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El Estado Islámico se infiltra en Kobane y golpea a los kurdos

Los yihadistas entran en la ciudad fronteriza con Turquía disfrazados de milicianos kurdos

Andrés Mourenza
Un sirio camina por las ruinas de Kobane el pasado lunes.
Un sirio camina por las ruinas de Kobane el pasado lunes.SEDAT SUNA (EFE)

Los kurdos de Siria celebraban el avance triunfal que en las últimas semanas les ha llevado a conquistar al Estado Islámico (EI) importantes localidades clave en el norte del país, cuando han recibido un duro golpe de los yihadistas en su retaguardia.

En torno a las 5.00 de la madrugada, hora local, varias decenas de miembros del Estado Islámico se infiltraron en la ciudad kurdo-siria de Kobane, fronteriza con Turquía, camuflados con trajes de la milicia kurda Unidades de Protección Popular (YPG) y del Ejército Sirio Libre (ESL). Según fuentes de ambos lados de la frontera consultadas por EL PAÍS, el ataque se produjo desde territorio turco cuando los yihadistas hicieron estallar un vehículo cargado de explosivos en la zona del paso fronterizo –habitualmente vigilado por las fuerzas de seguridad de Turquía-. A ello siguió la detonación de otros dos coches bombas, tras lo cual los militantes del EI lanzaron un asalto desde tres puntos diferentes del norte de la localidad y comenzaron a disparar a diestro y siniestro a civiles y milicianos kurdos. Según las fuerzas kurdas, 42 civiles han muerto. 22 de ellos, en el centro de Kobane. Al menos otra veintena, en la aldea de Berx Botan, a 30 kilómetros de Kobane, que ha sido tomada por los yihadistas, quienes mataron a casi todos sus habitantes.

El Gobierno de Ankara ha negado que el ataque se produjese desde territorio turco, sino que, afirma, los militantes del EI se desplazaron desde Yarablus. Sin embargo, eso implicaría que los yihadistas habrían tenido que cruzar el Éufrates y viajar durante 40 kilómetros a través de territorio en manos de las YPG, en los que hay numerosos puntos de control.

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“Se han producido violentos combates en la zona del paso fronterizo, en la avenida 48 y en el centro de la ciudad y hay cadáveres esparcidos por las calles”, explicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos en una nota informativa. Las YPG han ordenado a los civiles que se encierren en sus casas mientras continúan las operaciones militares para contrarrestar la ofensiva yihadista, pero a muchos habitantes de la ciudad el ataque les pilló por sorpresa. Los combates continuaban a media mañana de este jueves.

“Hemos evacuado a 55 personas heridas a Turquía, en su mayoría civiles, incluidos mujeres y niños”, relató por teléfono Mehmet Sakir, un empleado municipal que se encuentra en la zona fronteriza para prestar apoyo a las víctimas. Aunque el número de muertos todavía se desconoce, las estimaciones que llegan del interior de Kobane hablan de al menos 25 fallecidos, aseguró Sakir.

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No es la primera vez que el EI ataca Kobane desde suelo turco pues ya el pasado 29 de noviembre introdujo un coche bomba a través del paso fronterizo, mientras algunos milicianos disparaban desde unos silos situados en territorio de Turquía, lo que llevó a los kurdos a acusar al Gobierno de Ankara de connivencia con el grupo yihadista.

El pasado septiembre, el Estado Islámico lanzó una importante ofensiva contra Kobane, que puso a los kurdos contra las cuerdas, y estuvo a punto de tomar la ciudad. Sin embargo, tras cuatro meses de combates, las YPG, que contaron con el apoyo aéreo de EE UU y de un contingente peshmerga enviado desde el Kurdistán iraquí, consiguieron expulsar al EI de Kobane. Desde entonces, los milicianos kurdos han pasado al ataque y han recuperado una extensa franja de territorio en el norte de Siria, arrebatando a los yihadistas el crucial paso fronterizo de Tel Abyad –por donde llegaban armas, suministros y yihadistas desde Turquía- y situándose a 50 kilómetros de la considerada capital del Califato, la ciudad de Raqa.

De ahí que este ataque a Kobane se interprete como una operación de venganza y destinada a impedir futuros avances kurdos más allá del territorio que ahora controlan, al obligar a las YPG a desviar sus fuerzas a la defensa de diferentes puntos.

En este sentido, durante la pasada noche el Estado Islámico lanzó un potente ataque –el cuarto en lo que va de junio- sobre la ciudad de Hasaka, cuyo control se reparten las YPG y el régimen de Bachar el Asad, obligando a parte de la población a huir hacia territorio más seguro al norte. De acuerdo al Observatorio Sirio de Derechos Humanos, el EI habría capturado dos barrios controlados hasta ahora por el régimen y en los choques entre las fuerzas leales a El Asad y los yihadistas habrían muerto al menos 50 combatientes.

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