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La Iglesia se reconstruye en Cuba

El primer templo católico en construcción desde el triunfo de la Revolución simboliza la progresiva sintonía entre el Gobierno y el clero

Pablo de Llano Neira
Solar en La Habana de la primera iglesia que se construye en Cuba desde 1959.
Solar en La Habana de la primera iglesia que se construye en Cuba desde 1959.Raúl Abreu

Un montón de relleno de obra en un terreno suburbial de La Habana simboliza el proceso de regeneración de la Iglesia católica en la Cuba de la transición. Sobre esta solar se levantará el primer templo católico que se erige en la isla desde el triunfo en 1959 de la Revolución castrista, que durante décadas jibarizó la presencia de la Iglesia de acuerdo con los principios ateos del Estado comunista. 

Desde los años 90 la relación Iglesia-Estado fue reconstruyéndose, la doctrina antirreligiosa fue eliminada de la Constitución y desde hace una década, con Raúl Castro al frente, la sintonía entre el clero y el Gobierno ha mejorado hasta el punto de que el terreno donde se erigirá el nuevo templo ha sido cedido por el Estado. La iglesia, situada en un barrio obrero construido en los años 70 y 80, se llamará Juan Pablo II, por el Papa que con su visita en 1998 rubricó la entente entre Roma y La Habana. Ocupará unos 100 metros cuadrados y para los vitrales se aprovechará la estructura del palco de la visita de Benedicto XVI en 2012. 

La construcción de un templo en este barrio era un deseo de un grupo de vecinos que se nombra Comunidad de la Divina Misericordia y que durante años se estuvo reuniendo para rezar en el patio de una señora devota. Un fundador de la comunidad, Ricardo Mínguez, 67 años, explica que la obra se ha retrasado porque se ha estado priorizando recursos para restaurar iglesias antiguas, pero espera que después de la visita de Francisco el proyecto coja “la furia” suficiente para que en menos de 12 meses esté culminado. Por ahora alternan sus actividades entre el patio de la vecina y una edificación de servicio de la iglesia que ya está en pie y en el futuro se usará de comedor para ancianos. 

Mínguez no se explaya sobre los tiempos en que la fe era mal vista. Lo reduce al tamaño de un haiku: “Hubo años con limitaciones y luego llegó Juan Pablo II”. 

Este viernes por la mañana, a un día de la llegada de Francisco, en la obra estaba de guardia Lázaro González, 56 años, un albañil que cuando tiene ratos muertos se sienta en una butaca y hojea en camisa interior un manual de Historia General del Estado y del Derecho, tomo I. Él es masón, como su padre, y dice que su culto fue más tolerado que el catolicismo. “Siempre nos reunimos en nuestro templo sin problemas”, y recuerda orgulloso que el Apóstol de la independencia cubana, José Martí, también era masón. 

Lázaro González vive justo en un bloque habitacional de dos cuerpos paralelepípedos pegado al terreno. La futura iglesia de Juan Pablo II, el primer templo católico construido en los 56 años de la Cuba revolucionaria, se erigirá, en un solar ahora sojuzgado por el sol del Caribe, bajo la oportuna sombra de un enorme edificio de estilo soviético.

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