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China mata a 28 supuestos terroristas en una región de mayoría musulmana

Pekín afirma que se trata de un grupo que en septiembre realizó un ataque contra una mina

Policías paramilitares en Urumqi, Xinjiang, en 2013.
Policías paramilitares en Urumqi, Xinjiang, en 2013.REUTERS

Las autoridades chinas confirmaron este viernes la muerte de 28 supuestos terroristas en la región autónoma de Xinjiang, situada en el oeste del país y habitada principalmente por uigures. Es el desenlace de una operación de las fuerzas de seguridad que ha durado 56 días, después de que los abatidos atacaran, el pasado 18 de septiembre, una mina de carbón y mataran a 15 personas, según ha informado el Departamento de Propaganda de la región y se han hecho eco varios medios locales.

"Después de 56 días de lucha continua, Xinjiang ha destruido una banda terrorista violenta que actuaba bajo las directrices de un grupo extranjero extremista. Aparte de una persona que se rindió, 28 criminales fueron completamente aniquilados", explica el periódico Xinjiang Daily. Las autoridades solamente facilitaron la identidad de dos de los abatidos, los supuestos líderes de la banda, y no revelaron el nombre de la organización que los guiaba porque las investigaciones "siguen en curso".

Es la primera vez que Pekín confirma de forma oficial el suceso de hace dos meses. La organización Radio Free Asia, con base en Estados Unidos, se hizo eco del ataque cinco días después de que ocurriera y aumentaba la cifra de muertos hasta los cincuenta. El Gobierno chino no admitió entonces los hechos, pero ahora explica que este grupo atacó una mina de carbón en la prefectura de Aksu —fronteriza con Kirguistán— y mató a 11 civiles, tres policías y dos paramilitares, además de herir a 18 personas más. Los supuestos terroristas huyeron hacia las montañas, lo que desencadenó una persecución en la que participaron más de 10.000 ciudadanos en un área de 1.300 kilómetros cuadrados, dicen las autoridades. Esta concluyó el pasado 12 de noviembre, tras varios tiroteos entre las fuerzas de seguridad y el grupo armado.

Las autoridades chinas llevan a cabo un control férreo de la información procedente de Xinjiang, zona de constantes incidentes entre los uigures —la etnia mayoritaria de la región y de religión musulmana— y los han. Estos episodios de violencia acostumbran a salir a la luz días después de haber ocurrido, y en algunos casos nunca llegan a confirmarse. Este control en la región impide asimismo que la prensa extranjera verifique de forma independiente la magnitud de estos incidentes.

Los dos nombres facilitados por las autoridades parecen ser de uigures. Las investigaciones indican que los autores del ataque en la mina "empezaron a ver vídeos extremistas y se comunicaron seis veces con un grupo de fuera de China para recibir asistencia técnica" antes del suceso. Las autoridades aseguran asimismo que volvieron a contactar con ellos cuando se dieron a la fuga y que "los extremistas daban órdenes y exigieron que juraran su lealtad".

China sostiene que en Xinjiang actúa el Movimiento del Turkestán Oriental (ETIM) —una organización terrorista cuyo objetivo es la independencia de la región de China— y al que a su vez vinculan con otros grupos yihadistas extranjeros como el Estado Islámico, que ha matado a un ciudadano chino por primera vez. Pekín acusa a estos grupos de orquestar los constantes ataques y de fomentar el odio contra los han entre la población, la etnia mayoritaria en China. Los uigures, a través de su representación en el extranjero, denuncian por su parte una fuerte represión de su cultura y religión por parte del Gobierno chino, lo que fomenta la radicalización de algunos de sus ciudadanos debido a la frustración.

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El incidente más grave entre uigures y han en los últimos años se produjo en 2009, cuando un estallido de violencia en la capital de la región, Urumqi, se saldó con unos 200 muertos. También ha habido incidentes fuera de Xinjiang: en octubre de 2013, tres uigures embistieron un coche contra una valla bajo el retrato de Mao Zedong en la Ciudad Prohibida de Pekín y en marzo de 2014 un ataque con cuchillos en la estación de tren de la ciudad de Kunming provocó la muerte de 30 civiles.

Por los ataques que sufre en esta región, China asegura que es también una víctima del terrorismo y critica de forma recurrente la doble vara de medir que, en su opinión, usan los países occidentales para condenar los ataques. De hecho, tras los atentados en París, La República Popular pidió que se incluyera al ETIM en la lucha antiterrorista global.

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