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Incertidumbre por los cambios en la petrolera estatal

El futuro del todopoderoso ministro de Petróleo Al Naimi suscita dudas tras su relevo al frente de Aramco

Alicia González
Ali Al Naimi durante una conferencia en Chicago en 2010.
Ali Al Naimi durante una conferencia en Chicago en 2010. Tim Boyle (Bloomberg)

Uno de cada ocho barriles de petróleo que se producen en el mundo salen de las instalaciones de Saudí Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudí, lo que da idea de la importancia y las consecuencias que tienen los cambios en la cúpula de la compañía. De ahí el interés suscitado por la inesperada sustitución del todavía ministro del Petróleo, Ali al Naimi, como presidente ejecutivo de la petrolera estatal por el actual consejero delegado, Khalid al Falih, nombrado además ministro de Sanidad. Los cambios en Aramco fueron anunciados por la petrolera en su página web, sin una comunicación del Gobierno al respecto.

Las interpretaciones del movimiento son diversas aunque todas apuntan a que el primer exportador mundial de petróleo prepara la sucesión al frente del poderoso Ministerio que dirige desde hace 20 años Al Naimi, de 79 años. Algunos analistas sostienen que el nombramiento de Al Falih, de 59 años, como ministro de Sanidad le permitirá ganar experiencia en el Gobierno antes de asumir su nueva responsabilidad. Sin embargo, tiene un competidor en la pugna. El cuarto hijo del rey Salmán, el príncipe Abdulaziz bin Salmán, fue nombrado a principios de año número dos del Ministerio del Petróleo y tiene una larga experiencia en el departamento, lo que podría poner fin a la tradición de que ningún miembro de la familia real se sitúa al frente del principal negocio del país.

Los expertos descartan un giro en la política de producción a corto plazo 

En ningún caso, apuntan los expertos, se prevén cambios inmediatos en la política petrolera saudí. “Esa política no está sujeta a cambios en el gobierno”, aseguraba a Reuters Mohammad al Sabban, antiguo asesor de Al Naimi. Tampoco parece que cualquier posible relevo vaya a producirse antes de la próxima reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que se celebra en junio en Viena.

El todo poderoso ministro del Petróleo saudí ha sido el principal impulsor de la política seguida por la OPEP, que en el último año, y a diferencia de otras crisis, ha rechazado recortar la producción del cartel con el fin de frenar el desplome de los precios en más de un 50%. Al Naimi ha defendido la importancia de mantener la cuota de mercado que la organización ha ido perdiendo a manos de los productores de fuera de la OPEP, especialmente en el mercado asiático.

Precisamente, Al Falih señalaba esta semana en Pekín que Arabia Saudí está realizando sustanciales inversiones en tres campos de gas de esquisto, lo que ha permitido a Estados Unidos superar en los dos últimos años al reino árabe como primer productor mundial de petróleo y ha contribuido a la caída de los precios. Al Falih advertía: “Arabia Saudí será la segunda frontera para el gas pizarra después de EE UU”.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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