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Erdogan pide un referéndum para que Turquía sea república presidencialista

Los islamistas turcos ofrecen diálogo a la oposición a cambio de consenso para convocar la consulta, ya que carecen de los diputados necesarios

Andrés Mourenza
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan; el primer ministro, Ahmet Davutoglu, y el jefe de la oposición, Kemal Kiliçdaroglu, en la ceremonia de conmemoración del fundador de la República, Mustafa Kemal Atatürk, en el 77º aniversario de su muerte.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan; el primer ministro, Ahmet Davutoglu, y el jefe de la oposición, Kemal Kiliçdaroglu, en la ceremonia de conmemoración del fundador de la República, Mustafa Kemal Atatürk, en el 77º aniversario de su muerte. ADEM ALTAN (AFP)

Otro 10 de noviembre, pero de 1938, fallecía en Estambul Mustafa Kemal Atatürk, primer jefe de Estado de la moderna Turquía y el líder que más influencia ha tenido en la historia republicana del país. De ahí la simbología de la fecha elegida por el actual presidente turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan, para reiterar su demanda de un cambio de régimen hacia un sistema presidencialista, aprovechando la mayoría absoluta lograda por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) —fundado por él mismo— en los comicios de principios de mes.

“Las elecciones del 1 de noviembre han abierto un periodo de cuatro años de estabilidad y confianza. Aprovechemos este periodo para aprobar las reformas que necesita nuestra nación, dando prioridad a una nueva Constitución”, pidió Erdogan en un acto de homenaje al fundador de la República. El mandatario turco, considerado por muchos el líder turco más influyente desde Atatürk, no esconde su intención de modificar el actual sistema parlamentario turco —similar a los de Grecia e Italia— en una república presidencialista, pues cree que el hecho de que el puesto de jefe de Estado sea elegido por voto popular debe conllevar mayores prerrogativas para el presidente frente al primer ministro.

Desde su elección como presidente el pasado año, Erdogan ha aprovechado que el Gobierno está en manos de sus correligionarios para extender su influencia en asuntos ejecutivos, algo que en opinión de la oposición contraviene la actual Carta Magna del país. Según el líder turco, es esta contradicción entre un sistema legalmente parlamentario pero que lleva meses funcionando como un régimen semipresidencialista de facto la que provoca “la ansiedad” que actualmente vive Turquía. “Dejemos que sea el pueblo el que tenga la última palabra”, afirmó.

Las palabras de Erdogan tuvieron continuación en las de su sucesor y actual primer ministro, Ahmet Davutoglu, quien dijo “necesaria” una “restauración del Estado y la democracia” a través de una nueva Constitución “liberal y en armonía con los valores universales” que sustituya a la actual, aprobada durante la Junta Militar (1980-1983) aunque modificada en numerosas ocasiones. “Es en este contexto en el que se debe debatir el sistema presidencialista”, afirmó Davutoglu. El primer ministro reconoció, en cambio, que la mayoría absoluta de la que gozan los islamistas en el Parlamento “no basta” para ir a un referéndum —el AKP dispone de 317 escaños y para convocar una consulta son necesarios 330—, por lo que apostó por llegar a un consenso con los demás partidos.

Hasta las elecciones del 1 de noviembre, las otras tres formaciones presentes en el hemiciclo se habían mostrado frontalmente contrarias a un cambio de régimen, pero la contundencia de la victoria islamista ha provocado los primeros movimientos en las filas de la oposición. Tanto el partido socialdemócrata CHP como el ultranacionalista MHP —segunda y tercera fuerza en número de votos— han visto como sus líderes están siendo muy cuestionados por una parte de sus diputados debido a los malos resultados obtenidos, y en los próximos meses llevarán a cabo congresos que podrían provocar cambios en la dirección o incluso escisiones.

Dos diputados de la formación prokurda HDP manifestaron la pasada semana su disposición a dialogar sobre un cambio constitucional siempre que el nuevo sistema presidencialista “no sea a la turca”, sino que cumpla con estándares internacionales. Sin embargo, el copresidente del HDP, Selahattin Demirtas, desautorizó posteriormente estas palabras y certificó que la línea del partido es la de oponerse a la propuesta de Erdogan que, en sus palabras, llevaría a “una dictadura constitucional que pondría toda la autoridad bajo el mando de una sola persona”.

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En una entrevista con el diario Yeni Yüzyil, el vicepresidente del AKP, Ahmet Aydin, se mostró partidario de llegar a un acuerdo con el CHP, la principal fuerza de la oposición, para sumar los diputados necesarios para convocar el plebiscito. A cambio, el Gobierno ha ofrecido mayor diálogo. Sin embargo, y aunque se llegue a un referéndum, no está claro que Erdogan pueda salirse con la suya ya que, en opinión de Adil Gür, presidente de la empresa demoscópica A&G, “incluso una base importante de los votantes del AKP están en contra del sistema presidencialista”.

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