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El bloqueo político fuerza un breve cierre de un programa clave de la NSA

El Senado avanza en la reforma del espionaje electrónico, pero el acuerdo llega tarde pare evitar que el almacenamiento de datos telefónicos quede temporalmente en suspenso

Marc Bassets
Una manifestante porta una imagen que reclama el asilo para Snowden en una protesta contra el espionaje en Alemania el pasado sábado.
Una manifestante porta una imagen que reclama el asilo para Snowden en una protesta contra el espionaje en Alemania el pasado sábado.PAUL ZINKEN (EFE)

La reforma del espionaje electrónico en Estados Unidos dio este domingo un paso clave. El Senado decidió proceder al debate sobre una ley que limitará los poderes de la NSA (iniciales inglesas de la Agencia de Seguridad Nacional). Pero el voto llegó demasiado tarde para evitar que la recolección de datos telefónicos quede en suspenso por unas horas o días. La ley actual, que amparaba el espionaje de la NSA, expiró esta medianoche, hora de Washington.

Desde la medianoche, las autoridades carecían de amparo legal para almacenar datos y usar otras herramientas para espiar a sospechosos. Antes de la hora límite, los senadores aplazaron la sesión hasta el lunes, cuando retomarán los debates con vistas al voto final de la nueva ley, posiblemente a partir del martes. La NSA podrá reiniciar entonces el programa de vigilancia telefónica. En este caso, no es previsible que el lapso tenga consecuencias para la seguridad nacional de EE UU.

El espionaje electrónico de Estados Unidos vive su momento más decisivo desde que en 2013 el analista Edward Snowden reveló los secretos de la NSA. Lo que se debatía en la sesión extraordinaria del Senado era si prolongar la actual legislación, que expira el 1 de junio y permite al Gobierno de EE UU almacenar datos indiscriminadamente; permitir que esta ley expirase sin sustituirla por otra; o sustituirla por la nueva ley, que cedería a las compañías telefónicas el control de los datos.

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El voto del Senado, con 77 votos a favor y 17 en contra, despeja el camino para que esta cámara ratifique definitivamente la ley, ya aprobada por la Cámara de Representantes, y el presidente Barack Obama pueda firmarla. Pero el senador republicano Rand Paul, líder del ala crítica con la NSA, impidió que esto ocurriera antes de la medianoche. Los críticos obtuvieron una victoria parcial y simbólica del cierre de uno de sus programas más controvertidos.

"La Ley Patriótica expirará esta noche", celebró Paul en el plenario, en alusión a ley que ampara el almacenamiento de datos telefónicos, entre otras herramientas de espionaje. El senador, opuesto tanto a la ley vigente como a su reforma, quiere retrasar el voto final tanto como sea posible. "En último término", admitió, "se saldrán con la suya". Para Paul, candidato a la nominación republicana en las presidenciales de 2016, los debates sobre la reforma de la NSA son un altavoz electoral.

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El debate en el Senado moviliza a quienes consideran que la NSA es imprescindible ante las amenazas terroristas y quienes sostienen que la vigilancia telefónica vulnera las libertades individuales. La disputa divide al Partido Republicano. De un lado, los halcones de la seguridad, liderados por el senador Mitch McConnell, líder de la mayoría en el Senado. Del otro, el senador Paul y el ala libertaria, escéptica ante los poderes invasivos de Washington, incluido el de espiar.

Estaba en juego la sección 215 de la Ley Patriótica, aprobada tras los atentados del 11-S. La sección 215 permite recopilar información relevante para investigaciones terroristas. El Gobierno de EE UU ha usado este texto como base legal para el llamado programa de metadatos. Los metadatos son la información sobre las llamadas telefónicas: la hora, la duración y el número. No incluyen el contenido, pero el cruce de los datos de millones de llamadas permite a la NSA obtener información valiosa.

"Es un asunto de seguridad nacional", avisó el presidente Barack Obama en su discurso semanal. "Terroristas como Al Qaeda o ISIL [uno de los acrónimos ingleses para referirse al Estado Islámico] no van a dejar de preparar tramas contra nosotros a partir de la medianoche [del domingo]. Y no deberíamos entregarles las herramientas que nos mantienen seguros. Sería irresponsable. Sería imprudente. Y no debemos permitir que ocurra".

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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