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Grecia toma como una humillación la desconfianza de los socios europeos

Fuentes del Ejecutivo griego califican de "muy malo" el borrador de acuerdo

María Antonia Sánchez-Vallejo
Tsakalotos, ministro de Finanzas griego, en primer término, y Lagarde, directora gerente del FMI, en el Eurogrupo de este domingo.
Tsakalotos, ministro de Finanzas griego, en primer término, y Lagarde, directora gerente del FMI, en el Eurogrupo de este domingo.F. L. (REUTERS)

Fuentes del Gobierno griego calificaron en la noche de este domingo de “muy malo” el borrador de acuerdo presentado a Atenas por el Eurogrupo, y que consiste en una lista de draconianas reformas que deberían ser aprobadas antes del miércoles por el Parlamento de Atenas si las dos partes concuerdan. Una posibilidad dudosa, a juzgar por el comentario del ultranacionalista Panos Kamenos, socio de gobierno de Alexis Tsipras: “Quieren destrozarnos. Hasta aquí [hemos llegado]”, escribió en una red social. Los griegos han encajado como una humillación la postura de los halcones del Eurogrupo, que subrayaron la “desconfianza” que les provoca Grecia.

Sin tiempo que perder por la inminente insolvencia de los bancos –el dinero puede acabarse este lunes o mañana, según fuentes de la Unión de Bancos Griegos-, fuentes del Ejecutivo señalaron que la delegación en Bruselas intentaba en la noche del domingo suavizar las condiciones: una docena de deberes que debería ser aprobada antes del miércoles por el Parlamento para cerrar el acuerdo. “Estamos intentando llegar a un compromiso”, añadieron dichas fuentes. La advertencia de Kamenos, ministro de Defensa y líder de Griegos Independientes (ANEL, 13 escaños), deja entrever el hipotético rechazo de su partido al documento, lo que socavaría aún más el apoyo parlamentario del Ejecutivo.

La propuesta del Eurogrupo –doce medidas prioritarias, del IVA al mercado de trabajo o las privatizaciones (por importe de 50.000 millones, cuando desde 2011 sólo se ha logrado privatizar unos 6.000)- fue un jarro de agua fría en Grecia, ya resentida desde la víspera por las críticas vertidas en la primera reunión del Eurogrupo. La insistencia de Finlandia en ver a Atenas fuera de la moneda única y la propuesta de salida temporal del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble –recogida en el borrador definitivo como posibilidad “en caso de que no haya acuerdo”-, fueron blanco de la ira de la opinión pública.

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Voces habitualmente conciliadoras de Syriza, como Dimitris Papadimulis, vicepresidente de la Eurocámara, no ahorraron críticas a los mensajes de los halcones de la eurozona. “Lo que está en juego aquí es un intento de humillar a Grecia y los griegos, o de acabar con el Gobierno de Alexis Tsipras”, declaró el eurodiputado de Syriza.

Es la primera vez, además, que un dirigente de Syriza se pronuncia abiertamente sobre la especie –muy extendida en las redes sociales- de ese supuesto golpe de mano para provocar la caída de Tsipras. Fuentes griegas en Bruselas citadas por el diario económico Naftemporiki secundaron su visión, asegurando que “por razones que no tienen nada que ver con la lista de reformas presentada por Atenas, es obvio que algunos países [de la eurozona] no quieren que haya un acuerdo”. El duro contenido de la propuesta de los socios confirmó las sospechas de muchos.

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Esta demanda añade presión al Ejecutivo, con una seria crisis interna en su grupo parlamentario, que el sábado perdió su mayoría absoluta al rechazar 17 de sus 162 diputados (sumados los de Syriza y los de su socio de coalición) la propuesta enviada a Bruselas. Fuentes oficiales dan por segura la remodelación del Gobierno hoy o mañana, pero no se descarta la convocatoria de elecciones en otoño.

Tras conversar con el responsable de Economía estadounidense, Jack Lew, Tsipras mantuvo también contacto telefónico con los líderes de los partidos de oposición proeuropeos, que le apoyan en esta crisis. Vanguelis Meimerakis, presidente interino de la conservadora Nueva Democracia, impelió a Tsipras “a votar sí a lo que sea, pero rápido”, según los medios locales.

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