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análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Hillary y la videopolítica

La candidata se dirige a los simpatizante de Obama para que también la apoyen a ella

El primer vídeo de la campaña de Hillary Clinton.
Antoni Gutiérrez-Rubí

Lo importante de una campaña son los electores, y a ellos se dirige Hillary Clinton en el vídeo donde muestra su esperada candidatura para las elecciones presidenciales norteamericanas de noviembre de 2016. “Cada día, América necesita un defensor, y yo voy a ser ese defensor”, asegura la exsenadora en el vídeo que ha utilizado para anunciar su candidatura de manera oficial.

En el vídeo, de tan sólo dos minutos dieciocho segundos, el equipo de campaña no se dirige a todos los estadounidenses, sino más bien a los estadounidenses que la querrían votar. Hillary conoce bien los fundamentos de la videopolítica en la era digital. Todos los que aparecen en las imágenes eran voluntarios y todos debían explicar cómo iba a cambiar sus vidas el próximo año, y cómo podría relacionarse ese cambio con Hillary. Había muchos más entrevistados/as, pero sólo se escogieron a estos por una razón en concreto: es justo el perfil de votantes que necesita la campaña de Clinton y es justo el perfil de personas que, con sus vidas, pueden hacer emocionar a la gente que tiene vidas, necesidades y sueños parecidos.

El vídeo intenta que, a partir de los relatos de cada una de esas personas -todas diferentes y con vidas distintas- podamos hacer nuestras sus vivencias y sus esperanzas, a través de sus emociones al hablar en cámara. Se trata de que los votantes demócratas –que antes han sido de Obama- sientan empatía con esas personas y familias, y que se sientan representados por Hillary y vuelvan a acudir a las urnas.

En el vídeo hablan una mujer blanca mayor, una madre de familia monoparental que habla de educación junto a su hija pequeña, dos hermanos latinos (hablando en español) que van a abrir una empresa, una mujer blanca -con su hijo- explicando que el año que viene quiere volver a trabajar, una joven asiática, una pareja joven gay que va a casarse el año próximo, un niño negro, una abuela blanca a punto de jubilarse, una pareja interracial, un trabajador blanco y, ya en el minuto 1.30h, Hillary Clinton. Después de ella, constantes imágenes de familias y de trabajadores blancos jóvenes, y otro guiño al matrimonio homosexual con una pareja de mujeres. Todo con una estética moderna, luminosa, alegre. Hillary quiere mostrar que conoce a su público, que los entiende, y que está preparada para mejorar sus vidas, para convertirse en su defensora. Quiere llegar a ser la campeona de una sociedad campeona. Y, en la otra cara de la oferta, la defensora de una sociedad de derechos por la que vale la pena luchar.

Clase media, urbana, mujeres, afroamericanos, homosexuales, jóvenes, clase media, urbanos, trabajadores jóvenes, emprendedores, latinos… todos son el público demócrata, en lo que es una clara segmentación electoral ya desde la primera iniciativa de campaña. Se trata de volver a convocarlos a las urnas, de conseguir que Hillary les emocione desde el principio, en un vídeo que recuerda a los primeros vídeos electorales de Obama en 2008, donde los protagonistas eran las personas.

En 2012, votaron a favor de Obama el 93% de los afroamericanos, el 71% de los latinos y solo el 39% de los blancos. También votaron demócrata el 60% de los jóvenes y el 62% de los habitantes urbanos, así como el 55% de las mujeres (entre ellas, el 65% de las solteras). En política, todo comunica. Hillary se dirige directamente a sus potenciales votantes, no para que se vuelvan demócratas –la mayoría ya lo son- sino para motivarles para ir a votar y a ayudar a la campaña. Y todo, en sólo dos minutos dieciocho segundos. La videopolítica, combinada con redes sociales, y con estrategias de multipantalla es ganadora. Y muchísimo más barata que cualquier spot de campaña. Hillary lo sabe. Por eso puede ganar: entiende a la sociedad a la que quiere representar y liderar. Y habla su lenguaje.

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