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Venezuela declara estado de excepción en la frontera con Colombia

El Gobierno venezolano suspendió las garantías constitucionales por 60 días en cinco municipios del Estado de Táchira

Un helicóptero venezolano sobrevuela el Estado de Táchira.
Un helicóptero venezolano sobrevuela el Estado de Táchira. George CASTELLANOS (AFP)

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, suspendió este viernes en la noche las garantías constitucionales en cinco municipios del estado de Táchira (Andes del Suroeste), fronterizos con Colombia. La medida forma parte de las respuestas que el Gobierno de Caracas viene dando al ataque, atribuido por voceros oficiales a contrabandistas o paramilitares colombianos, que dejó heridos el miércoles a tres militares y un civil venezolanos en la población limítrofe de San Antonio del Táchira.

Es la primera vez que se decreta un estado de excepción en el marco de la Constitución venezolana de 1999, promovida por el chavismo. Tal como establece su artículo 337, la suspensión de garantías por parte del Ejecutivo tiene vigencia por 60 días, prorrogables por un periodo similar. El mandatario venezolano se dijo confiado de que el plazo alcanzará “para refundar nuestra querida zona limítrofe como un área bolivariana de cooperación”.

El sucesor de Hugo Chávez al mando de la autodenominada Revolución Bolivariana, que hablaba desde el Palacio Presidencial de Miraflores en Caracas, también anunció que el cierre de la frontera con Colombia, impuesta la misma noche del miércoles como medida de precaución por 72 horas, se prolongará “más allá, hasta nuevo aviso, hasta que se normalice la situación”.

A su lado, el presidente de la Asamblea Nacional y número dos del chavismo, Diosdado Cabello, ofreció el respaldo de “las diputadas y diputados revolucionarios” a las medidas adoptadas por el presidente y advirtió: “Preparémonos para una guerra larga”.

Las fuerzas militares venezolanas siguen a la caza de los presuntos perpetradores del ataque del miércoles, dos personas en motocicleta armados con fusiles automáticos que el Gobierno no ha dudado en llamar “paramilitares”. Desde San Antonio del Táchira, muy cerca del puente Internacional Simón Bolívar –donde los cantantes Juanes y Miguel Bosé organizaron un concierto por la paz colombovenezolana en 2008–, los jefes militares de la zona informaron los resultados de su campaña. Aunque no han dado con los atacantes, se informó de la captura e inmediata deportación de 42 ciudadanos que estaban de manera irregular en el país y el decomiso de 53 toneladas de alimentos y “materiales estratégicos” destinados al contrabando, entre estos, 4.000 neumáticos para vehículos comerciales.

José Gregorio Vielma Mora, el gobernador del Estado de Táchira, fue designado nuevo jefe de la zona donde regirá el estado de excepción, que comprende los municipios Bolívar, Ureña, Capacho Lobertdor y Capacho Independencia. Vielma, un exoficial militar, advirtió que aspiraba a desarrollar la mejor relación con los vecinos colombianos, “pero con respeto”, y que han sido “muy tolerantes” con los fenómenos llegados desde el otro lado de la frontera, como el contrabando y la delincuencia.

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Maduro admitió que el ataque contra los militares sirvió de “detonante” para que tomara la decisión de desplegar 1.500 tropas en la zona fronteriza y de atacar “a fondo” lo que califica como “la grave situación de la frontera”.

Para el Gobierno venezolano, la porosa frontera binacional de casi 2.300 kilómetros es el origen de los principales problemas que aqueja a la revolución: el desabastecimiento, que atribuye al bachaqueo o contrabando de productos subsidiados; la delincuencia, que Venezuela atribuye a la importación de modelos colombianos del crimen organizado y la subversión política, que achaca a conspiraciones urdidas por el expresidente Álvaro Uribe. Maduro agregó este jueves al catálogo de agravios la carga social que significa para su país el éxodo de ciudadanos colombianos, que cifró en 121.000 inmigrantes solo en lo que va de 2015.

A pesar de esas denuncias, que provocaron irritación en Bogotá, Maduro rechazó que se le acuse de azuzar la xenofobia anticolombiana, tal como señalaran algunos comentaristas de prensa y organizaciones de derechos Humanos como Provea, que en un afiche comparó al presidente venezolano con Donald Trump. Maduro dijo que tales señalamientos son parte de una campaña mediática internacional que petende satanizarlo. “¡Cero xenofobia!”, proiclamó, “¿Acá lo que hay es amor” para los colombianos. “Somos chavistas, bolivarianos, y me aterevo a decir que nuestros hermanos colombianos nops apoyan”, también aventuró, recordando una visita a Bogotá, donde le habrán aclamadoen las callkes, cuando se desempeñaba como Canciller de Hugho Chávez.

La respuesta colombiana

Las cifras de inmigración que Maduro viene citando para respaldar su decisión de escalar las tensiones en la frontera han conseguido quien las contraste desde Colombia. Según datos de Migración Colombia, hasta la fecha hay constancia de que 315.000 colombianos han viajado a Venezuela, de los cuales han regresado 307.000. Cerca del 70% lo habrían hecho en calidad de turistas. Aunque la dinámica migratoria no puede llevar a una conclusión empírica, sí se podría pensar que puede haber 8.000 colombianos que se quedaron en Venezuela, 113.000 menos de los que menciona Maduro. Hay que tener en cuenta, además, que al igual que ocurre con los venezolanos que ingresan en Colombia, muchos lo hacen para viajar a un tercer país. 

“Yo no veo los colombianos que dice están viajando a Venezuela, una cifra que se mencionó por ahí, pero yo no la puedo constatar en ninguna parte”, aseguró el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, sin mencionar a su homólogo venezolano. Santos recurrió a la ironía y afirmó que cuando esté listo el corredor vial que una Bucaramanga con Cúcuta (capitales de los departamentos de Santander y Norte de Santander, respectivamente), “pues ahí sí irán muchos colombianos a Venezuela”. 

La decisión de Maduro de cerrar la frontera de Venezuela durante 72 horas ha sorprendido a las autoridades colombianas, que, sin embargo, han decidido mantener un perfil bajo. La canciller, María Ángela Holguín, admitió desde Costa Rica, donde mantuvo un encuentro con su homóloga venezolana, Delcy Rodríguez, estar preocupada por la violencia en la frontera pero se comprometió a "trabajar conjuntamente y reforzar el trabajo que vienen haciendo las fuerzas militares venezolanas y colombianas”. Rodríguez insistió en que “hay una migración importante que ha causado desequilibrios” en Venezuela. 

El cierre de la frontera se ha empezado a notar. Según el gobernador de Norte de Santander, Edgar Díaz, afectará a unas 100.000 personas al día y dejará más de 400.000 dólares de pérdidas. La cifra correspondería al envío de unas 4.000 toneladas diarias de carbón con destino a Europa que Colombia exporta a través de Maracaibo.

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