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Estados Unidos asume el “error” de atacar el hospital de Kunduz

La orden de bombardeo se tomó dentro de la cadena de mando estadounidense

El comandante estadounidense en Afganistán, general John Campbell
El comandante estadounidense en Afganistán, general John CampbellCarolyn Kaster (AP)

El máximo responsable militar de Estados Unidos en Afganistán, el comandante John Campbell, asumió este martes la responsabilidad por el “error” que supuso el ataque al hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en la ciudad afgana de Kunduz, que causó 22 muertos civiles. Aunque reiteró que el ataque aéreo realizado el sábado fue una respuesta a una petición de ayuda de las fuerzas afganas, reconoció la responsabilidad última norteamericana ya que, dijo, conceder ese apoyo aéreo fue una decisión tomada exclusivamente por el mando militar norteamericano.

“La decisión de proporcionar fuego aéreo fue una decisión estadounidense, tomada dentro de la cadena de mando estadounidense”, dijo Campbell ante una audiencia en el Senado. “Un hospital fue alcanzado por error. Nunca habríamos atacado adrede una instalación médica protegida”, aseveró.

Campbell prometió una vez más que la investigación ya iniciada sobre el incidente será “exhaustiva, objetiva y transparente”. Preguntado sin embargo -de forma reiterada- si el Ejército estadounidense estaría dispuesto a aceptar una investigación independiente, tal como ha reclamado MSF, Campbell eludió una respuesta directa, limitándose a reiterar su “total confianza” en la eficiencia y transparencia de la investigación interna y de la OTAN, así como la emprendida por las fuerzas afganas.

El comandante estadounidense reveló también que ha ordenado un entrenamiento “a fondo” de las fuerzas bajo su mando sobre las reglas de enfrentamiento vigentes para la operación en Afganistán.

Campbell está en Washington esta semana para testificar sobre la situación en Afganistán ante varios paneles del Congreso, tras el ataque al hospital civil en Kunduz, sobre el cual EE UU ha ofrecido diferentes versiones en los últimos días. Tras afirmar en un principio que el hospital de MSF era un “daño colateral”, el lunes Campbell admitió que el ataque había sido efectuado a petición de las fuerzas de seguridad afganas asediadas por fuego de los talibanes, que la semana pasada tomaron la estratégica ciudad de Kunduz.

Prolongar la presencia militar en Afganistán
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Según el máximo responsable militar estadounidense en Afganistán, Kunduz ha servido para poner de relieve las “carencias” en preparación y capacidades de las que todavía adolecen las fuerzas afganas. Un asunto que, a su vez, podría influir en la presencia de tropas norteamericanas en el país más allá de 2016, reconoció, aunque no quiso dar detalles y declaró, reiteradamente, que la decisión está en manos de sus superiores y, en último término, del presidente, Barack Obama.

De acuerdo con los planes actuales, para 2017, cuando Obama entregará la Casa Blanca a su sucesor --o sucesora--, la presencia militar estadounidense en Afganistán debería reducirse a “nivel de embajada”, esto es, unos mil efectivos. No obstante, Campbell dio a entender este martes que las “diversas opciones” que ya ha presentado abogan por mantener una mayor presencia militar en el país, aunque en ningún momento habló de una cifra concreta.

El alto militar indicó que “mucho ha cambiado” sobre el terreno desde que Obama tomó dicha decisión, en mayo de 2014, y citó desde la entrada del Estado Islámico en Afganistán a un “aumento de la presencia de Al Qaeda” en la región, pero también la presencia de “fuertes aliados” de Washington en el Gobierno afgano, especialmente el presidente Ghani y su número dos, Abdullah Abdullah. Ello requiere “ajustarse” a este nuevo entorno, acotó.

Campbell recordó además que el presidente ya hizo un cambio en su estrategia, el pasado marzo, cuando decidió mantener durante todo 2015 los 9.800 efectivos actualmente en Afganistán, en vez de reducir a 5.500 la cifra, tal como había previsto inicialmente. Al anunciar esa decisión, durante la visita del presidente afgano, Ashraf Ghani, a la Casa Blanca, Obama aludió a la necesidad de “flexibilidad” en la retirada de tropas.

Campbell usó este martes el mismo término para indicar que las circunstancias actuales vuelven a requerir de esta “flexibilidad” y advirtió de las consecuencias de no mantener un apoyo militar que considera todavía necesario.

“Afganistán está en un punto de inflexión, y también lo está nuestra campaña”, sostuvo. “Si fracasamos en esta misión, Afganistán volverá a ser un santuario para Al Qaeda y otros terroristas, y si hubiera un vacío de seguridad, otros grupos extremistas como Daesh (Estado Islámico) también se expandirían rápidamente”, alertó el general estadounidense.

Según Campbell, los afganos “todavía desean, necesitan y merecen” el apoyo militar internacional. “Este no debería ser indefinido ni incondicional”, subrayó. Los afganos “deben seguir haciendo su parte” pero, si cumplen esta condición, “nosotros deberíamos seguir ejerciendo una paciencia estratégica y mantener nuestro compromiso con ellos”.

El secretario de Defensa, Ash Carter, que se encuentra de visita en España, dijo el lunes que se espera que Obama tome una decisión sobre el monto de tropas estadounidenses en Afganistán para el año que viene este mismo otoño. Y manifestó su confianza también en que el presidente tendrá en cuenta la necesidad de “ajustarse a las circunstancias” sobre el terreno como ya hizo en marzo.

Desde la Casa Blanca, el portavoz de Obama, Josh Earnest, replicó este martes que el presidente tendrá en cuenta las “importantes recomendaciones” de Campbell, pero subrayó que antes de dar a conocer su decisión también quiere escuchar lo que tiene que decir al respecto su equipo diplomático, la comunidad de inteligencia, el personal civil del Pentágono y “las opiniones y preferencias” de los aliados de la OTAN que participan en la misión afgana.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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