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La euforia se apodera de los kurdos de Diyarbakir tras la victoria del HDP

La mayor minoría étnica de Turquía cobra voz y poder político tras los resultados del HDP

Andrés Mourenza
Un joven seguidor kurdo celebra con una bengala en las calles de Diyarbakir el buen resultado del HDP.
Un joven seguidor kurdo celebra con una bengala en las calles de Diyarbakir el buen resultado del HDP.BULENT KILIC (AFP)

El viernes fueron las bombas, el pánico, los muertos y heridos. El sábado el cabreo contenido, a punto de explotar. Y el domingo, la rabia se hizo votos; y los votos, una alegría incontenible, tanto tiempo negada a los kurdos, la mayor minoría étnica de Turquía y que durante décadas ha sufrido el conflicto, la violencia y la negación por parte del Gobierno central. El Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP) arrasó en las provincias kurdas. En Diyarbakir, donde el viernes dos explosivos estallaron en medio de un mitin de esta formación izquierdista y prokurda, obtuvo el 78% de los votos. En Hakkari, el 86%, en Sirnak, el 88%, en Van, el 70% y así hasta teñir de su color morado la práctica totalidad del este de Turquía. Además, los kurdos acudieron en masa a las urnas, con una participación de en torno al 90%.

“¡Erdogan, asesino!”, se coreaba en el exterior de la sede del HDP en Diyarbakir, donde miles de personas se concentraron para celebrar lo que para ellos –pese a ser el cuarto partido del Parlamento en numero de diputados- es una gran victoria. Su entrada al hemiciclo resta al gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) escaños vitales para lograr la mayoría absoluta y hace imposible llevar a cabo los planes del jefe de Estado, el islamista Recep Tayyip Erdogan, de transformar el sistema turco en una república presidencialista. “¡Dijimos que no le dejaríamos ser un presidente así y lo hemos cumplido!”, se congratulaba Ferdi Soyan, un funcionario local. Además, muchos kurdos ven la mano del AKP tras el atentado del viernes y esta de las urnas es su particular venganza: “Antes confiábamos en el AKP y en que iba a solucionar el conflicto kurdo, pero luego se vio su verdadero rostro. Por eso y por su corrupción ha perdido votos”.

“Es una victoria de la paz contra la guerra”, describió, emocionado, Sirri Süreya Önder, uno de los dirigentes del partido y mediador en el proceso de paz que negocian el grupo armado kurdo PKK y el Gobierno turco desde hace más de dos años. Resta saber cómo afectará la nueva aritmética parlamentaria a estas tratativas, pero ayer la esperanza inundaba a los habitantes de Diyarbakir, para los que este resultado puede abrir una nueva página en las relaciones entre kurdos y turcos.

De hecho, los votos de los turcos han sido indispensables para lograr este resultado y se aprecia claramente un trasvase de votantes desde el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata) al HDP, que gracias a su carismático líder, Selahattin Demirtas, ha sabido conectar mejor con aquellos jóvenes que participaron en las protestas de Gezi, el 15-M turco. Demirtas ha demostrado, además, ser capaz de controlar a las bases más radicales del nacionalismo kurdo y alejar al HDP de la imagen de “brazo político del PKK”. “¡Doy las gracias a nuestros hermanos turcos, gracias, gracias por apoyarnos!” se desgañitaba Mehmet, entre los fuegos artificiales, petardos y tiros al aire que lanzaban los kurdos en su victoria electoral: . “La paz triunfará”.

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