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Argentina juzga el mayor atentado de su historia

El expresidente Menem y un exjefe de la Policía figuran entre los 13 acusados

En el centro, el exjuez Galeano, acusado de encubrimiento del atentado contra la AMIA.
En el centro, el exjuez Galeano, acusado de encubrimiento del atentado contra la AMIA.MARCOS BRINDICCI (REUTERS)

El juicio contra las 13 personas que presuntamente ayudaron a ocultar la identidad de los autores del mayor atentado de la historia argentina comenzó ayer. En 1994, una bomba estalló en la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y dejó 85 muertos. Entre los acusados de ser cómplices de los terroristas están el expresidente argentino Carlos Menem, que no compareció por supuestos problemas de salud, y su secretario de Inteligencia, Hugo Anzorreguy. Juan José Galeano, un juez que investigó el atentado, también está acusado.

Menem debía comparecer al inicio del juicio, pero se ausentó por enfermedad

Más de 20 años después, no hay ningún condenado por el mayor atentado terrorista de la historia argentina. Pero puede que dentro de un año haya sentenciados por encubrir a los culpables (el Gobierno de Irán es sospechoso). Ayer comenzó en Buenos Aires el juicio contra los 13 presuntos encubridores de los autores de la bomba que arrasó en 1994 con la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y mató a 85 personas. El expresidente argentino Carlos Menem, de 85 años, es uno de los acusados, pero no compareció ante los tribunales por supuestos problemas de salud.

En la lista de los acusados también está un juez que investigó el atentado contra la AMIA, Juan José Galeano, que ayer portaba un cuaderno de Star Wars en el juicio. Otros procesados son el entonces secretario de Inteligencia de Menem, Hugo Anzorreguy, el expresidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas Rubén Beraja y dos exfiscales, Eamon Mullen y José Barbaccia.

Mullen y Barbaccia eran compañeros del fallecido fiscal Alberto Nisman, que en enero pasado denunció a la presidenta de Argentina, la peronista Cristina Fernández de Kirchner, también por presunto encubrimiento de los supuestos autores iraníes de la masacre. Nisman falleció de un disparo cuatro días después de la acusación en circunstancias que aún siguen sin aclararse. Su denuncia ha quedado archivada después de que la descartaran un juez, un tribunal de segunda instancia y un fiscal.

Menem es un peronista neoliberal que ocupa un escaño en el Senado desde 2005 y tiene mandato hasta 2017. Pese a que el kirchnerismo desandó en los últimos 12 años buena parte de sus reformas, se ha comportado como un aliado de Fernández en las votaciones parlamentarias. Quizás por eso el grupo kirchnerista se ha negado a desaforarlo, pese a que en 2013 fue condenado por contrabando de armas.

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El expresidente debía comparecer al inicio del juicio de la AMIA, pero un abogado de las víctimas del atentado, Rodrigo Borda, contó que la justicia no puede obligarlo a asistir por la fuerza policial porque cuenta con fueros. El abogado de Menem presentó un certificado médico de que su cliente estaba con hipertensión arterial, diabetes y depresión. El tribunal anunció que lo verificará.

A espera de justicia

“Soy hermana de Noemí, que tenía 36 años y era asistente social en la AMIA. Espero la verdad”, dijo Adriana Reisfeld en una rueda de prensa en el Centro de Estudios Legales y Sociales. “A 21 años del atentado no sabemos nada. Solo sabemos que nuestros familiares volaron por los aires”, añadió Reisfeld, que prefiere no opinar sino dejar en manos de la justicia la denuncia de Nisman contra Fernández. La presidenta argentina será testigo del juicio.

La acusación de encubrimiento contra Menem y los otros 12 procesados se basa en pruebas de que el entonces juez Galeano pagó 400.000 dólares a un acusado argentino del ataque. El objetivo sería involucrar a cuatro policías locales y desviar la atención sobre un empresario de origen sirio, al igual que Menem. “Los móviles del encubrimiento son varios. Se sabía que el atentado iba a ocurrir y nadie lo evitó. También había intereses de la Argentina de ese momento e intereses ajenos al país”, opina Reisfeld, que espera justicia.

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