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Juicio contra los libros de texto homófobos en China

Una estudiante lesbiana demanda al Ministerio de Educación tras encontrar libros universitarios que describen la homosexualidad como una "patología"

Macarena Vidal Liy
La mujer que ha llevado el caso de la discriminación homosexual a los tribunales en China.
La mujer que ha llevado el caso de la discriminación homosexual a los tribunales en China. GREG BAKER (AFP)

El juicio que ha comenzado este martes en el Tribunal Intermedio Número 1 de Pekín representa, ya de por sí, una victoria para la comunidad homosexual china. Los jueces de esta corte tendrán que decidir sobre la demanda que ha interpuesto una estudiante lesbiana de 21 años, identificada como Qiu Bai, contra el Ministerio de Educación. Los libros de psicología y psiquiatría que ha encontrado en su universidad califican la homosexualidad como una “desviación”, algo que, según alega, contradice las leyes chinas.

Hace dos años, Qiu, que entonces se sentía confusa sobre su identidad sexual y que dudaba de la información que podía recibir a través de internet, acudió a la biblioteca de su universidad, la Sun Yat-Sen en Cantón (sureste de China) en busca de información con base científica sobre la homosexualidad. Lo que leyó le dejó horrorizada.

Los libros de texto que encontró definían la homosexualidad como una "patología" o un “desorden” similar a la pedofilia o la zoofilia. Algunos aseguraban que podía curarse a través de tratamientos adecuados, como terapia de choque.

Traumatizada, pidió ayuda a una psicóloga. Con el tiempo, comprendió que no se trataba de una enfermedad. Decidió inicialmente protestar ante las autoridades locales y la comisión estatal encargada de la publicación de libros, pero no obtuvo respuesta. En agosto, presentó su demanda ante el tribunal, que aceptó ver el caso.

En la vista, el juez pidió a ambas partes que explicaran sus posiciones, y ahora deberá determinar si sigue adelante con el caso o no.

Homosexualidad como "desviación"

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La ley china incluía la homosexualidad entre las enfermedades mentales hasta 2001, año en que abolió esta descripción. De 90 libros publicados después de ese año y que mencionaban la homosexualidad, examinados por una ONG cantonesa que asesoró a Qiu Bai , aproximadamente el 40% la describían como una “desviación”. El 50 de esos contenidos consideraban necesario que la persona homosexual cambiara su orientación.

“Necesitamos aún muchas Qiu Bai”, afirma la organización LGBT Center en un comunicado. “Tú puedes intentar convencer a tus padres y tus familiares de que no tienes ninguna enfermedad, pero ellos van y encuentran estos libros de texto. ¿De quién se van a fiar más, de ti o del Ministerio de Educación?”, se lamentan.

Por su parte, el abogado de la estudiante ha afirmado, según el comunicado, que el juicio comenzado hoy “es como una locomotora que impulsa la concienciación social y promueve los cambios. Es un camino largo. Algunos han elegido ser las locomotoras que avanzan entre los obstáculos. Esté la gente a favor o en contra, da igual: el tren ya está en marcha y avanzamos con él”.

En las últimas dos décadas la comunidad LGBT ha ido adquiriendo relativamente más aceptación en la sociedad del país más poblado del mundo, aunque aún le queda un largo camino por recorrer.

En una sociedad donde estar casado es el estado civil ideal y tener hijos es una obligación cultural -y económica, dado el deficiente sistema de pensiones- hacia los ancestros, muchos jóvenes homosexuales se ven presionados por sus familias para contraer matrimonios heterosexuales y ocultar su verdadera orientación. Otras familias tratan de buscar “curación” para sus hijos en clínicas que, prometiendo infalibilidad, someten a sus pacientes a tratamientos extremos que pueden incluir los electrochoques.

Un tribunal chino prohibió el año pasado estas prácticas, después de que un activista homosexual bajo el seudónimo de “Xiao Zhen” presentara una denuncia contra estas clínicas. El caso se mencionó la semana pasada en una sesión del Comité de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra dedicada a revisar el estado de las libertades en China.

Una de las activistas chinas proderechos de los homosexuales más conocidas, Li Maizi -detenida durante un mes a principios de este año, junto a otras cuatro feministas cuando preparaba un acto para llamar la atención sobre las actitudes machistas en el transporte público- celebró este verano una ceremonia de boda con su novia, Teresa Xiu, para reclamar la aprobación del matrimonio homosexual en China.

En septiembre, el director de documentales Fan Popo presentó una demanda contra el organismo oficial encargado de la censura en el sector literario y audiovisual, después de que se bloqueara el acceso por internet dentro del país a uno de sus trabajos, “Mama Rainbow”, en el que se describían las relaciones entre madres chinas y sus hijos homosexuales.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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