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60 años de separación, 12 horas de reencuentro

Medio millar de ciudadanos de Corea del Sur y del Norte participan en una emotiva reunión de familias rotas por la guerra

Macarena Vidal Liy
El surcoreano Min Ho-shik, de 84 años, se abraza a su hermana pequeña, la norcoreana Min Eun Shik, 81.
El surcoreano Min Ho-shik, de 84 años, se abraza a su hermana pequeña, la norcoreana Min Eun Shik, 81.YONHAP (REUTERS)

Doce horas para compensar una separación de más de 60 años. Es el tiempo que las cerca de 200 familias coreanas divididas por la guerra (1950-1953) entre el Norte y el Sur y a las que se ha permitido reunirse esta semana en la frontera por primera vez desde entonces. Hijos y padres, hermanos y hermanas, abuelos y nietos han protagonizado emotivas escenas, llenas de lágrimas, mientras se ponían al día de los acontecimientos familiares. Sin noticias los unos de los otros durante décadas, muchos conocían finalmente el destino de sus seres queridos al otro lado de la frontera, con los que técnicamente aún permanecen en guerra.

 “Padre, soy yo, tu hijo”, sollozaba Chae Hee-yang, surcoreano de 65 años al encontrarse por primera vez con Chae Hoon-sik, su progenitor norcoreano de 88 años y al que dejó de ver cuando era un bebé, según informa la agencia surcoreana, Yonhap.

Los encuentros, los segundos en cinco años y organizados por la Cruz Roja, forman parte de un acuerdo alcanzado en agosto pasado entre Seúl y Pyongyang para solucionar una escalada de la tensión en la frontera. 389 surcoreanos, miembros de 96 familias, llegaron este martes al hotel Kumgang, un centro turístico construido por la multinacional surcoreana Hyundai en Corea del Norte durante una etapa de deshielo entre los dos vecinos. Allí podrán verse con 141 familiares norcoreanos en sesiones de dos horas, dos reuniones diarias hasta el jueves. Es un total de 12 horas que tendrán que aprovechar para contarse las historias familiares de seis décadas: las bodas, los nacimientos y las muertes

Contarse las vidas respectivas, intercambiar fotografías y recuerdos, no es fácil. En muchos casos, hay que confirmar que aquellos padres, aquel hermano cuyo paradero se desconoció durante décadas, ya no están. El intercambio de información se ve también dificultado por la avanzada edad de los participantes, muchos con problemas de salud.

Ellos, y una segunda tanda que podrá reunirse en el mismo lugar entre el sábado y el lunes, son afortunados. La lista de espera para este tipo de encuentros es de 65.000 personas en Corea del Sur. En este país, la selección se decidió por sorteo.

El programa de reuniones familiares comenzó en 2000, durante la etapa de deshielo entre los dos países propiciada por el gobierno de Kim Dae-jung en Seúl. Quedó prácticamente suspendido en 2010, después del hundimiento de un barco militar surcoreano del que Seúl responsabilizó a Pyongyang. Desde entonces y hasta ahora solo se había celebrado otro encuentro, en febrero del año pasado.

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Aunque no todas las familias han permanecido completamente incomunicadas. Algunos se las han arreglado para verse con sus parientes en las zonas de China cercanas a la frontera, donde los residentes de las localidades norcoreanas próximas tienen relativamente fácil obtener un permiso para cruzar. Otros recurren a mediadores o a las nuevas tecnologías para mantenerse en contacto.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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