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Venezuela impone sanciones diplomáticas a Guyana

La disputa territorial, de una zona altamente petrolera, tensa las relaciones entre Caracas y Georgetown

En un nuevo desarrollo que evidencia el rápido deterioro de las relaciones entre Venezuela y Guyana, el presidente Nicolás Maduro llamó este lunes a consultas a su embajadora en Georgetown, Reina Arrieta, y ordenó la revisión de las relaciones diplomáticas con su vecino angloparlante del Este.

El mandatario venezolano hizo los anuncios durante una sesión especial de la Asamblea Nacional convocada en Caracas para tratar el tema de las crecientes tensiones con el Gobierno guyanés.

En su alocución de más de tres horas y media de duración, transmitida por cadena nacional de radio y televisión, Maduro denunció que entre el Pentágono estadounidense y las trasnacionales petroleras se ha urdido una “operación tenaza” para sitiar al régimen chavista y llevarlo a participar en un conflicto bélico internacional. Como parte de la maniobra, señaló, usan como Caballo de Troya para socavar la “unidad de los pueblos caribeños” al nuevo Gobierno guyanés del presidente David Granger, al que describió como “un provocador” “secuestrado por la ExxonMobil”.

Venezuela mantiene con Guyana —excolonia británica, nación independiente desde 1966— un diferendo histórico en reclamo por un territorio de más de 150.000 kilómetros cuadrados que, aunque bajo administración en los hechos de Georgetown, Caracas reclama. Se trata de la inmensa y mayormente despoblada región selvática que va desde la ribera occidental del río Esequibo hasta el Monte Roraima, que representa casi dos terceras partes del mapa actual de Guyana. Hay indicios de yacimientos de minerales estratégicos en la zona, arrebatada con maña y la diplomacia imperial decimonónica a Venezuela por el Reino Unido.

Precisamente el hallazgo de crudo dado a conocer por la petrolera ExxonMobil en mayo, tras labores de prospección realizadas en aguas en disputa junto a una subsidiaria de China National Offshore Oil Company, detonó la presente crisis. El descubrimiento tuvo lugar en el Bloque Staebrok, que Exxon explora en virtud de un contrato firmado desde 1999 con Guyana.

Hay indicios de yacimientos de minerales estratégicos en la zona, arrebatada con maña y la diplomacia imperial decimonónica a Venezuela por el Reino Unido
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El conflicto se avivó además con la asunción a mediados de mayo del nuevo presidente Granger, un ex oficial del ejército de línea dura que ha tenido palabras poco amables para Venezuela desde que inició su mandato. En la más reciente reunión de los líderes de Caricom (Comunidad del Caribe), la semana pasada en Barbados, Granger denunció el carácter —a su juicio— cada vez más agresivo de Venezuela en su reclamo, al que llamó “un mono en las espaldas” para el desarrollo de Guyana, nación próxima a cumplir su 50 aniversario sin conocer todavía con exactitud cuáles son sus linderos.

En respuesta a la prospección petrolera de ExxonMobil, Venezuela instó sin éxito a la trasnacional a suspender los trabajos y transmitió su protesta a Georgetown. Por fin, en mayo, expidió el Decreto 1787, para crear las nuevas Zonas de Defensa Integral Marítimas, en las que la Armada venezolana realizaría tareas de patrullaje. Las coordenadas contempladas en el decreto incluyen aguas contiguas a las costas del llamado Territorio Esequibo, en disputa.

Estas iniciativas significaron, además de una potencial militarización de la controversia, un giro en la diplomacia caribeña de la revolución bolivariana. El comandante Hugo Chávez –del que el hoy presidente Maduro fue Canciller- veló siempre por dispensar un trato político y comercial privilegiado a las naciones insulares y ribereñas del Caribe franco y angloparlante, que, a cambio de petróleo subsidiado, pagaban el favor con cuantiosos votos de respaldo para las mociones del chavismo en foros multinacionales. En particular, frente a Guyana –también un tradicional aliado de Cuba en la región- optó por congelar de hecho la reclamación territorial y hacerse de la vista gorda frente a los constantes casos de concesiones mineras y madereras autorizadas por Georgetown. Al mismo tiempo, Venezuela se convirtió en un importante cliente de las exportaciones agrícolas guyanesas, principalmente, de arroz.

El presidente venezolano dijo este lunes en Caracas que emprenderá además una ofensiva diplomática para resolver el litigio en paz pero en defensa de los derechos de Venezuela. La campaña incluye un contacto directo con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, para reactivar el mecanismo de buenos oficios previsto en el Acuerdo de Ginebra que, en 1966, Caracas, Georgetown y Londres suscribieron para abordar una solución definitiva del conflicto. Desde 1989 tres buenos oficiantes, patrocinadas por Naciones Unidas, han ejercido, sin mayores resultados. Expertos consideran que, como resultado de la actual crisis, el secretario general de la ONU podría llamar a un arbitraje, posibilidad que también le concede el Acuerdo de Ginebra.

Maduro también pidió al vicepresidente Jorge Arreaza y a la canciller, Delcy Rodríguez, dar inicio a una gira por capitales del Caribe y América Latina para explicar la posición de Venezuela. Dijo que solicitará a la “troika” de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) abrir un espacio de diálogo entre las dos naciones enfrentadas.

Se trata de un nuevo frente para el Gobierno de Maduro, que todavía lidia con una aguda crisis económica y de abastecimiento mientras se acercan las decisivas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, en las que, según las encuestas, el oficialismo no las lleva todas consigo. Tratando de hacer de la nueva crisis una oportunidad, el sucesor de Hugo Chávez en la presidencia de Venezuela llamó a la “unidad nacional” por “encima de las diferencias políticas” para enfrentar la escalada de tensiones con Guyana. Su llamado, sin embargo, fue recibido con silencio y renuencia por los representantes de la vacada opositora, presentes en el Hemiciclo.

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