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Estalla una bomba en la embajada española en Trípoli sin causar víctimas

El edificio estaba vacío desde que el Gobierno decidió evacuarlo el pasado 31 de julio

Foto: reuters_live | Vídeo: reuters-live!
Francisco Peregil

Una bomba casera estalló el lunes a la una de la madrugada en la embajada española en Trípoli (23.00 en la España peninsular), sin causar ninguna víctima. El edificio había sido evacuado el 31 de julio y se encontraba vacío. El atentado se produce en un contexto cada vez más desolador: hay continuos combates entre dos Gobiernos enfrentados, el de Trípoli y el de Tobruk; una zona del país está en manos del Estado Islámico, que cada dos por tres difunde algún vídeo con sus decapitaciones de cristianos.  Y ahora, con la llegada del buen tiempo, decenas de miles de inmigrantes subsaharianos se hacinan en las playas del país con la esperanza de cruzar el Mediterráneo.

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El único rayo de esperanza que hay para poner orden en ese infierno se encuentra en la ciudad marroquí de Sjirat, a 20 kilómetros de Rabat. Allí se iniciaron hace justo un mes, el 21 de marzo por la noche, las negociaciones para lograr la paz entre los dos Gobiernos de Libia. Esas conversaciones están presididas por el enviado especial de la ONU para el conflicto en Libia, el español Bernardino León. ¿Tiene algo que ver la bomba con el desarrollo de esas conversaciones? De momento, no existe ninguna certeza. El Estado Islámico ha reivindicado el atentado, según varios medios libios.

Una hora antes de que se produjera el atentado Bernardino León conversaba desde Túnez por teléfono con este diario y se mostraba razonablemente satisfecho con el proceso de paz. Quedan aún varias semanas por delante en Marruecos, pero León cree que las dos partes enfrentadas, Trípoli y Tobruk, han llegado al convencimiento de que mediante las armas nunca alcanzarán sus objetivos. No tienen más remedio que entenderse. El primer objetivo será lograr un alto el fuego y el segundo un Gobierno de consenso.

El pasado 12 de abril se produjo otro atentado en la embajada libia de Corea del Sur donde murieron dos vigilantes. Horas después estallaba otra bomba frente a la embajada de Marruecos en Trípoli.  Estado Islámico reivindicó ambos atentados. "El Estado Islámico está distorsionando la situación en Libia, desde el punto de vista militar, político y de la seguridad", señalaba Bernardino León a este diario hace un mes. "Puede ser un elemento negativo. Pero al mismo tiempo, puede funcionar como un factor unificador. Tanto las fuerzas leales a Tobruk como las milicias de Misrata están ahora combatiendo a Daesh [acrónimo en árabe del EI]".

De momento, las bombas del Estado Islámico solo parecen reforzar el interés de los dos Gobiernos enfrentados en alcanzar una solución.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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