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El Gobierno y las FARC siguen adelante con el proceso de paz pese a la crisis

Las FARC ratifican que continúan con la tregua unilateral y el Gobierno dice que la guerrilla ha “lastimado la confianza” al matar a 11 militares

El equipo negociador del Gobierno de Colombia.
El equipo negociador del Gobierno de Colombia.Alberto Nieto

Las respuesta de la guerrilla de las FARC a la indignación de los colombianos por el ataque de la semana pasada en el que asesinaron a 11 militares mientras dormían, ha sido ratificar que continúan con la tregua que iniciaron el pasado 20 de diciembre, como una medida para bajar la intensidad del conflicto armado. "Mantenemos el cese unilateral al fuego y a las hostilidades por tiempo indefinido mientras no seamos objeto del asedio permanente de las tropas", dijo este lunes Iván Márquez, vocero de la guerrilla en La Habana, sede de los diálogos de paz.

Márquez, número dos de las FARC, reconoció como una "tragedia" lo que ocurrió la semana pasada al suroeste del país, pero dio a entender que fue una acción defensiva por la entrada de las tropas a esa zona. Por eso, pidió que se reconstruyan los movimientos del Ejército desde la víspera e ironizó diciendo, que esos despliegues en la región "no se trataban de un preparativo para una fiesta".

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"Lo que las FARC han incumplido es su propia palabra", fue la dura respuesta del jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, quien también se pronunció desde La Habana y calificó de "alucinante" que la guerrilla responsabilice al Estado de la masacre. El Gobierno ha insistido en que se trató de una emboscada y los forenses concluyeron que los soldados fueron atacados con granadas y no pudieron defenderse, lo que desató el rechazo y la consecuente pérdida de confianza en la verdadera voluntad de paz de la guerrilla. Para De la Calle, el ataque ha "lastimado" el camino "de esperanza" que con mucha dificultad se ha construido a lo largo de los dos años y cinco meses que llevan las negociaciones, lo que representa un retroceso en proceso de paz. "El problema de las FARC hoy es con la gente. No con los militares. No con la llamada oligarquía. No con los políticos. Es con la gente", dijo, acompañado por todo su equipo.

Aún así, el jefe guerrillero insistió en que están "caminando el sendero a la paz" y pidió, como lo hicieron desde diciembre, que su tregua cuente con una veeduría internacional. También, como lo han hecho diferentes jefes guerrilleros desde el inicio de las negociaciones, insistió en que es necesario un cese bilateral al fuego, al que el Gobierno volvió a negarse este lunes diciendo que no es bajo presión de los ataques que se logrará. "No se trata de pactar treguas imperfectas y frágiles en un momento de desespero. Eso no va a ocurrir", replicó De la Calle.

Ante la crispación política que ha forzado al Gobierno no solo a reactivar los bombardeos a los campamentos guerrilleros, sino a establecer la necesidad de poner plazos para la firma de un acuerdo, la guerrilla abogó por "templar los nervios". El representante de Santos ha aclarado que no se trata de imponer "cronogramas unilaterales", pero sí de que la guerrilla entienda que la paciencia de los colombianos se agota. "No estamos dispuestos a permanecer indefinidamente en la Mesa ni a pactar a cualquier costo", respondió De la Calle y a los colombianos les pidió seguir creyendo en que el diálogo es la mejor salida a un conflicto armado de cinco décadas, el cual incluye ver a la guerrilla sin armas, transformada en un movimiento político.

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Las declaraciones de la guerrilla y del jefe negociador del Gobierno se dieron al cierre de otro ciclo de negociaciones y coincidieron con una reunión del presidente Juan Manuel Santos con la cúpula militar para evaluar los operativos y bombardeos que se reanudaron desde el viernes en todo el país, y también con el anuncio de que el fin de semana murieron dos guerrilleros en medio de operaciones militares. Además se conoció que en el sur del país, las FARC realizaron dos ataques, uno de ellos el pasado sábado a una patrulla médica, en la que participaban soldados de Ecuador y Colombia mientras hacían un recorrido por el río Putumayo, que sirve de límite a los dos países.

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