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ENCUESTA NACIONAL DE HOGARES

Más brasileños se identifican como negros y mulatos

Los sociólogos apuntan a que se ha producido un cambio de mentalidad

Marina Rossi
Participantes de la Marcha del Orgullo del Pelo Rizado, el pasado 26 de julio en São Paulo.
Participantes de la Marcha del Orgullo del Pelo Rizado, el pasado 26 de julio en São Paulo.CORDON PRESS

La población brasileña que se declara negra o mulata ha aumentado en la última década. Según la Encuesta Nacional de Hogares (PNAD) de 2014, realizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), un 53% de los brasileños se declararon mulatos o negros el año pasado, por un 45,5% de blancos. Hace 10 años, el 51,2% de los brasileños se declaraban blancos ante un 42% de mulatos y un 5,9% de negros (en total, un 47,9% de negros y mulatos). Los sociólogos apuntan a un cambio de mentalidad como el motivo de este incremento.

Fue en 2007 cuando los números cambiaron. En ese momento un 49,2% de la población se declaró blanca, un 42,5% mulata y un 7,5% negra (un total de 50% de negros y mulatos). Desde entonces, el número de brasileños que se declaran negros o mulatos ha crecido.

Adriana Beringuy, técnica del IBGE, afirma que ese porcentaje no tiene relación con el aumento de la tasa de natalidad entre negros y mulatos. El factor más importante, según ella, es la identificación y un cambio cultural. “Puede que también sea cada vez mayor el mestizaje entre las personas, pero lo que más notamos es la prevalencia de la definición”, afirma Beringuy en referencia a que los brasileños sienten hoy más su identificación como población negra.

Para Katia Regis, coordinadora del primer grado de estudios africanos y afrobrasileños de Brasil, el crecimiento demográfico de la población que se identifica como negra es un reflejo de años de lucha del movimiento negro, así como del acceso a la educación. “La población negra que tiene más acceso al conocimiento efectivo de la historia africana y afrobrasileña pasa a verse como negra de manera más positiva”, dice. Conociendo su historia, los negros se enorgullecen de su color, argumenta. El curso creado por Katia y otros dos profesores el pasado mayo en la Universidad Federal de Maranhão tiene como objetivo agregar valor a la diversidad. “Un plan de estudios eurocéntrico no contribuye a mostrar la diversidad brasileña, solo a mostrar la desigualdad racial”, explica. Maranhão es el Estado con la población negra más numerosa de Brasil: el 80% del total, según el IBGE. A continuación está Bahía, con un 79,3%.

A pesar de este creciente orgullo, la realidad es diferente para este grupo étnico en Brasil. Es el grupo de población que más sufre con la violencia, los sueldos bajos y los crímenes racistas en el país. De acuerdo con el Mapa de la Violencia, divulgado la semana pasada, el asesinato de mujeres blancas cayó un 10% en un decenio (entre 2003 y 2013), mientras que las muertes de mujeres negras subieron hasta un 54%. Lo mismo se aplica a los asesinatos por armas de fuego. Mientras que entre la población blanca hubo una caída del 23%, la cantidad de víctimas negras creció un 14% entre 2003 y 2012.

También son los futbolistas negros los que sufren el racismo en el campo y las mujeres negras las que ganan hasta un 75% menos que los hombres blancos en los mismos puestos de trabajo. La dicotomía entre el orgullo y el prejuicio por ser negro en Brasil hizo que las mujeres negras lideraran la última marcha de las mujeres contra el proyecto de ley 5069 (que pretende dificultar aún más el acceso al aborto para víctimas de violación), llevada a cabo en São Paulo y Río de Janeiro el jueves pasado. “Serán nuestros hijos los que más van a sufrir con la reducción de la edad de responsabilidad penal y seremos nosotras las que más sufriremos si ese proyecto de ley es aprobado”, comentaba Maria das Neves en la Marcha de las Mujeres Negras. “Hemos acabado con la esclavitud, pero todavía no nos hemos liberado de las cadenas del racismo”, añadía.

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Sobre la firma

Marina Rossi
Reportera de EL PAÍS Brasil desde 2013, informa sobre política, sociedad, medio ambiente y derechos humanos. Trabaja en São Paulo, antes fue corresponsal en Recife, desde donde informaba sobre el noreste del país. Trabajó para ‘Istoé’ e ‘Istoé Dinheiro’. Licenciada en Periodismo por la PUC de Campinas y se especializa en Derechos Humanos.

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