infectados, y, por supuesto, si no aparece ningún otro caso, empezarán a contarse los 42 días que hay que superar sin ningún contagio para declarar al país libre de la enfermedad.

Si las noticias de Liberia apuntan a un control de la epidemia, las de Guinea son lo contrario. El Ejecutivo que preside Alpha Conde ha decretado una emergencia sanitaria en cinco distritos donde ha habido un resurgimiento de los casos. Sierra Leona, que tampoco consigue acabar con los contagios, decretó tres días de cierre total de comercios y actividades el viernes pasado para intentar concienciar de la necesidad de no descuidar las precauciones, sobre todo en los entierros.

Sin embargo, pese a estas medidas destinadas a acabar con focos localizados de la enfermedad, la zona va poco a poco consiguiendo para al virus. La Organización Mundial de la Salud ha informado de que en la semana que acabó el 22 de marzo solo hubo 79 nuevos diagnósticos de ébola, la menor cifra de 2015. El total de casos registrados es ya de 24.907 desde que empezó la crisis, con 10.326 afectados.

Esta situación de mejora no ha frenado los intentos para ensayar medicamentos y vacunas contra la enfermedad, aunque probablemente sea para tratamientos que van a utilizarse en próximos brotes. Los Institutos Nacionales de Salud de EE UU (NIH) y la OMS han informado de que los dos prototipos de vacuna han superado la primera fase de las pruebas, la que mide su seguridad, por lo que están listos para la segunda etapa: la que empieza a medir si de verdad protege. Para ello se espera reclutar a 1.500 voluntarios que se repartirán en tres grupos: los que recibirán cada uno de los prototipos y a los que les darán placebo. Los NIH han hecho la advertencia de que intentarán que participen más mujeres para asegurarse de que no hay respuesta diferente por sexos.