_
_
_
_
_
RENATO MEIRELLES | PRESIDENTE DE DATA POPULAR

“La falta de satisfacción con Dilma no significa el apoyo a su salida”

El presidente de Data Popular dice que los brasileños saben que la presión para el 'impeachment' se basa en una guerra entre políticos

Carla Jiménez
Meirelles en São Paulo en agosto de 2014.
Meirelles en São Paulo en agosto de 2014. CLAUDIO BELLI (FOLHAPRESS)

Renato Meirelles aprendió a ver Brasil a través de los ojos de los más pobres. Su empresa de investigación, Data Popular, nació para leer el comportamiento de este grupo, que representa, en realidad, la mayoría de las familias brasileñas (66% vive con poco más de 2.000 reales al mes, 580 dólares). Esta cercanía le ayudó a anticipar diferentes movimientos en la economía —como la explosión de la clase C a partir de 2004, los hijos de familias pobres venidas a más— y en la política —él predijo a principios de 2013 que habría una presión popular cada vez más fuerte por servicios públicos de calidad, el lema de las manifestaciones de junio de ese año. En este momento, ve el juego de líderes nebuloso, con un Gobierno y una oposición que no logran presentar perspectivas de futuro.

Pregunta. Ha sido una última semana de tensión, con el Congreso desgobernado, y un debate explícito sobre el impeachment (destitución) de Dilma Rousseff. ¿Cómo está esa situación en la cabeza de los brasileños?

Respuesta. La decisión del futuro del país está en manos de una pelea entre hinchadas y los brasileños se dan cuenta de esto. No se puede poner la estabilidad del país debajo de los intereses políticos. Aunque la gente esté descontenta con el Gobierno, se preguntan cuál es el verdadero interés de una destitución. Es un error confundir a quienes están insatisfechos con el Gobierno con un apoyo a la salida de Dilma.

En la cabeza de la gente, la gasolina está más cara porque había corrupción en Petrobras y estamos pagando este robo

P. ¿La oposición no está logrando ganar el terreno que el Gobierno está perdiendo?

R. Si una encuesta de intención de voto muestra, por ejemplo, que el senador Aécio Neves estaría por delante si la elección fuera hoy, es mucho más por ser el nombre más conocido de la oposición. Él es el imán de los insatisfechos. Pero está lejos de ganar los corazones y las mentes de las personas. Y está todavía más lejos de conquistar las personas que son huérfanas del presidente Lula.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

P. ¿Tenemos muchos huérfanos?

R. Tenemos más huérfanos que opositores.

P. ¿Huérfanos de Lula?

R. Huérfano de un líder que defienda el estado de la igualdad de oportunidades.

P. ¿La ira contra Dilma es solamente por la economía?

R. Si echamos un vistazo a algunos de los principales indicadores económicos, tales como el desempleo, las reservas internacionales, o el promedio de la escolaridad de los trabajadores, en la práctica tenemos mejores indicadores hoy que los de antes, en 2008, el año de otra gran crisis. ¿Qué diferencia esos dos momentos? El no saber adónde vamos. ¿Brasil está en una crisis económica? Es evidente que sí. Sólo tienes que salir a la calle. ¿Brasil está en una crisis moral y ética? Por supuesto que sí. ¿Son las más grandes de Brasil? No. La crisis más grande de Brasil es la de la falta de perspectiva.

P. ¿Qué es peor para la población de la base de la pirámide: Lava Jato o la inflación que se comió su sueldo?

R. Hemos investigado mucho ese tema en Data Popular. Y, básicamente, vemos que la corrupción termina siendo vista como la gran responsable por la subida de precios, por ejemplo... ¿Por qué el precio de la gasolina aumentó? En la cabeza de la gente, la gasolina está más cara porque había corrupción en Petrobras y estamos pagando este robo con el aumento de la gasolina.

