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Hungría anuncia que construirá una valla con Serbia contra la inmigración

El Gobierno de Victor Orbán prepara una barrera de 175 kilómetros

"Si vienes a Hungría, tienes que respetar nuestras leyes".
"Si vienes a Hungría, tienes que respetar nuestras leyes".B. Szandelszky (AP)

El Gobierno conservador nacionalista de Hungría ha anunciado hoy que ha comenzado los preparativos administrativos para construir una valla de 175 kilómetros y cuatro metros de altura a lo largo de su frontera con Serbia para frenar la inmigración ilegal.

"El ministerio del Interior ha recibido las indicaciones para preparar [la valla]", ha dicho en Budapest el ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, cuyas declaraciones han sido recogidas por las agencias de internacionales. “La inmigración es uno de los mayores problemas que enfrenta la Unión Europea. Los países de la Unión buscan una solución (…) pero Hungría no puede esperar más”, ha añadido Szijjártó. Como consecuencia de esta premura, responsables de Budapest tienen previsto reunirse el 1 de julio con la contraparte serbia (país que no forma parte de la UE) para informarle de su proyecto.

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Según la Oficina de Inmigración Húngara, 57.000 personas han entrado ilegalmente en el país en lo que va de año, frente a los 43.000 que lo hicieron en todo 2014 o los 2.000 de 2012. A pesar de esta progresión, Hungría solo tiene un 1,5% de población extranjera, ya que la mayoría de refugiados que desembarcan en su territorio procedentes de Kosovo, Siria, Afganistán e Irak continúan su camino para intentar llegar a Austria o Alemania. A la tradicional ruta de los Balcanes occidentales, por la que entran migrantes de Asia a través de las fronteras de Turquía con Bulgaria o Grecia, se sumó a finales del año pasado una ola migratoria desde Kosovo y de refugiados de Afganistán hacia la frontera de Serbia con Hungría. La presión alcanzó un récord en diciembre de 2014 con la detección de más de 12.000 personas en esa frontera, en comparación con los 7.500 del mes anterior, según datos de la agencia europea Frontex.

El Gobierno de Viktor Orbán vive en una perpetua lucha con la Unión Europea por sus posturas reñidas con gran parte de los valores atribuidos a la Unión. En los últimos tiempos la inmigración se ha convertido en un punto de fricción básico: Orbán se ha opuesto a las tasas de redistribución entre los países socios de migrantes y refugiados propuestas por Bruselas; ha remitido a los ciudadanos un cuestionario sobre la inmigración (una consulta que sus opositores nacionales y diversas ONG extranjeras consideran como prefijada para fomentar la xenofobia); ha declarado que quiere “evitarle el multiculturalismo” a su país; y ha lanzado campañas controvertidas contra la población inmigrante. Entre estas últimas destaca la colocación de carteles por todo el país que llaman a los recién llegados a respetar las leyes locales y no arrebatar puestos de trabajo a los húngaros.

A las críticas a su último proyecto, Hungría opone que el proyecto de vallar su frontera no supone ninguna violación de la ley internacional, y que Bulgaria lanzó un proyecto similar a principios de año, levantando una barrera de 160 kilómetros con Turquía, aunque ésta también le acarreó a Sofía críticas de Naciones Unidas y asociaciones humanitarias. Szijjártó ha recordado que "también ciudades españolas en el norte de África se defienden así frente a la presión migratoria".

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