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Rousseff reconfigura su gabinete ante la presión de sus aliados

La presidenta de Brasil cambia a su jefe de gabinete Aloizio Mercadante al ministerio de Educación por petición del expresidente Lula

Mercadante, Rousseff y Viera.
Mercadante, Rousseff y Viera.OSÉ CRUZ (AGÊNCIA BRASIL)

Enredada en una crisis sin tregua, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha cedido ante sus inestables aliados y su mentor, el expresidente Luis Inácio Lula da Silva. Esta semana la mandataria ha comenzado una serie de cambios en su gabinete a los que ni su fiel escudero, el petista Aloizio Mercadante, ha logrado sobrevivir. Después de meses de presión y de discusiones casi públicas con Lula, Mercadante ha dejado el poderoso puesto de jefe de gabinete. Se le ha ofrecido una salida con honor: volver al Ministerio de Educación, en el que estuvo en la legislatura anterior.

El objetivo de este movimiento es dejar el puesto más cercano a la presidenta a alguien menos odiado en la base del Gobierno, sobre todo en el PMDB, el partido al que pertenecen el vicepresidente y los presidentes del Senado y de la Cámara.

Nada es oficial en una Brasilia inmersa en una tensión constante. Pero todo apunta a que el nuevo jefe de gabinete será Jaques Wagner, actual ministro de Defensa. Wagner pertenece al Partido de los Trabajadores (PT), como Mercadante, pero siempre ha sido más cercano a Lula. Por la mañana, cuando salía de una audiencia en la Cámara de los Diputados, Wagner dijo que no había sido invitado a reemplazar a Mercadante, pero que si lo fuese aceptaría. “Formo parte de este proyecto. Y voy a seguir ayudando en lo que pueda”, comentó. Mientras tanto, Mercadante dijo a algunos interlocutores que se sintió molesto con el relevo y que lo entendió como una rebaja de sus funciones.

La danza de sillas involucra otros puestos y tiene la intención de favorecer al PMDB y a otros aliados en la lucha para resistir las tentativas de impugnación (impeachment) de la presidenta en el Congreso. Pero no es un proceso sin dolor: los cambios disgustan a la propia base de apoyo petista. Rousseff ha sacado del cargo, por ejemplo, al respetado ministro de Salud del PT. Esta oficina es la que tiene el mayor presupuesto entre los ministerios del Gobierno. El presupuesto irá a las manos de un aliado que no es necesariamiente uno que tenga compromiso con el enorme sistema público de salud de Brasil, el mayor del mundo.

Otros ministros también respetados en sus áreas y fuera de la riña política también han dejado sus puestos: Mangabeira Unger, de Asuntos Estratégicos, y el profesor de ética Renato Janine, un nombre aclamado por sus pares, ha dejado Educación.

Lo que no ha quedado claro hasta ahora es si la presidenta, con tantos intereses a atender, va a conseguir cumplir su promesa de reducir el número de ministerios. La idea original era recortar diez puestos para enviar el mensaje de que está dispuesta a "cortar en carne propia" en un momento de ajustes y crisis.

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El día no ha terminado para Rousseff sin una nota casi cómica. Mientras arreglaba la situación con sus aliados, su doble en internet, Dilma Bolada —un cómico con un perfil en Twitter—, causó revuelo hasta convertirse en tendencia mundial. El personaje, que le ayudó durante la campaña y que presuntamente recibe una paga del Gobierno, ha anunciado su "renuncia": no apoyará más la presidenta. Su mensaje en las redes ha sido ácido: "No hay más ideología, izquierda, progresismo. Solo hay una subasta de puestos en el Gobierno".

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