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Cómo las potencias e Irán han encajado ‘el cubo de Rubik’ nuclear

Estas son las claves de un acuerdo histórico

Marc Bassets
Imagen de la mesa negociadora en Viena.
Imagen de la mesa negociadora en Viena.GEORG HOCHMUTH (efe)

En los últimos días de las negociaciones en Viena, el inventario de metáforas para describir las dificultades del pacto se agotaba. Los negociadores estaban en la última milla. O a punto de alcanzar la cumbre. Otra metáfora: el acuerdo era peor, por largo y trabajoso, que un parto.

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Al final, la mejor metáfora fue la que Wendy Sherman, negociadora de Estados Unidos, acuñó hace meses, cuando el objetivo quedaba lejos. El acuerdo con Irán, según Sherman, era como un cubo de Rubik, el rompecabezas en tres dimensiones inventado por el húngaro Ernö Rubik. Encajar todas las piezas del documento, y al mismo tiempo poner de acuerdo a estadounidenses, rusos, chinos, europeos e iraníes, parecía imposible. Ayer lo lograron, con un texto de 109 páginas. Estas son las claves:

Uranio y plutonio

El acuerdo busca alejar a Irán de la posibilidad de armar una bomba nuclear, ambición que Irán niega. Para ello, la comunidad internacional obliga a Teherán a desprenderse de dos tercios de sus centrifugadoras, las máquinaspara enriquecer uranio hasta el nivel útil para armar una cabeza atómica. Entre otras medidas, Irán también debe reducir su stock de uranio de 10.000 kilogramos a 300 durante 15 años, a no enriquecerlo a más de un 3,67% (es necesario llegar al 90% para fabricar la bomba) y rediseñar una planta con un reactor de agua pesada para que no pueda producir el plutonio necesario para armar una cabeza nuclear. La idea es que Irán esté, al menos, a un año de distancia de producir suficiente material para una bomba. Con la capacidad de enriquecimiento actual está a una distancia de pocos meses.

Inspecciones

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Para garantizar que cumple con estos compromisos, el acuerdo de Viena impone a Irán un régimen de inspecciones intensivo. Uno de los problemas durante la negociación fue determinar si los inspectores tendrían acceso a los centros militares iraníes. Irán lo consideraba una cuestión de soberanía nacional.

Las potencias occidentales creían que, debido a la vigilancia internacional sobre las plantas nucleares conocidas, las bases militares pueden servir para desarrollar un programa nuclear secreto. Según el acuerdo, los inspectores podrán acceder a los sitios militares pero esto requerirá un procedimiento previo: acudir a un comité de arbitraje compuesto por las seis potencias, Irán, y la Unión Europea.

Sanciones

En los próximos días, el documento de Viena se presentará al Consejo de Seguridad de la ONU para que lo apruebe. Dentro de dos o tres meses, una vez que el Congreso de EE UU haya revisado el acuerdo, Irán aplicará las medidas para limitar su programa nuclear y entonces, previo informe del OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica), se levantarán las sanciones. Esto puede ocurrir dentro de cuatro o seis meses. El acuerdo prevé un mecanismo para reinstalar las sanciones en un plazo de 65 días en caso de incumplimiento. Este punto era otro motivo de discordia en Viena.

Embargo de armas

Las negociaciones en Irán encallaron en el embargo al comercio de armas y la tecnología para misiles. Irán defendía que el embargo se levantase junto al resto de las sanciones. Le apoyaba Rusia, exportadora de armamento. Estados Unidos temía que las armas acabasen en manos de regímenes como el de Bachar el Asad en Siria o grupos como Hezbolá, el partido-milicia chií de Líbano. El compromiso es que el embargo a las armas seguirá durante un periodo de hasta cinco años. El embargo a la tecnología para misiles, hasta ocho años.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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