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Alemania busca el rastro nazi en Ecuador

Un fiscal y un comisario alemanes aterrizarán en el país andino para investigar la huida de oficiales del nazismo a Sudamérica

Prisioneros en un campo de concentración en Dakota del Sur en 1943.
Prisioneros en un campo de concentración en Dakota del Sur en 1943.

Seguir el rastro de oficiales nazis que huyeron a Ecuador es la misión encomendada a una pareja de investigadores alemanes que llegarán, en breve, al país andino. La Oficina Central para el Seguimiento de los Crímenes Nacionalsocialistas de Alemania ha informado de que tiene nuevos datos sobre la llegada de dirigentes nazis a Ecuador, por lo que ha ordenado el desplazamiento del fiscal Kurt Schrimm y el comisario jefe del departamento de lo criminal, Uwe Steinz.

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Los investigadores alemanes tendrán acceso a los archivos históricos que guarda el Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador. Los permisos se han conseguido gracias a la mediación del embajador de Ecuador en Berlín, Jorge Jurado, y del cónsul honorario alemán en Quito, Siegfried Rapp. La embajada ecuatoriana en Berlín dio la noticia del viaje del fiscal y el comisario, pero no reveló la fecha de su aterrizaje.

Parte de la información que guardan esos archivos ya fue revelada en el libro Ecuador y la Alemania Nazi, que salió a la venta en marzo de 2014 y que durante cuatro meses estuvo vetado por el Ministerio de Cultura. Las autoridades de esta cartera pidieron revisar el contenido del libro por el temor de que se hiciera una apología al régimen nazi.

Su autor, Francisco Núñez del Arco, explicó en su momento que el libro es una recopilación documental de la relación que tuvo Ecuador con Alemania entre 1933 y 1945, los doce años del hitlerismo. Una de las revelaciones más escandalosas es la de que la Alemania nazi condecoró, junto con la Orden del Águila Alemana, al canciller de Ecuador Julio Tobar Donoso, en 1940. Así como un préstamo de 34 millones de dólares que los nazis habían incautado a los judíos para ser invertido en el desarrollo del Ecuador.

Respecto a la posguerra, el libro detalla en su capítulo siete que Ecuador fue el destino del inventor de las cámaras de gas móviles, Walter Rauff, quien vivió en Quito entre 1948 y 1958 y luego fue a Chile, donde murió en 1984. También sugiere que en 1948 Heinrich Müller, jefe de la Gestapo, llegó también a Ecuador. Esto último, sin embargo, no ha sido comprobado.

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El investigador Núñez del Arco, que ahora se encuentra en Argentina recopilando información para otra publicación, señala que hay un archivo secreto en la cancillería ecuatoriana al que no tuvo acceso y donde cree que puede haber más datos sobre la llegada de nazis al Ecuador en la posguerra. “Muchos alemanes no entraron con sus identificaciones alemanas originales y aquí recibieron ayuda para conseguir nuevas identidades. Hay algunos oficiales nazis que pasaban por Quito a visitar a sus camaradas como el piloto Hans-Ulrichs Rulde, que tenía la más alta condecoración del Tercer Reich. La mayoría de esa gente ya está muerta, yo dudo que haya gente viva, solo quedarán sus descendientes”, dice.

A raíz de la publicación de su libro, muchas personas han contactado con Núñez del Arco para dar testimonio de las personas que ayudaron a los fugitivos nazis como la esposa del canciller Julio Tobar Donoso y otros tantos de la nobleza quiteña que escondían a los alemanes en las haciendas más famosas de la época. Todavía tiene pendiente, cuenta el investigador, probar datos como aquel barco de guerra alemán que fue bautizado como Quito para congraciarse con el país andino y la captura durante la Segunda Guerra Mundial de varios ecuatorianos que fueron considerados simpatizantes del nazismo por trabajar para empresas alemanas e italianas. Estos fueron llevados a un campo de concentración de Dakota del Sur, donde estuvieron junto a soldados alemanes que en la posguerra habrían venido a ecuador por la mediación de los simpatizantes del nacionalismo socialista.

La relación en los años 40

De la simpatía del Tercer Reich hacia Ecuador han quedado pruebas como las condecoraciones que recibieron los diplomáticos ecuatorianos en los años 40. Pero quizás las pruebas más fehacientes de esta cercanía están en los documentos que la CIA desclasificó en 2008. En ellos se caracteriza a Ecuador como un gobierno pronazi

En los telegramas se critica al presidente ecuatoriano de la época Carlos Alberto Arroyo del Río, así como a sus jefes militares, por sus simpatías con el Eje: la Alemania nazi, la Italia fascista y el Japón imperial.

Se menciona como fascistas al teniente coronel Carlos Meneses, jefe de la guarnición en las Galápagos; y al teniente coronel Agustín Albán Borja, jefe de la tercera zona militar ecuatoriana, entre otros. En uno de los textos, con fecha 18 de mayo de 1942, incluso, se señala a Albán Borja como informante del Eje.

Los informes de la CIA indican que Alemania tuvo una posición favorable al Ecuador en el conflicto limítrofe con Perú, en 1941. "En la Cancillería se guardan recortes de los periódicos nazis, con artículos favorables al Ecuador, mientras criticaban a los Estados Unidos. Llegaron a ofrecer ayuda militar que se les rechazó", dice el autor del libro Ecuador y la Alemania Nazi.

El investigador aporta datos como el número de ecuatorianos que fueron becados a Alemania, entre ellos, el ecuatoriano Belisario Peña era el traductor de los discursos de Goebbles al español cuando se transmitían por radio a América Latina.

También enumera a otros germanófilos como Juan Manuel Lasso, fundador del Partido Socialista Ecuatoriano; Olmedo Alfaro, hijo del revolucionario Eloy Alfaro y encargado de negocios en Bremen; Alberto Enríquez Gallo, que se consideraba admirador de Mussolini. Incluso da cuenta de un editorial del diario El Comercio que es una apología de la Alemania Nazi, publicado en 1934. Pedro Velasco Ibarra escribió que el pueblo del Ecuador estaba a favor del régimen fascista.

El lobby lo hacía una colonia alemana integrada por diplomáticos y funcionarios del Colegio Alemán, fundado en 1917. En una de las sedes del Colegio Alemán en Quito había una esvástica enorme en la fachada.

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