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Los BRICS oficializan su alternativa al orden financiero global

El nuevo banco aspira a reformar el sistema global de la ayuda al desarrollo

El presidente del NBD, Kundapur Vaman Kamath; el ministro de Finanzas chino, Lou Jiwei y el alcalde de Shanghái, Yang Xiong, este martes.
El presidente del NBD, Kundapur Vaman Kamath; el ministro de Finanzas chino, Lou Jiwei y el alcalde de Shanghái, Yang Xiong, este martes.EFE

El Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), la entidad crediticia multilateral creada por las potencias emergentes, ha comenzado este martes su andadura de forma oficial en la ciudad china de Shanghái. El organismo nace como una alternativa al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial, liderados por Estados Unidos, tras años en que los BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— han reclamado sin éxito un mayor papel en las organizaciones multilaterales que se crearon tras la II Guerra Mundial.

Con un capital inicial de 50.000 millones de dólares que se ampliará hasta los 100.000 millones, la entidad pretende cubrir parcialmente las ingentes necesidades de financiación de sus miembros y de otros países pobres para construir infraestructuras y otros proyectos de desarrollo. La creación del Banco, junto a un fondo de reserva de divisas, se aprobó en julio del año pasado durante la cumbre de los BRICS en Fortaleza (Brasil), pero los últimos flecos de las negociaciones se resolvieron hace apenas dos semanas en otro encuentro de los miembros en la ciudad rusa de Ufá.

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"Nuestro objetivo no es desafiar el sistema actual, sino mejorarlo y complementarlo a nuestra manera", ha asegurado el presidente de la entidad, el indio Kundapur Vaman Kamath, informa Reuters. Sin embargo, los BRICS se han quejado reiteradamente de la influencia estadounidense sobre las instituciones existentes, que en su opinión no reflejan el nuevo orden económico mundial. También han criticado su falta de credibilidad o las condiciones que exigen para la concesión de préstamos. El ministro de Finanzas chino, Lou Jiwei, rebajó el jueves el tono y aseguró que la entidad "es un nuevo miembro y socio del sistema global de desarrollo".

El NBD empezará a dar crédito a finales de año o a principios de 2016. Aunque no se conocen los detalles de su modus operandi, los países en vías de desarrollo ven la entidad como un vehículo adicional para conseguir financiación. "Estamos expectantes, pero la primera sensación es buena. El FMI no solamente pide garantías cuando presta el dinero, sino que determina la política económica que debemos seguir. Son unas condiciones muy duras y en muchos casos inaceptables", asegura un diplomático africano en China que quiso mantener el anonimato. En mayo, el viceministro de Finanzas ruso, Sergey Storchak, llegó a plantear a Grecia que se convirtiera en el sexto miembro del banco, aunque la propuesta no llegó a formalizarse ante las dudas de otros socios.

A pesar de que China es el país que más dinero aporta al nuevo banco, los cinco miembros contarán con el mismo poder de voto, de modo que ninguno de ellos tendrá la capacidad de vetar decisiones importantes. La efectividad de la entidad como prestamista dependerá asimismo de la capacidad de sus miembros fundadores de resolver sus diferencias, cada vez más evidentes, a la hora de gobernarla. En el terreno económico, Brasil y Rusia están en recesión, Sudáfrica apenas crece y China está inmersa en un profundo cambio de su modelo económico. Solamente la economía india, que se estima que crecerá un 7,8% este año, se libra del panorama sombrío entre los emergentes. En lo político, mientras Brasil, India y Sudáfrica son tres democracias, China y Rusia cuentan con regímenes autoritarios. Esta circunstancia, sin embargo, no ha sido un obstáculo para que los cinco países hayan aumentado sus intercambios comerciales y de inversión durante la última década.

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Para China, la puesta en marcha del Nuevo Banco de Desarrollo supone otro triunfo en su particular carrera para ganar más influencia global. La institución creada por los BRICS se suma al recién establecido Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), otra entidad crediticia multilateral creada para el mismo fin que cuenta entre sus miembros con varios países desarrollados -con la excepción de Estados Unidos y Japón- y en la que el gigante asiático sí ostenta, de momento, poder de veto.

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