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Larga historia de una comunidad

Los descendientes de chinos en Perú, los más numerosos en Latinoamérica, influyen en el comercio e intentan transmitir valores ancestrales a los suyos

Dragón chino en un supermercado de Lima.
Dragón chino en un supermercado de Lima. reuters

Tusán es la palabra que nombra en Perú a los descendientes de chinos, quienes llegaron por primera vez al país en 1849, “después de que el presidente Ramón Castilla diera la libertad a los negros y las haciendas se quedaran sin fuerza laboral”, relata el director de la revista bilingüe Oriental, Raúl Chang, en Lima. Aunque la estructura china es patriarcal y es común la imagen de la subordinación femenina en esta sociedad, también es fácil encontrar referencias de lo contrario: las mujeres emancipadas que estudiaron en la universidad, por ejemplo, son mencionadas en un texto de la historiadora tusán Celia Wu, un libro de memorias de infancia publicado en México y que empieza a ser leído en Lima. La poeta Julia Wong Kcomt creció en una provincia agrícola del norte del país, y en la casa sobresalía una foto de su padre nacido en Macao, posando al lado del sonriente general Chiang Kai-shek, líder del Partido Nacionalista Chino y gobernante hasta 1949, pero tuvo el ejemplo batallador de su madre tusán, que prefirió mantenerse sola en su país cuando el marido se quedó sin tierras durante la Reforma Agraria en Perú y decidió irse de vuelta a Oriente.

La comunidad china en Perú es considerada la más grande en número en América Latina. La investigadora francesa Isabelle Lausent-Herrera, una de las mejores especialistas en el tema, indica que entre 1849 y 1874 unos 100.000 chinos inmigraron a este país, pero es difícil indagar la demografía contemporánea. En un artículo revela que 18.604 chinos se nacionalizaron peruanos entre 1990 y 2003, y estaban registrados como residentes 3.450, pero no es posible cuantificar la inmigración ilegal. “Diez mil residentes sería poco”, anota en entrevista con este diario. La antropóloga explica que la corrupción en la ex Dirección de Migraciones en Perú y los traficantes chinos de personas son la causa de los ingresos ilegales tras la ley de extranjería aprobada por el Gobierno de Alberto Fujimori.

EL PAÍS entregó al Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) una lista de 47 apellidos chinos y solicitó contabilizar cuántos ciudadanos figuran inscritos con ellos. La búsqueda produjo 60.682 personas. Lausent-Herrera hizo notar que al menos otros 40 apellidos chinos faltaban en ese listado.

Barrio y dispersión

Los residentes legales de origen asiático en perú suman más de 22.000 personas

El médico Luis Yong Tataje, exdirector de Cultura de la Asociación Peruano-China, heredó dos negocios de comida de su padre, un chifa (restaurante de fusión chino-peruana) y El Chinito, y calcula que en Perú hay unos 10.000 chifas. Yong hace notar la fuerza de su comunidad diciendo que el único barrio étnico en Perú es el chino. El empresario cuenta que juega con sus nietos para transmitir lo que aprendió en su casa: respeto a la familia, la importancia del conocimiento y la obligación de compartir.

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Según Lausent-Herrera, los inmigrantes chinos que no fueron a trabajar a las haciendas, se establecieron desde 1854 alrededor del actual mercado central y, los que venían de California como comerciantes, en 1860. Hoy hay cerca de medio centenar de chifas en el área y la mayoría de comensales son peruanos. “El chifa es uno de los elementos más importantes en la relación entre la comunidad china con la peruana”, enfatiza Chang. Desde la década de los 80, dice Yong, los tusán dejaron el centro de la capital y establecieron sus casas y negocios en el distrito de San Borja y después en Surco.

La mayoría de chinos de las tres primeras oleadas migratorias procedía de Cantón, pero la estudiosa francesa encuentra que los procedentes de Fujian, afincados desde los 90, ya pueden rivalizar en términos demográficos y económicos con la comunidad tradicional.

Mientras tanto, en la entrada de la Sociedad Central de Beneficencia China, en Capón, un inmigrante cuyo español es casi nulo vende, con éxito, bambú como si fuera para la buena fortuna. Al lado, un comunicado indica que por primera vez el Conjunto de Danzas del Dragón de esa institución invita a personas sin ancestros chinos a postular a la convocatoria 2015, y unos pasos más allá, los tabloides anuncian que un chino, dueño de un chifa atacó con un machete a un comensal que compartió su sopa wantan con un mendigo que entró al local.

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