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Europa es Alemania

El liderazgo de Merkel ha sido crucial en las crisis ucrania, griega y ahora de los refugiados

Lluís Bassets

Un viejo debate ha quedado superado. A pesar de la crisis griega, a nadie le interesa ya saber si tenemos una Alemania europea o una Europa alemana. Europa es Alemania. O dicho de otra forma: la escasa y defectuosa Europa que tenemos se debe al liderazgo alemán y específicamente al de Angela Merkel. Sin Alemania, ya no habría Europa alguna, ni escasa ni defectuosa. Así ha sucedido con la crisis ucrania, con la griega y ahora con la llegada de millares de refugiados, en su mayoría sirios que huyen de la guerra y de las matanzas de civiles.

Aunque los europeos apenas nos enteremos, las tres crisis tienen un carácter existencial, porque ponen a prueba la capacidad de los países socios para seguir juntos en el proyecto de unión cada vez más estrecha e incluso para preservar los principios y valores que inspiran a la UE. La canciller alemana lo enunció en una frase ya célebre sobre la moneda única: “Si cae el euro, cae Europa”. Y ahora ha vuelto a enunciarlo respecto a la política de asilo: “Si Europa falla en esta cuestión de los refugiados, quedará destruida la estrecha vinculación con los derechos civiles universales y no tendremos la Europa que deseamos”.

El papa Francisco, escandalizado ante los naufragios de las pateras con refugiados e inmigrantes en el Mediterráneo, denunció la globalización de la indiferencia al empezar su pontificado. También en la actual crisis, lo peor de todo es la europeización de la indiferencia, esa Europa que se encoge de hombros, se desentiende y deja caer el peso de los problemas a los países directamente afectados. Alemania, por el contrario, no tan solo está propugnando las políticas que convienen para la mayor oleada de refugiados políticos desde la Segunda Guerra Mundial, sino que está predicando con el ejemplo y es el país que más refugiados acoge y más se ha movilizado.

¿Hay también motivos de interés en la favorable acogida de los refugiados en Alemania? Los hay, sí. La demografía alemana augura un futuro muy incierto si no llegan y se integran millones de inmigrantes en los próximos años. Pero lo mismo sucede, en grados distintos, en toda Europa. El continente europeo, si quiere mantener sus valores y sus niveles de bienestar, debe convertirse en tierra de inmigración. Ofrecer el asilo e integrar a los millones de personas que huyen de Siria puede ser por tanto una oportunidad para los europeos, para nuestros intereses, pero también para la preservación de nuestros principios y valores.

Europa no es tan solo Alemania, está claro. Pero Alemania es la que hace la tarea europea fundamental, a la que los otros países solo aportan por el momento la ayuda o el complemento. Hacer Europa es ahora mismo acoger asilados en nuestros pueblos, ciudades y países. Si solo es Alemania quien lo hace, con la ayuda de Suecia o de Francia, nadie tendrá derecho a evocar más tarde el peso excesivo de Alemania en las políticas y en las decisiones. Los refugiados de la estación de Budapest no gritan Europa, Europa, sino Alemania, Alemania.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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