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El escándalo de espionaje de la NSA y BND salpica al Gobierno alemán

Los socios de Gobierno de Merkel exigen que se aclare si el ministro de Interior mintió al Parlamento

El ministro del Interior Thomas de Maiziere a su llegada hoy a una reunión en la Cancillería.
El ministro del Interior Thomas de Maiziere a su llegada hoy a una reunión en la Cancillería. HANNIBAL HANSCHKE (REUTERS)

El escándalo de espionaje realizado en forma conjunta por la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) y el Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND) revelado la semana pasada por Spiegel Online cobró, este miércoles, un giro inesperado cuando varios medios germanos descubrieron que el Gobierno federal había engañado a una comisión parlamentaria que investiga el trabajo realizado por la NSA en Alemania.

Hace dos semanas, el 14 de abril, el ministro del Interior, Thomas de Maizière, en respuesta a una interpelación del partido La Izquierda, señaló que su departamento no tenía constancia de que la NSA o bien otros organismos de inteligencia siguieran realizando espionaje industrial en otros países.

La respuesta del ministro fue calificada como una “mentira” por el periódico sensacionalista Bild, quien se atrevió a ilustrar una información relacionada con el caso con una foto donde muestra a De Maizière con una enorme nariz de Pinocho. “La respuesta del ministerio contradice claramente lo que sabe el Gobierno federal”, señala el periódico.

Cuando el portal electrónico de la revista Der Spiegel reveló el escándalo, la Cancillería admitió que solo a comienzos de marzo había sido informada por el BND del trabajo conjunto que estaba realizando junto a la NSA y que tenía la meta de espiar a políticos y empresas europeas. El domingo pasado, la versión dominical del Bild denunció que la presidencia del Gobierno había sido informada en 2008 del espionaje. La información periodística fue confirmada por la Cancillería.

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La certeza de que el Ejecutivo estaba al corriente del trabajo de espionaje conjunto de la NSA y el BND también provocó una peligrosa grieta en el seno de la gran coalición. Los socialdemócratas (SPD) exigieron a la canciller, Angela Merkel, una aclaración inmediata a las revelaciones que señalan que la cancillería había ignorado, en 2008 y 2010, las advertencias que había recibido de parte del BND y que informaban sobre la dimensión del espionaje, pero también sobre su ilegalidad.

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“Las actuales acusaciones son muy graves y deben ser aclaradas de inmediato”, dijo la secretaria general del SPD, Yasmin Fahimi. “Según las informaciones actuales, se puede deducir que la Cancillería ha fracasado totalmente en su rol de supervisión" de los servicios de inteligencia, añadió.

El SPD exigió a la Cancillería que diera a conocer la lista completa de los llamados “selectores”, una herramienta informática diseñada por la NSA y que utilizó el BND para espiar teléfonos móviles, direcciones de IP de conexiones informáticas y direcciones de correo electrónico. “Me trae sin cuidado lo que piense Estados Unidos, pero la canciller está obligada a tomar una decisión”, advirtió el diputado socialdemócrata Chrstian Flisek, quien también es miembro de la comisión parlamentaria que investiga a la NSA. “Debemos conocer la verdadera dimensión del espionaje, porque estamos confrontados a un abuso de confianza transatlántica”.

El jefe del grupo parlamentario de Los Verdes, Anton Hofreiter, fue un poco más lejos y denunció que Merkel había puesto en marcha una estrategia de encubrimiento para ocultar la verdadera dimensión del escándalo. “Aquí se plantea no sólo la cuestión de si el BND ha cometido un error, sino también si la Cancillería y Angela Merkel también lo han hecho”, dijo el político.

Hasta el momento, la única reacción de la Cancillería ha sido una aclaración del portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, quien dejó saber que el Ejecutivo había exigido al BND una rápida explicación sobre el caso, después de haber detectado deficiencias técnicas y organización en el servicio de inteligencia federal.

Pero el nuevo giro que cobró el escándalo tiene ahora un nuevo protagonista en la persona del ministro del Interior, Thomas de Maizière, quien como responsable de la Cancillería entre los años 2005 y 2009 también era el encargado de controlar el trabajo que realiza el BND.

El escándalo que desató la cooperación entre el BND y la NSA, aparte de cuestionar la actuación del ministro del Interior, también enfureció a la gran industria alemana. El presidente del BDI, la patronal germana, Ulrich Grillo, calificó la relación de confianza que existe entre el Gobierno y la industria como seriamente dañada y exigió al Ejecutivo una rápida actuación para disipar todas las dudas que pesan sobre el Gobierno.

En declaraciones a Spiegel Online, Grillo señaló que la confianza perdida tenía “consecuencias fatales”. “El BDI espera que todas las empresas espiadas sean informadas de inmediato sobre las informaciones obtenidas y que fueron transferidas a los servicios estadounidenses”, dijo. “El Gobierno federal debe garantizar que el tráfico por Internet sea seguro. Cada día que pasa sin que las acusaciones de espionaje sean aclaradas daña la confianza de los empresarios y clientes en la seguridad de la comunicación digital”.

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