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El millonario y el Quebec soberano

El magnate Pierre Karl Péladeau, nueva esperanza del soberanismo quebequés, es un tiburón de los negocios habitual de la prensa rosa

Fernando Vicente

Las siglas PKP han estado asociadas durante décadas en Quebec a la riqueza, la polémica y el control mediático. Desde el 15 de mayo, también están unidas al deseo soberanista. Fue entonces cuando Pierre Karl Péladeau (PKP), dueño de uno de los mayores emporios de la comunicación en Canadá y diputado en la Asamblea Provincial por el Partido Quebequés (PQ), fue elegido líder de esta agrupación, en cuyo programa fundacional figura lograr la independencia.

PKP se impuso en la primera vuelta con el 58% de los votos. Desde su elección como diputado en 2014, era el favorito para tomar las riendas del PQ, después de que el partido sufriera una derrota histórica al obtener sólo 30 escaños de los 125 en juego. Aquel fracaso se debió a una errada campaña que renunciaba a plantear un referéndum soberanista y concentró su discurso en el pasado y no en el futuro.

PKP (Montreal, 1961) es hijo de Pierre Péladeau, uno de los primeros magnates francófonos de Canadá gracias a Québecor, grupo creado en 1965 e integrado en sus inicios por periódicos, revistas e imprentas. Pese a colaborar desde la adolescencia en la empresa familiar, PKP se distanció de su padre durante los años en los que coqueteó con el marxismo. Desde 1985, está involucrado totalmente con Québecor, cuyo control tomó en 1997, tras la muerte de su padre. Bajo su mandato, la compañía consiguió expandir su dominio en televisión, telefonía, Internet y la organización de espectáculos.

Pero su imagen va más allá de su poderío económico. Desde 2000 vive con Julie Snyder, conocida productora y presentadora de la televisión canadiense. La pareja es habitual en la prensa del corazón, gracias en parte a sus amistades en el mundo de las celebridades (Céline Dion es la más famosa).

PKP se sitúa en la parte derecha de su partido, que durante décadas se ha caracterizado por sus políticas de equidad salariales y por su apuesta por la red de guarderías públicas. Por el contrario, su nuevo líder es visto como la némesis del movimiento sindicalista quebequés: en sus años al frente de Québecor efectuó 14 cierres patronales.

En la campaña, sus oponentes lo dibujaron como a un hombre evasivo, subrayando la diferencia entre un político dispuesto a la escucha y un empresario acostumbrado a dar órdenes. Se le acusó de haber mantenido relaciones con los políticos federales del Partido Conservador y se le quiso obligar a vender las acciones de Québecor para evitar conflictos de interés por un descomunal poder mediático en manos de un político. Pese a que, en realidad, PKP ya no es presidente de Québecor desde mayo de 2013, continúa siendo su principal accionista.

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En uno de los debates de la campaña, PKP declaró que con la llegada de miles de inmigrantes cada año a Quebec, el proyecto de independencia iba a tener que acometerse con rapidez, ya que luego sería imposible. Se tuvo que disculpar horas después.

Resulta complejo saber a ciencia cierta desde cuándo Péladeau es independentista. Oficialmente, se afilió al PQ el 9 de marzo de 2014, el mismo día en que anunció su candidatura como diputado. Antes, no se le recuerda como un activo militante de la causa. Su postura hacia el movimiento fue durante décadas todo un enigma, aunque en declaraciones a este diario, PKP afirma: “En el referéndum de 1980, con 18 años, voté en favor de la independencia. Desde ese momento he suscrito la misma causa y ahora pretendo lograr el proyecto más ambicioso y legítimo: hacer de Quebec un país”. Entre su elección como diputado y su triunfo como líder del PQ han pasado 13 meses; una meteórica carrera política para un individuo acostumbrado a plantearse grandes desafíos.

Élise Gagnon, profesora de primaria, resumía su apoyo a PKP en un mitin en el este de Montreal: “Un tiburón es lo que necesitamos los soberanistas y Péladeau sabe morder”. Figura con pegada y carácter, se vende como un empresario exitoso que puede darle al PQ un empujón en temas económicos.

Las victorias del no en los referendos de 1980 y 1995 provocaron una disminución en el ímpetu soberanista. El éxito de PKP tiene que ver con su meta, la separación de Canadá. “De Escocia subrayo la claridad con la que se formuló la pregunta del referéndum. En cuanto a Cataluña, he aprendido del gran apoyo de la sociedad civil y de la importancia de hacerse respetar como nación”.

Entre sus retos, figura seducir a una masa importante de soberanistas de izquierda tentados por el programa político de Quebec Solidario.

PKP será durante al menos tres años líder de la oposición en la Asamblea de Quebec. Tiene tiempo para preparar la próxima contienda electoral y para construir y difundir con detalle su plan independentista. Falta ver si se convertirá en un político igual de sagaz que el empresario que ha sido y si podrá aglutinar a los soberanistas de todos los polos ideológicos en su proyecto de país.

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