P. Aunque no sea exactamente esa la lógica, no es del todo equivocado, si hablamos de la gestión de la empresa...

R. Mi trabajo es la percepción de la opinión pública. La corrupción apareció como la gran villana. Pero vamos a mirar el historial. En 2013 hubo marchas porque los estándares de calidad y exigencia de los que utilizaban los servicios públicos habían cambiado. Las personas habían salido de 2010 con una perspectiva gigantesca de mejora de vida y no estaba mejorando. Los Gobiernos, en todos los niveles, no se dieron cuenta de este cambio. Pero los brasileños pensaban: "Yo estoy haciendo mi parte y el Gobierno no está haciendo la de él". Luego vino el Mundial. Y en seguida, el proceso electoral más pesado, y la percepción de que la crisis había comenzado a crecer. Empezamos las elecciones con el 71% de los votantes queriendo un cambio. ¿Qué pasó después? Reto a cualquier brasileño a decirme cinco medidas positivas tomadas por el Gobierno después de la segunda vuelta.

P. ¿No se puede decir que las manifestaciones actuales representan a Brasil?

R. Ellas representan el 20% más rico de Brasil. Esto no significa que el resto esté satisfecho. Pero los que están decepcionados son más numerosos que los opositores radicales. Cuando las encuestas preguntan: ¿Usted apoya las manifestaciones? Todo el mundo apoya, dice "estoy a favor". Pero eso no dura 30 segundos de reflexión. Y luego en la investigación cualitativa, ellos no saben a quién le iría mejor, no tienen propuesta de futuro.

P. ¿Una propuesta de impeachment puede seguir adelante?

R. El impeachment es un proceso legal, o sea, no se trata de un golpe. Pero es político. Por lo tanto, está sujeto a influencias políticas, perspectivas de poder y confabulaciones internas. Sujeto a negociaciones como moneda de cambio por alguien que está siendo investigado por la Fiscalía. Puede que no tengamos una apertura del proceso de impeachment por un tema legal, o como un abrazo a los ahogados del presidente de la Cámara. En este juego político todo cabe. Creer que la población que dice defender el impeachment no puede ser influenciada por el debate es un error.

P. En otras palabras, ¿la batalla del impeachment está lejos de ser ganada?

R. Está totalmente lejos. Ni para un lado ni para el otro. Es la raíz de la crisis de perspectiva. Cuando ponemos la siguiente pregunta en las encuestas "Cuando digo futuro, ¿cuál es la palabra que aparece?", la gente se queda en silencio.

P. Cuando ustedes hacían esa misma pregunta hace unos años, ¿cuáles fueron las respuestas?

R. Siempre fue: ver a mi hijo graduarse, ser dueño de mi negocio, que yo me gradúe. Poder viajar al extranjero, tener mi casa. Hoy en día hay silencio. Y después de un largo tiempo, contestan: la incertidumbre, la oscuridad. Porque no hay ninguna perspectiva. Cuando hubo la destitución de Collor, había perspectiva. No había solo revuelta. Esta vez no hay. Y la oposición no logró capacitar a personas con la visión de ser un estadista. Un verdadero líder capaz de ofrecer perspectivas de futuro. El mayor error de la oposición es lo que fortalece a Lula. Él se presenta como la única opción efectiva. Ahora no es Lula el que insulta a la prensa. Pero sí el que mira hacia adelante, el responsable por los cambios más importantes del país.

P. ¿Un encuentro entre Fernando Henrique y Dilma sería revolucionario hoy en día?

R. Los dos ganarían, sin miedo a equivocarme. El brasileño no admite más políticos que actúan como candidatos, se buscan estadistas. Quien ocupe ese papel gana el electorado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carla Jiménez
Directora de EL PAÍS en Brasil desde 2018. Trabajó en O Estado de S. Paulo, Agência Estado, revista Época e IstoéDinheiro. Nació en Chile, creció en Brasil. Es formada en Periodismo por la Universidad Cásper Líbero, con especialización en Economía en la Fipe/USP. Forma parte de EL PAÍS desde 2013.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_