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FRANS TIMMERMANS VICEPRESIDENTE DE LA COMISIÓN EUROPEA

“Preparamos una reforma del sistema de asilo para el año próximo”

El número dos de la Comisión admite disfunciones en el modelo actual

Lucía Abellán
Frans Timmermans presenta esta semana las propuestas de la Comisión Europea para hacer frente a la crisis de refugiados.
Frans Timmermans presenta esta semana las propuestas de la Comisión Europea para hacer frente a la crisis de refugiados.Martin Meissner (AP)

Frans Timmermans (Maastricht, 1961) estaba llamado a encarnar la modernidad en la Comisión Europea. Como vicepresidente primero y contrapeso del presidente Jean-Claude Juncker, este socialdemócrata holandés combate la sobrerregulación de Bruselas para ganarse el favor de los Estados, entre ellos Reino Unido. Los intentos de Timmermans por poner el foco europeo en iniciativas como el desarrollo sostenible y la transparencia han chocado de frente con la realidad de los refugiados, que monopoliza sus esfuerzos. “Estamos analizando todo el sistema de asilo y en 2016 presentaremos una reforma. Primero queremos que funcione mejor y esto nos ayudará a reformarlo”, avanza en una entrevista con cinco diarios europeos, entre ellos EL PAÍS.

Las maratonianas negociaciones de estos días para lograr un compromiso en la medida estrella de la Comisión Europea, la reubicación de refugiados, le han dejado una cierta sensación de victoria. “La vuelta al compromiso entre el Este y el Oeste empezó anoche”, dice en referencia a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que terminó la madrugada del jueves con acuerdos modestos, pero también con mayor concordia de la esperada. Pese a que algunos de los dirigentes que aprobaron el marco temporal de reparto de refugiados han dejado claro que solo lo aceptarán como excepción y no como mecanismo permanente de distribución, el vicepresidente comunitario mantiene la esperanza: “Vamos a ver cómo funciona lo acordado y si los miedos manifestados por algunos Estados se materializan o no”.

Timmermans se afana en defender que, hasta que llegue el nuevo modelo, los países deben cumplir el protocolo de Dublín, que obliga a cada Estado a identificar y atender a todos los asilados que pongan un pie en su territorio. De esa manera no podrían partir hacia los Estados con los sistemas de asilo más atractivos, como ocurre ahora. Esas prácticas provocan que apenas cuatro países comunitarios reciban el 72% de las solicitudes.

El número dos del Ejecutivo comunitario dice comprender por qué Grecia e Italia han dejado marchar a una buena parte de los refugiados arribados a sus fronteras, en contra de lo estipulado. “El lado negativo de Dublín es que un país puede fingir que no le afecta mientras los migrantes lleguen a otro sitio. Grecia e Italia se han sentido abandonadas por Europa durante mucho tiempo”, concede.

Ayuda a Grecia e Italia

Ahora, la Comisión Europea ayuda —con personal y dinero— a estos dos Estados a poner en marcha el requisito exigido para activar los traslados de refugiados desde Italia y Grecia al resto del bloque comunitario. Se trata de los centros de acogida que deben registrar a todo migrante y decidir si tiene o no derecho a pedir asilo. En el primer caso se les podrá reubicar o instalarlos en esos dos países. En caso contrario, se acordará su expulsión.

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Junto al mecanismo permanente de reparto que alivie a los Estados en caso de elevados flujos de llegadas, el otro elemento que legitima el sistema de asilo es un mayor control de las fronteras. Consciente de que la calidad de esa vigilancia dista mucho entre Estados, la Comisión ha puesto sobre la mesa otra medida que puede generar recelos en algunos socios: la creación de un cuerpo europeo que garantice esa vigilancia con parámetros comunes. “La idea es que esté ahí para ayudar, no para asumir el trabajo de los Estados miembros. Es una muestra de solidaridad europea disponible para cuando los países lo soliciten. No veo problema con las autoridades nacionales”, arguye.

Concluida esta fase de negociaciones sobre los demandantes de asilo, Timmermans apenas dispone de unos días para recuperarse de la gripe que le aqueja y tomar un avión a Nueva York, donde participará este fin de semana en la cumbre de desarrollo sostenible que celebra la ONU. “Hay una cosa clara: si la UE quiere sobrevivir en un entorno muy competitivo, la estructura de nuestras economías tendrá que cambiar. Necesitamos más reciclaje, más servicios, transformaciones”, esboza. Un discurso que queda desplazado ante la urgencia de la crisis de refugiados.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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