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De las dudas iniciales de Putin a la confirmación de que fue un atentado

Días después de la catástrofe, Moscú dudaba de la hipótesis del atentado Cuatro días después de los ataques del ISIS en París, Moscú lo admite

El presidente ruso, Vladímir Putin, este martes en Moscú.
El presidente ruso, Vladímir Putin, este martes en Moscú.ALEXEY NIKOLSKY (EFE)

El siniestro. El pasado 31 de octubre, un Airbus 321 de la compañía rusa Kogalymavia que cubría la ruta entre Sharm el Sheij (Egipto) y San Petersburgo (Rusia) se estrelló sobre la península del Sinaí. Murieron las 224 personas que viajaban a bordo de la aeronave. El Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) asumió entonces la autoría del atentado.

Las dudas de Putin. Sin embargo, el presidente ruso, Vladímir Putin, puso en duda esta opción. Este martes, cuatro días después de que el ISIS atentara en París y cuando Francia ha recrudecido su ofensiva contra el grupo yihadista, Moscú ha admitido que una bomba fue la responsable de lo ocurrido.

La aerolínea rechaza un fallo técnico. Poco después del siniestro, las autoridades rusas evitaban pronunciarse sobre las causas de que se estrellara el avión y se mostraban escépticas ante la hipótesis de que el aparato hubiera podido ser derribado. El Gobierno egipcio también puso en duda esa posibilidad. La aerolínea, sin embargo, aseguró que no había habido fallos técnicos. Putin ordenó entonces al jefe del Gobierno, Dmitri Medvédev, que formara una comisión estatal para investigar el siniestro. Los funcionarios rusos que participaban en la investigación concluyeron que el avión se deshizo a gran altura. "La zona donde están esparcidos los fragmentos del fuselaje tienen forma de una elipse alargada de ocho kilómetros de longitud y cerca de cuatro kilómetros de ancho. Todo indica que la destrucción del aparato se produjo en el aire a gran altura", explicó el jefe del Comité Estatal de Aviación, Alexandr Neradko, al canal de televisión Rossia 24. 

Sospechas británicas. El 5 de noviembre, el primer ministro británico, David Cameron, manifestó las sospechas de Londres sobre la posibilidad de que el avión ruso se estrellara a causa de una bomba. "No estamos seguros (...), pero cada vez parece más probable", dijo. Al día siguiente, Putin ordenó el cese de los vuelos de las compañías rusas a Egipto hasta el esclarecimiento de la catástrofe y dio instrucciones para repatriar a los ciudadanos rusos que se encontraran allí. De esta forma, el presidente admitió de hecho que la causa del suceso pudo ser un atentado, como venían apuntando los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses. 

Rusia admite el atentado. Sin embargo, no ha sido hasta este martes, cuatro días después de la matanza del ISIS en París, cuando Rusia ha admitido claramente que el Airbus 321 se desintegró en el aire a consecuencia de una bomba. "En el vuelo explotó un artefacto explosivo de una potencia de 1,5 kilos de trilita. Como resultado, el avión se desintegró en el aire", ha informado el jefe del Servicio Federal de Información (FSB, antiguo KGB), Alexánder Bortnikov.

Este viernes, Francia y Rusia han bombardeado Raqa, bastión del ISIS en Siria.  La acción de Moscú se ha producido solo unas horas antes de que Rusia admitiera que una bomba causó el sinistro sobre el Sinaí. Putin ha prometido que se hará todo lo necesario para encontrar a los responsables del ataque al Airbus 321 y ha asegurado que todo el peso de la ley caerá sobre sus hombros.

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