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Supervivientes de los atentados de París demandan a varios medios

Un rehén de los Kouachi cree que una radio y dos televisiones pusieron en riesgo su vida

Dos días después del atentado en enero contra el semanario Charlie Hebdo, sus autores, los hermanos Kouachi, se atrincheraron en una imprenta del norte de París, donde un empleado logró esconderse. La información fue contada en directo en una radio y dos televisiones gracias a la emisión de varios testimonios. El joven de 26 años ha presentado ahora una demanda contra estos medios por poner en peligro su vida, un delito que se castiga con hasta un año de cárcel y 15.000 euros de multa. Se suma así a la demanda presentada en marzo por estos mismos motivos por seis víctimas de la toma de rehenes que se produjo simultáneamente en un supermercado judío.

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Aquel 9 de enero, Lilian Lepère pasó más de ocho horas escondido de cuclillas en el mueble del fregadero de la imprenta de Dammartin-en-Goële. Su jefe, el único trabajador también presente, se entregó a los hermanos Kouachi. Lepère logró comunicarse por el móvil con la policía y esperó al asalto final, que se saldó con la muerte de los dos terroristas, para salir de su escondite. Días después, relató su calvario en televisión, donde explicó que había sentido miedo en cada instante, como en el momento en el que uno de los hermanos abrió el grifo del fregadero para beber agua.

Mientras luchaba por moverse lo menos posible y por que las vibraciones del teléfono no pusieran en alerta a los Kouachi, un diputado de la región anunciaba en la radio RMC que había un trabajador escondido en el lugar. Horas después, la televisión pública France 2 emitía el testimonio de la hermana de Lepère, Cindy, que parecía confirmar la información: “No sabemos si mi hermano es el rehén. No sabemos nada. Puede que esté escondido en la empresa”. En la competencia, la privada TF1, un periodista evocó también la posibilidad de que hubiese una persona escondida.

La investigación reveló que los hermanos Kouachi disponían de teléfonos móviles y de una radio, por lo que podrían haber tenido acceso a esa información. Por este motivo, Lepère presentó una demanda el pasado 9 de julio, según reveló el martes el diario Le Parisien, y la fiscalía de París abrió una investigación la semana pasada. “La divulgación de estas informaciones en tiempo real, cuando los hermanos Kouachi, armados y decididos, podían seguir el desarrollo de las operaciones, ha puesto en peligro a Lilian”, indicó su abogado, Antoine Casubolo Ferro, al diario. “Esperemos que otra vez los medios de comunicación se lo piensen”, añadió. Los hermanos Kouachi mataron a 11 personas en su ataque el 7 de enero a la revista Charlie Hebdo.

Lepère no es el primero en acudir a los tribunales. A finales de marzo, seis de los rehenes secuestrados el mismo día por Amédy Coulibaly, quién indicó que actuaba en coordinación con los Kouachi, también denunciaron a varios medios por los mismos motivos. Estos se encontraban escondidos en la cámara fría del supermercado kósher tomado por Coulibaly en el este de París. “Hay una mujer, que estaría escondida desde el principio, desde que llegó este hombre al interior del supermercado, que se ha refugiado en la cámara fría y que seguiría allí, es decir, en la parte trasera del establecimiento”, indicó un periodista del canal de información BMFTV durante la toma de rehenes.

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En este caso, el peligro fue quizás aún mayor, ya que se sabe que Coulibaly seguía en directo las televisiones. Incluso llamó a BMFTV para asumir la autoría de los atentados: además del supermercado, donde mató a cuatro personas, había matado a una policía la víspera. El canal, que también logró contactar con los hermanos Kouachi en la imprenta, esperó sin embargo al fin de las operaciones para emitir las declaraciones de los tres asaltantes. Al igual que los Kouachi, Coulibaly murió acribillado en el asalto de las fuerzas de seguridad, que se llevó a cabo de forma simultánea en el supermercado y la imprenta.

Advertencia casi generalizada a los medios

Las demandas de varios supervivientes de los atentados de enero contra la prensa avivan el debate sobre la responsabilidad de los medios en situaciones críticas y su deber de prudencia, en particular en las emisiones en directo. A mediados de febrero, el Consejo Superior Audiovisual, el gendarme de los medios audiovisuales, ya dio un golpe en la mesa al emitir 21 advertencias graves, que en caso de repetirse pueden dar lugar a una sanción, y 15 leves contra el grueso de los medios, siete televisiones y seis radios.

Además de poner en peligro la vida de varios rehenes, en la larga lista de reproches del CSA, tras analizar más de 500 horas de programas, se encontraba también la difusión de las imágenes en las que se ve a los Kouachi rematar en el suelo a un policía cuando salían de la redacción de Charlie Hebdo, así como la difusión del asalto final al supermercado kósher en las que se aprecia cómo Coulibaly es acribillado. El Consejo también criticó la divulgación de imágenes que permitieran la identificación de los Kouachi.

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