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La seguridad, nuevo eje de la relación China-África

El presidente chino, Xi Jinping, visita el continente por segunda vez en 3 años

El presidente chino Xi saluda a sus homólogos zimbabuense Robert Mugabe y sudafricano Jacob Zuma en la cumbre de Johanesburgo.
El presidente chino Xi saluda a sus homólogos zimbabuense Robert Mugabe y sudafricano Jacob Zuma en la cumbre de Johanesburgo.SIPHIWE SIBEKO (REUTERS)

China está cambiando su modelo de crecimiento económico, pero también su modelo de relaciones exteriores. Su presidente, Xi Jinping, ha prometido convertir a la segunda potencia en una protagonista mucho más activa en el escenario mundial. África, donde sus importantes intereses económicos comienzan a arrastrarle a una mayor implicación en la estabilidad y la seguridad del continente puede aportar pistas sobre cómo Pekín se plantea esa participación global. Xi visita esta semana por segunda vez en tres años el continente. Durante las reuniones del Foro de Cooperación China-África en Johanesburgo, el presidente chino ha ofrecido 55.000 millones en apoyo financiero destinados al desarrollo de África.

China ha confirmado ya que se encuentra en negociaciones para la creación de lo que sería su primera base militar en el exterior, un centro logístico naval en el pequeño pero estratégico Yibuti. Es un paso más en su estrategia de modernización, expuesta este año en el libro blanco de su Ministerio de Defensa, para “adaptarse a misiones en diferentes regiones y desarrollar la capacidad de sus fuerzas de combate para diferentes propósitos”.

Pekín compromete 55.000 millones en ayudas a África

M. V. L., Pekín

Al comenzar este viernes la cumbre del FOCAC, Xi Jinping ha anunciado un paquete de ayudas al continente por valor de 55.000 millones de euros. Esta cifra incluye 4.600 millones de euros en préstamos sin interés y 32.100 en créditos preferenciales y para la exportación. Además, el presidente chino ha anunciado 1.000 millones de yuanes, el equivalente a 143 millones de dólares, para combatir los efectos de la sequía.

“China se encuentra enormemente preocupada por las malas cosechas motivadas por El Niño en muchos países africanos y aportará mil millones de yuanes en asistencia alimentaria urgente a las naciones afectadas”, declaró Xi.

La relación entre China y África sigue siendo, pese a todo, fundamentalmente económica. China es desde 2009 el principal socio comercial de la región. Pero África se ha visto perjudicado por la caída de los precios de las materias primas y la ralentización de la segunda economía del mundo. La inversión china, que en la última década ha acumulado unos 27.500 millones de euros y que Pekín quiere que llegue a los 92.000 millones para 2020, cayó un 40% en el primer semestre de este año, según las cifras oficiales de su Ministerio de Comercio.

El anuncio de este viernes busca, en parte, compensar esa caída. Pero también es tradicional que China anuncie ayudas a África durante el FOCAC. En la edición previa del foro, en 2012, el entonces presidente Hu Jintao prometió asistencia por 18.000 millones de dólares, que un año después elevó a 9.000 millones más.

En la confluencia entre el mar Rojo y el golfo de Adén, esa presencia no solo le permitiría dar un mayor respaldo a sus fuerzas participantes en las operaciones antipiratería frente a las costas de Somalia. Despegando desde allí, sus aviones podrían acceder sin necesidad de repostar a lugares como Egipto o Irán; también le permitirían apoyar con más facilidad a sus cascos azules en países como Sudán del Sur. Y en caso de necesidad -puesta ya de manifiesto en operaciones como la evacuación de sus ciudadanos en Libia en 2011 o de Yemen este año- podría llegar con más facilidad a lugares conflictivos de Oriente Medio o de África.

Cerca de 2.500 empresas chinas se han instalado en África en el último decenio. Aproximadamente 2 millones de ciudadanos de esa nacionalidad residen en países de este continente. China es el principal socio comercial de la región, con la que intercambia un volumen anual de bienes por valor de 220.000 millones de dólares y de la que es principal proveedora de infraestructuras. Su estrategia de “no interferencia” en los asuntos internos le ha granjeado la benevolencia de países acostumbrados a mirar a Occidente con sospecha tras el pasado colonial.

Pero la impronta cada vez mayor de China en África ha aumentado también su vulnerabilidad a los problemas del continente. Tres ejecutivos chinos murieron en el ataque del 20 de noviembre contra un hotel internacional en Bamako, la capital de Mali, en el que murieron otras 17 personas.

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En África, “el principal interés de seguridad de Pekín es proteger el creciente número de sus ciudadanos y activos de la inestabilidad interna, el rechazo popular, el terrorismo y los secuestros”, apunta Lloyd Thrall, del centro de estudios estadounidense RAND, en su informe “Las Crecientes Relaciones Africanas de China”.

Su principal apuesta, por ello, pasa por fortalecer la seguridad autóctona en el continente. En septiembre pasado, en su intervención ante la Asamblea General de la ONU, Xi Jinping anunció 100 millones de dólares en asistencia militar para la Unión Africana. “A la larga, la comunidad internacional y Naciones Unidas deberían apoyar a los países africanos para que aumenten su propia capacidad de mantener la paz y la estabilidad, de manera que África pueda resolver sus propios problemas”, ha asegurado.

“Para proteger a sus empresas y ciudadanos en el exterior, el Gobierno chino desde luego va a desarrollar nuevas actitudes, aunque también mantendrá al mismo tiempo su adhesión al principio de no injerencia”, asegura el profesor adjunto de la Universidad Tsinghua y experto en las relaciones China-África Tang Xiaoyang.

En su visita al continente, Xi Jinping ha comenzado por Zimbabue, antes de llegar este miércoles a Sudáfrica para reunirse con el presidente Jacob Zuma y participar en el FOCAC. En una aparente señal del compromiso personal de Xi con el continente, es la primera ocasión en que este foro tiene carácter de cumbre de jefes de Estado después de su fundación, en 2000.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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