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Medicina de guerra en los hospitales parisinos

Un informe precisa las claves del dispositivo de emergencia tras los atentados del 13-N

Álex Vicente
Sanitarios asisten a un policía en Saint-Denis el pasado 18 de noviembre.
Sanitarios asisten a un policía en Saint-Denis el pasado 18 de noviembre.EFE

El personal sanitario fue alertado a las 21.30 del viernes 13 de noviembre, solo unos minutos después de que los primeros explosivos estallaran en el Estadio de Francia, en la periferia norte de París. El teléfono volvió a sonar segundos después: un tiroteo había tenido lugar al este de la capital francesa. Le seguirían tres más en solo veinte minutos marcados por un terror creciente, que culminó con la toma de rehenes en la sala Bataclan. Solo una hora más tarde, 40 hospitales estaban plenamente movilizados, con 200 salas de operaciones, 22.000 camas disponibles y 100.000 sanitarios dispuestos a atender a los heridos en todo el perímetro de la ciudad.

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¿Cómo afrontaron los médicos, enfermeros y el resto de personal sanitario de ese descomunal dispositivo una matanza sin precedentes en territorio francés desde los días de la Segunda Guerra Mundial? Un informe publicado en la revista médica The Lancet por 15 profesionales de los hospitales de París determina cuáles fueron las claves de una actuación que consideran “ejemplar”, “sin falta de coordinación”, “sin falta de personal” y “sin retrasos”, inspirada en los aciertos y errores cometidos tras los atentados “de Madrid, Londres, Tel Aviv o Boston”. Un primer balance, todavía provisional, les da la razón: hasta hoy, solo se han registrado cuatro muertes entre los más de 300 heridos que fueron atendidos en París (un 1% del total), dos de los cuales ya llegaron muertas al hospital.

La quincena de firmantes, entre los cuales figuran grandes personalidades de la medicina de urgencias, está encabezada por Martin Hirsch, director general de la AP-HP, la organización que agrupa los hospitales parisinos. Cirujanos, anestesistas y enfermeros comparten en el artículo su versión de los hechos. Quienes participaron en el dispositivo comparan los métodos utilizados con la “medicina de guerra”, sirviéndose de torniquetes y vasoconstrictores para mantener la presión arterial lo más baja posible y evitar las hipotermias. No les quedó otro remedio, en vista del número de heridos a atender. En total, 302 víctimas de los atentados fueron ingresadas en los distintos centros médicos, unos 50 de las cuales llegaron por cuenta propia al servicio de urgencias. Poco más de una hora después de la primera explosión, los hospitales parisinos activaron el llamado plan blanco, creado 20 años atrás para afrontar este tipo de emergencias, pero nunca aplicado hasta ese día.

“Los médicos de urgencias, pese a estar formados desde hace más de 30 años en la medicina de catástrofes, nunca habían debido enfrentarse a un número tan considerable de víctimas y de heridos que debían operar lo más rápido posible”, reconocen los autores. “A medida que el terrorismo se vuelve más letal y violento, nada impedirá que la comunidad médica siga comprendiendo, aprendiendo y compartiendo conocimiento para ser más efectiva salvando vidas”, concluye el informe. Pese a todo, advierten que deberán “ser humildes” y “esperar muertes entre los pacientes heridos”. Cerca de 160 víctimas de los atentados del 13-N siguen hospitalizadas en centros médicos parisinos.

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Sobre la firma

Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.

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