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Los iraníes siguen la negociación por Internet o televisión por satélite

La población desconfía de los medios tradicionales para informarse sobre el pacto nuclear

Una iraní revisa su teléfono móvil en una calle de Teherán.
Una iraní revisa su teléfono móvil en una calle de Teherán. ABEDIN TAHERKENAREH (EFE)

Si las negociaciones nucleares de Viena fracasan o logran un acuerdo antes del viernes, los iraníes no lo sabrán por los periódicos. Todos los rotativos hacen puente hasta el sábado —jueves y viernes son fin de semana— debido a que el miércoles es una festividad religiosa. A pesar de la variada oferta en los quioscos, tampoco los diarios son ya la principal fuente de noticias para los iraníes. Internet y las (prohibidas) televisiones por satélite han tomado el relevo a unos medios bajo vigilancia oficial.

“Lo más probable es que me entere por Internet aunque tampoco estoy todo el rato mirando. Según a la hora que se anuncie es posible que reciba un mensaje en el móvil”, explica Parisa, de 19 años. Esta estudiante de diseño se mantiene en contacto con sus amigos a través de Instagram, aunque para ello tenga que recurrir a un desbloqueador, ya que la red está filtrada.

Si Internet es la fuente de información favorita de los más jóvenes, la televisión por satélite sigue siendo predominante entre sus padres. El propio ministro de Cultura, Ali Yannati, declaró al poco de acceder al cargo en 2013 que el 71 % de los habitantes de Teherán veía las cadenas satelitales, oficialmente prohibidas y cuyas antenas son objeto de regulares requisas policiales. Desde 2003, y en especial a partir de las protestas postelectorales de 2009, las autoridades tratan de interferir las emisiones de aquellas críticas, lo que a menudo las convierte en un pixelado ininteligible.

Hasta 120 canales en persa dirigidos a Irán desde el exterior registró un estudio realizado en 2012 por el grupo británico Small Media. La mayoría son musicales, pero también hay numerosas emisoras de propaganda contra la República Islámica que emiten desde Teherángeles.

Manoto”, responde un joven profesional a la pregunta de qué cadena elige para informarse. Antes las más populares eran BBC Persa y la Voz de América (VOA), pero desde su lanzamiento a finales de 2010 este canal, que emite desde Londres, ha conquistado a la audiencia con su programación de películas, documentales y noticiarios.

Desde la revolución de 1979, los sucesivos gobiernos han intentado controlar la información a la que tienen acceso los iraníes. Aunque no hay censura previa, los periódicos están sujetos a la obtención de una licencia y sus editores y directores conocen muy bien las líneas rojas. Tampoco existen televisiones privadas y en el caso de la radio, sólo las cadenas de estatales pueden dar noticias.

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La radiotelevisión estatal está bajo la supervisión directa de la Oficina del Líder Supremo, y en consecuencia, en manos conservadoras. Si uno sintoniza cualquiera de sus canales, sacará la impresión de un país uniforme en su estética (estricto hiyab ellas y barba de tres días ellos), que pasa gran parte del día rezando, oyendo los consejos de venerables clérigos, o escuchando las diatribas antioccidentales de alguno de sus políticos.

Aunque haya una base para ello, en absoluto refleja la diversidad de este país de 78 millones de habitantes. De ahí que buena parte la población, en especial entre los jóvenes urbanos (dos tercios de los iraníes viven en ciudades y un porcentaje similar tiene menos de 35 años) dé la espalda a la tele nacional que percibe como un órgano de propaganda. Sólo las capas más populares siguen confiando en sus noticias.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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