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China limita los viajes a Hong Kong

Los residentes de Shenzhen, que tenían paso ilimitado, solo podrán ir una vez por semana

Macarena Vidal Liy
Varios pasajeros aguardan a la entrada de la estación de trenes de Shenzhen, cerca de la frontera con Hong Kong, este lunes.
Varios pasajeros aguardan a la entrada de la estación de trenes de Shenzhen, cerca de la frontera con Hong Kong, este lunes.Billy H.C. Kwok (Bloomberg)

China ha limitado el número de visitas que los residentes de Shenzhen podrán hacer a Hong Kong, su ciudad vecina. La medida busca aliviar el palpable descontento en la antigua colonia británica sobre la creciente presencia de ciudadanos de la China continental en su limitado espacio.

Hasta ahora, los habitantes de Shenzhen, separados de la ex colonia británica únicamente por un corto trayecto en autobús y un paso fronterizo, eran los únicos ciudadanos chinos que podían visitar Hong Kong de manera ilimitada. Según las cifras oficiales, casi una cuarta parte del total de 60,8 millones de visitantes al territorio autónomo el año pasado provino de la macrociudad industrial. La nueva medida, según ha publicado el diario South China Morning Post, citando a una fuente del gobierno local hongkonés, reduciría en 4,6 millones los viajes de los shenzeneses al territorio vecino, o cerca de un 30%.

La numerosa presencia de los chinos continentales en Hong Kong se ha convertido en un motivo de fricción en la ex colonia británica, y uno de los factores que dio pie el año pasado a las sentadas en demanda de mayor democracia conocidas como el Movimiento de los Paraguas. Tras el fin de esas manifestaciones, la insatisfacción derivó en protestas callejeras o confrontaciones con visitantes continentales.

Para los residentes de Hong Kong, estos visitantes —muchos residentes de Shenzhen cruzaban hasta ahora diariamente— han traído prosperidad en forma de abundantes compras en sus tiendas. Pero también les atribuyen la saturación del sistema de transportes y de sus escuelas —niños de Shenzhen asisten a los centros educativos hongkoneses, considerados superiores— o los altos precios del sector inmobiliario.

Su presencia es palpable en los comercios hongkoneses, donde muchos establecimientos colocan en su frente algunos de los productos más codiciados por sus vecinos, como pañales o leche en polvo, considerados de mejor calidad, más baratos o más seguros. En particular, la leche en polvo comprada en la ex colonia se volvió especialmente deseable después de que en 2008 estallara en China un escándalo de contaminación de este producto con melamina, que causó la muerte de seis bebés.

La demanda de este producto se hizo tal que las autoridades fronterizas introdujeron cupos. En la separación entre Hong Kong y Shenzhen los carteles que advierten contra el equipaje que incluya un número excesivo de botes de leche en polvo son posiblemente los más visibles.

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El contrabando de este producto y otros de primera necesidad, desde Hong Kong a su vecina, es otro de los motivos de queja entre las dos ciudades. Las bandas organizadas, o ciudadanos a los que no les importa jugársela, llevan estos bienes a Shenzhen para revenderlos.

Según apunta Xinhua, el sistema vigente hasta ahora de múltiples entradas se había tomado “a petición del gobierno de Hong Kong, y desempeñó un importante papel en el desarrollo de Hong Kong, la creación de empleo y los intercambios entre personas”.

El jefe del gobierno local hongkonés, Leung Chun-ying, afirmó que tanto las autoridades de su territorio como de la China continental endurecerán su campaña contra el contrabando. Leung enfatizó que la ex colonia sigue dando la bienvenida a los turistas, con independencia de dónde procedan.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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