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Tribuna
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¿Navidad en paz?

Las fiestas decembrinas de este año en Colombia podrían comenzar con un cese bilateral y definitivo con las FARC

Diana Calderón

Es posible que las novenas de Navidad empiecen este año en Colombia con un cese bilateral y definitivo con las FARC. El presidente Juan Manuel Santos había anunciado que sería a partir del primero de enero de 2016 previo avance en el punto sobre el Fin del Conflicto con las FARC. Pero hace pocas horas dijo que incluso podría darse a partir del 16 de diciembre como lo planteó la guerrilla. Significa entonces, como bien lo señaló el jefe negociador Humberto de la Calle, que nuestro país será el territorio del proceso de verificación más grande del mundo. 

Tamaño reto enfrenta el país en los próximos 45 días, pues el anuncio implica no solo terminar el acuerdo sobre justicia transicional. Decretar el conveniente cese bilateral del fuego es garantizar la concentración de los guerrilleros, la delimitación de zonas y garantizar la verificación internacional. Nadie de este lado va a aceptar un cese bilateral sin esas condiciones aunque la guerrilla quiera plantearlo como un “Cese Estatua”. ¿Estamos hablando de la desmovilización y dejación de armas de la guerrilla antes de la firma de los acuerdos que luego deberán ser refrendados e implementados? 

Muchas son las preguntas que surgen ante los recientes anuncios: ¿Es conveniente decretar este cese del fuego antes de la firma del acuerdo? Sí. Y lo es porque garantiza a los ciudadanos una aproximación real y tangible de lo que sería ser ciudadano de un país en que no hay enfrentamientos entre el ejército y la guerrilla, porque todos aquellos que estaremos llamados a refrendar los acuerdos recibiremos de los negociadores de ambas partes la claridad que nos faltan para conocer cómo serán los procesos de confesión, restricción de la libertad, participación en política y demás. Y porque las FARC necesitan también confianza para continuar. 

Quizás una de las preguntas más complejas es si es posible un cese del fuego bilateral exitoso con las FARC antes de un acuerdo con esa otra guerrilla, el ELN. La repuesta no es tan simple. Hace pocos días asesinaron a 12 uniformados, les dejaron explosivos sembrados en sus cuerpos para que cuando fueran recogidos, explotaran con ellos otros tantos. ¿Es posible la verificación de un cese bilateral con las FARC con un ejército que debe perseguir a los elenos y esos guerrilleros asesinando colombianos? No. Y por eso el proceso paralelo de conversaciones que llaman exploratorias y que se están desarrollando en Ecuador no puede ni debe realizarse sin exigir una tregua unilateral al ELN. 

No es posible negociar en 45 días con el ELN lo que se ha logrado en tres años con las FARC. El ELN está dividido, no ha entendido que con los ataques no fortalecen su posición. Todo lo contrario. No parece nada claro cómo van a empalmar estos dos procesos. Precisamente por esto es que la concentración de las FARC es indispensable. 

La otra pregunta es si seremos capaces en estos 45 días de acordar el mecanismo de refrendación, discutir la pertinencia de la Constituyente en la que coinciden curiosamente el expresidente Álvaro Uribe, principal opositor del proceso, y las mismas FARC, asesoradas por Álvaro Leyva. Para algunos analistas como Héctor Riveros la propuesta del Centro Democrático es una trampa para negociar los acuerdos en una constituyente y sacarlos de la Mesa de La Habana. Elegir por votación popular al mayor número de enemigos del proceso y oponerse en ese escenario. 

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Para otros, es la salida soberana para convertir en tratado de paz los acuerdos una vez sean refrendados. Y para los más expertos, la constitución actual prevé todos los mecanismos que garanticen la refrendación e implementación de esos acuerdos a los que se lleguen con las FARC, por lo cual con el acto legislativo que está siendo estudiado para crear el pequeño congreso es más que suficiente. 

Y por último, ¿quién le responde a los empresarios sobre cuál será su papel en el posconflicto? Esa etapa que realmente nadie sabe en qué consiste pero que hombres de sectores productivos como Antonio Celia y Carlos Raúl Yepes han dicho están listos para ayudar, en medio un gremio de industriales mayoritariamente opuesto y temeroso de las negociaciones. 

¿Quién está vigilante de los nuevos gobernantes electos en las zonas de conflicto? ¿Será que los recientemente elegidos en esos lugares de pobreza extrema como Tumaco, Buenaventura, La Guajira, los pueblos fronterizos, tienen el nivel y el compromiso para honrar el momento histórico y no robarse los dineros públicos y educar para la paz?

Diana Calderón es directora de Informativos y de Hora 20 de Caracol Radio Colombia @dianacalderonf

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