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El Papa Francisco y Mahmud Abbas: ‘Lost in traslation’

Las dudas sobre lo que el Pontífice dijo al líder palestino durante su encuentro han desatado una polémica en la prensa internacional

Gregorio Borgia (ap)

En italiano, “sei” significa eres, y “sia”, sea. Una palabra u otra puede determinar que una frase dicha por el papa Francisco al líder palestino Mahmud Abbas signifique “eres un ángel de paz” —una rotunda afirmación de gran significado diplomático y cercanía personal— o, por el contrario, se trate solo de una petición o un deseo sobre su papel en el conflicto entre Israel y Palestina: “Sea un ángel de paz”. El pasado sábado, tras la reunión que Jorge Mario Bergoglio y el presidente palestino celebraron en el Vaticano, surgió la duda y la polémica: ¿qué había dicho realmente el Papa?

Algunos medios —entre ellos The Associated Press, The New York Times, EL PAÍS o la agencia italiana ANSA— pusieron en boca de Francisco la primera frase –“eres un ángel de paz”—, mientras otros —entre ellos, los periódicos italianos Corriere della Sera o La Repubblica— optaron por la segunda opción. Si se hubiese tratado de cualquier otro asunto —incluido el difícil acercamiento entre Estados Unidos y Cuba—, tal vez la cuestión no habría pasado a mayores, pero la disparidad fue aprovechada por algunos grupos proisraelíes para tratar de suavizar el espaldarazo de Bergoglio al líder palestino. La mala calidad de las grabaciones y la habilidad, tan vaticana, para nadar entre dos aguas alimentaron un debate que ha durado toda la semana.

El sábado por la mañana, nada más encontrarse en la biblioteca privada del Papa, Mahmud Abbas y Jorge Mario Bergoglio se saludaron de forma efusiva. Se abrazaron, se besaron e intercambiaron palabras amistosas. El líder palestino le dijo, en árabe, que estaba muy contento de volver a verlo. Se habían encontrado justo hace un año, durante la visita de Francisco a Tierra Santa y, apenas un mes después, con motivo de la jornada de oración por la paz en Oriente Próximo organizada por el Papa en los jardines del Vaticano y en la que también participó el entonces presidente israelí, Simón Peres. Bergoglio le respondió, en italiano, que lo veía más joven y Abbas se rió con ganas de la ocurrencia. El sacerdote católico copto Yoannis Lahzi Gaid, segundo secretario personal del Papa, actuó de intérprete.

La parte pública de la visita —el encuentro inicial en la biblioteca y el posterior intercambio de regalos— fue cubierta, como es habitual, por un pool formado por varios camarógrafos y, en esta ocasión, cuatro periodistas: dos palestinos y dos expertos en información de la Santa Sede, Nicole Winfield, corresponsal de The Associated Press, y Paddy Agnew, de The Irish Times. Una vez concluida la audiencia, Winfield y Agnew se dirigieron a la sala de prensa del Vaticano para referir a los colegas lo sucedido. Entre otros detalles, contaron que el Papa, al regalar a Abbas un medallón con el Ángel de la Paz, lo había justificado diciéndole: “Tú eres un ángel de la paz”. Un par de periodistas italianos, conscientes de la repercusión que podría tener en Israel un apoyo tan claro al líder palestino, preguntaron a Winfield y Agnew si estaban convencidos de que la palabra utilizada por Francisco había sido “sei” —eres— o tal vez “sia” —sea—. Los periodistas volvieron a consultar sus notas y, ambos, insistieron en la versión de “eres un ángel de paz”. Aun así, algunos medios, sobre todo italianos, optaron por quitarle hierro a las palabras del Papa y colocaron en sus ediciones digitales un titular más diplomático: “El papa pide a Abbas que sea un ángel de paz”.

A medida que fueron avanzando las horas, la cuestión se fue complicando. No hay que olvidar que la audiencia se había celebrado solo tres días después de que el Vaticano reconociera de forma oficial el Estado de Palestina y la víspera de la canonización de dos monjas palestinas. Por tanto, llovía sobre un terreno habitualmente mojado. El malestar israelí se dejó notar enseguida en las redacciones e incluso en el Vaticano. La reacción —lógica— de los medios fue la de intentar verificar de nuevo, a través del sonido ambiente de las cámaras que recogieron el momento, las palabras del Papa. Aunque los flases de los fotógrafos y el tono bajo empleado por Bergoglio y su intérprete no ayudaban, el resultado vino a confirmar la versión de la corresponsal de AP y de su colega de The Irish Times. Si acaso, los oídos más finos acertaron a percibir que el Papa decía “eres un poco un ángel de la paz”. Ya solo quedaba que, al día siguiente, el padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, confirmase una versión u otra.

Una esperanza que solo podían albergar quienes no conozcan el Vaticano. Al jesuita Lombardi, después de lidiar con la fuga de secretos que arruinó el pontificado de Benedicto XVI, es difícil pillarlo en un renuncio. Cuestionado sobre el asunto, dijo que no había escuchado bien, pero que, en cualquier caso, no es la primera vez que Francisco regala a un presidente un medallón de bronce con el Ángel de la Paz. “Yo creo que es la manera”, zanjó, “de fomentar el compromiso por la paz. Cada uno de nosotros debe ser un mensajero de paz”.

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El debate, en cualquier caso, vuelve a dejar claras dos cuestiones. La primera es que las palabras de Bergoglio, gusten o no, se han convertido ya en una referencia para la diplomacia mundial. La segunda cuestión es más triste. En el conflicto entre Israel y Palestina, hasta la palabra paz se convierte en un instrumento de guerra. 

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