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Columna
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Triplete de Leo en Venezuela

Leopoldo López consiguió elecciones con fecha y observación, unidad opositora y comprensión de la comunidad internacional

Jorge-Tuto Quiroga

El incomparable Leo Messi ganó este año tres copas futbolísticas y busca su cuarta en Chile. El indómito, inquebrantable e intransigente Leo (Leopoldo no Lionel) López, el nuevo gran referente de la libertad latinoamericana, acaba de obtener un triplete democrático en Venezuela.

Sí, en la Venezuela de Bolívar, que padece los resultados de quince años de expropiaciones, abusos y un estado de capricho que tritura el derecho. Políticamente, sólo fue posible preservar apoyo popular para este sistema por el carisma comunicacional del extinto Chávez. Económicamente, sólo fue posible sostener este modelo desquiciado con ingresos petroleros crecientes que compensaban la merma de producción y el despilfarro en otros países, importando todo lo que se consumía.

Hoy Chávez no está más. Él era un político talentoso que cosechaba aplausos cuando explicaba, inspiraba lágrimas cuando tocaba corazones y generaba carcajadas cuando contaba bromas. Su triste sucesor, Maduro, cosecha carcajadas cuando explica, lágrimas cuando la gente va al mercado y sólo recibirá aplausos cuando esté de salida.

Hoy el precio del barril se desmoronó y la merma de recursos desnudó el modelo económico fallido. Un país bendecido hoy sólo produce petróleo. La reducción de ingresos restringe las divisas para comprar alimentos y suministros básicos. Los preciados y vilipendiados dólares escasean, valen 100 centavos en la calle, pero de 2 a 50 centavos en el Banco Central para jerarcas del régimen y sus amigos. Para sostenerse el régimen imprime moneda local irresponsablemente. Resultado: inflación galopante, criminalidad imparable, colas en mercados más largas que para un concierto de Shakira, no hay comida, no hay medicamentos, no hay respuesta.

Hoy, el mundo sabe y entiende que Venezuela enfrenta una catástrofe económica

Ante la protesta y la crítica, el régimen autoritario respondió encarcelando opositores, persiguiendo periodistas, dividiendo a la oposición y congelando las elecciones parlamentarias del 2015. Esto y su petro-influencia hemisférica aseguraban un silencio internacional cómplice. Ahí apareció el Leo de Caracas, el del talento democrático incomparable. Joven, brioso y acosado por el régimen durante años; con traza de galán, formación de estadista y temple de acero; con sangre de Bolívar, esposa valerosa y madre tan tenaz cómo él.

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Hace 16 meses, cuando el régimen necesitaba decapitar el liderazgo adversario, lo metió preso en el cuartel militar de Ramo Verde. Desde allí, con visión meridianamente clara, López entendió que la elección estaba congelada, la oposición desmoralizada y la comunidad internacional aletargada e impávida. Sacrificar la libertad no alcanzaba, había que ofrecer el cuerpo.

Hace 30 días, junto al admirable Daniel Ceballos, empezó una huelga de hambre para cambiar su país democráticamente, exigiendo elecciones con observación internacional y sin represión. Hoy, Venezuela tiene elecciones parlamentarias convocadas para el 6 de Diciembre. UNASUR, OEA y la Unión Europea han ofrecido observación internacional confiable. El régimen ha anunciado que va a liberar varios presos.

Hoy, la oposición respaldó a López y se prepara para terciar en estos comicios férreamente unida. Como nunca antes, la alternativa democrática puede obtener mayoría en el Congreso y cambiar de rumbo votando, si se respeta el derecho a elegir libremente y a ser elegido, sin restricciones ni exclusiones, con Daniel Ceballos libre en Táchira y no preso en la cárcel de Helicoide.

Hoy, el mundo sabe y entiende que Venezuela enfrenta una catástrofe económica, está gobernada por un régimen despótico y está al borde de una crisis humanitaria. La salida es el cambio democrático que pide la oposición. Ese es el triplete que consiguió López en treinta días: elecciones con fecha y observación, unidad en la alternativa opositora y comprensión de la comunidad internacional.

¿Podrá Leo Messi obtener la cuádruple en la Copa América? Se verá. Este 6 de diciembre Leo López sí puede obtener su cuarto logro: liberar a Venezuela del yugo de su verdadero gobernante, el temible Presidente del Congreso Disodado Cabello, que administra la economía, maneja las Fuerzas Armadas y tiene más investigaciones internacionales abiertas que un capo de la FIFA. Si el régimen pierde su mayoría, Cabello pierde su poder. El cambio tiene rostro: un demócrata opositor a la cabeza del Congreso en lugar de este personaje.

El gobierno está en un laberinto de confusiones. Cabello ha pedido la “renuncia anticipada” de los traidores (¿a quién le estará hablando?). Maduro ha anunciado que si pierden mayoría congresal se irá “a la calle” (él, no Cabello). La economía Venezolana reventó y el gobierno responsable de ello se resquebraja. Al régimen sólo le queda acudir a las trampas recurrentes y agitar un conflicto fronterizo, para generar la distracción unificadora del “enemigo externo”.

El descendiente de Bolívar preso en Ramo Verde perdió quince kilos en treinta días, pero obtuvo un triplete democrático para su Patria. El fútbol tiene hace años un Leo Messi en Barcelona. La libertad tiene ahora un Leo López en Venezuela.

Jorge-Tuto Quiroga es expresidente de Bolivia. Twitter @tutoquiroga

 

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