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Tribuna
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¿De qué “raza” es su empleada doméstica?

Por favor, que eliminen cuanto antes esa pregunta en los formularios para contratar a las empleadas del hogar

Juan Arias

Los que contratan a una empleada o empleado doméstico, necesitan ahora, aquí en Brasil, rellenar un cuestionario que pide los datos tanto del patrón como de la empleada, con una diferencia que ya está indignando a sociedad, como puede observarse en las redes sociales.

Mientras entre los datos de la empleada o empleado figura una pregunta sobre su "raza", eso no se exige a quien la emplea. Ello, además de sorprender, debería avergonzarnos. Se supone, en efecto, que los patronos pertenecen a la categoría de los privilegiados, que serían la raza noble, mientras que las empleadas pueden pertenecer a otra "raza", que se supone inferior, por ejemplo, si es negra o indígena.

En el programa de las 18.00 de Globo News, Eliane Neubarth, preguntó a un experto el por qué de aquella pregunta sobre la raza de los empleados domésticos. Y lo hizo con una no disimulada cara de disgusto. La respuesta del experto fue que, seguramente, era por una motivación estadística.

Una vez más, quedaba claro que los que prepararon el formulario, suponían que alguien de otra raza que no fuera la de los privilegiados, no podía ser patrón. ¿Cómo puede, por ejemplo, una familia negra contratar a una empleada blanca? La "raza" de los patronos se supone, la de la empleada es preciso declararla.

El problema que plantea la pregunta disparatada del formulario es más grave de lo que podría parecer, y el gobierno debería eliminarlo lo antes posible, para no ofender a la sociedad que respeta a todas las personas por igual.

En el mundo se multiplican peligrosamente los movimientos que vuelven a desenterrar conceptos nazis
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Hoy, en cualquier sociedad desarrollada que respete los derechos civiles, ya ha sido eliminado el concepto de "raza" referido a los humanos. Existe, en efecto, una sola raza, con diferencias que en modo alguno pueden discriminar a las personas.

El mundo ya vivió la iniquidad del nazismo que decidió un día acabar con la "raza judía", a quienes también se les obligaba a identificarse como tales en los formularios policiales, y exterminó a seis millones de personas.

Aquel Holocausto, que se convirtió en emblema de todos los demás holocaustos perpetrados en la historia, sigue hoy estrecha y peligrosamente ligado al concepto de que existan razas mejores o peores, superiores o inferiores, dentro de la Humanidad.

Los fundamentalistas del Estado Islámico han anunciado su deseo de acabar de nuevo "con la raza judía".

En el mundo se multiplican peligrosamente los movimientos que, retrocediendo en la historia, vuelven a desenterrar conceptos nazis, que vuelven a dividir y discriminar a las personas por sus ideas, credos y hasta gustos personales.

El diabólico deseo de Hitler de exterminar a las razas que no fueran "puras", es hoy rechazado más que nadie por la sociedad alemana en cuyo seno había nacido aquella aberración.

Brasil se precia de ser un país democrático, moderno, que respeta los derechos humanos, admirado muchas veces por su sensibilidad y respeto con otras creencias y costumbres que, en su gran mayoría, conviven en él pacíficamente.

Quienes tuvieron la idea pedir que señale a qué raza pertenece la posible empleada de su hogar, que, por favor, eliminen cuanto antes esa pregunta que hiere o debería herir a todos.

¿O es que los aldabonazos de la esclavitud aún no han dejado de resonar en nuestras casas y nuestras conciencias?

No me pregunten, por favor, de qué "raza" son nuestros empleados, Vanda y Samuel. Yo soy de la suya y ellos de la mia. Somos, simplemente, humanos. ¿Les parece poco?

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