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12 años de confrontación

Los Kirchner protagonizaron conflictos de alto voltaje con antiguos aliados y la oposición

Una seguidora de los Kirchner llega temprano este miércoles a la Plaza de Mayo de Buenos Aires para despedir a la saliente presidenta argentina.
Una seguidora de los Kirchner llega temprano este miércoles a la Plaza de Mayo de Buenos Aires para despedir a la saliente presidenta argentina.Natacha Pisarenko (AP)

“No nos asustemos del debate y la confrontación, en tanto podamos hacerlo civilizadamente. ¿Qué quieren? ¿El consenso y el silencio de cementerio que teníamos durante la dictadura (1976-1983)?”, dijo hace un mes y medio Cristina Fernández de Kirchner en un acto como presidenta argentina. La pelea que ella y su sucesor han protagonizado por el sitio en que debía celebrarse la ceremonia de cambio de mando es la última confrontación después de 12 años en los que los Kirchner, sus antiguos aliados y sus opositores de siempre protagonizaron conflictos políticos de alto voltaje por cuestiones mucho más profundas.

La ruptura con el peronismo tradicional y EE UU. En 2005, el entonces presidente Néstor Kirchner (2003-2007) se enfrentó a su antecesor y promotor de su candidatura, Eduardo Duhalde, sus esposas se midieron en unas elecciones a senador y triunfó quien a partir de 2007 sería jefa de Estado. Un mes después, Argentina organizó la Cumbre de las Américas en las que Mercosur y Venezuela rechazaron el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que promovía EE UU. Inmediatamente después renunció Roberto Lavagna como ministro de Economía.

Las peleas con el alcalde Macri. En diciembre de 2007 este político liberal asume el poder en Buenos Aires y desde entonces se enfrenta a la presidenta Kirchner para pedirle que le transfiera la administración de la policía y del metro. El ‘subterráneo’ pasó finalmente a manos de Macri en 2013. Un año antes el kirchnerismo le quitó por ley los depósitos bancarios del Poder Judicial al Banco Ciudad de Buenos Aires, dependiente de Macri.

El conflicto con las patronales agrarias. En 2008 Cristina Kirchner dispuso un aumento tributario a la exportación agrícola que derivó en cuatro meses de intermitentes bloqueos de los agricultores en las carreteras. Finalmente, la medida fue suspendida por el Congreso por el voto de quien era el vicepresidente de Argentina, el hasta entonces kirchnerista Julio Cobos. Para los festejos del Bicentenario, en mayo de 2010, Cobos asistió a la reinaguración del Teatro Colón, que fue remodelado por Macri, pero Cristina Kirchner faltó. Meses después murió Néstor Kirchner y sus seguidores pidieron a Cobos y Duhalde que no concurrieran al multitudinario velorio.

El duelo con Clarín. El principal grupo de medios de comunicación de Argentina pasó de aliado del krichnerismo a enfrentarse con él desde el conflicto agrario. Ante una oposición política fragmentada, Clarín se convirtió en la figura opositora por excelencia. El Gobierno promovió diversas medidas para acotar su poder: una ley de medios audiovisuales, otra de regulación del papel de periódicos y la ‘estatatalización’ de la transmisión del fútbol de Primera.

El divorcio con el sindicalista Hugo Moyano. El camionero había apoyado a los Kirchner durante ocho años, pero en 2011 se distanció de ellos en una pelea por poder en la que se colaron reclamaciones por el IRPF y otras demandas laborales ante una economía que dejó de crecer al buen ritmo de los primeros años kirchneristas.

Los ‘cacerolazos' y la victoria de Sergio Massa. En 2012, al año de la reeleción de Cristina Kirchner, comenzaron las caceroladas contra ella por la restricción a la compra de dólares (moneda en la que ahorran las clases media y alta de Argentina), la corrupción y otros problemas económicos y políticos. Al año siguiente, Massa dejó el kirchnerismo, lo derrotó en la provincia de Buenos Aires e impidió así un eventual proyecto de reforma constitucional para permitir otra reelección de la jefa de Estado.

El enfrentamiento con la Corte Suprema. Néstor Kirchner había promovido en 2003 el alejamiento de magistrados del tribunal que estaban sospechados de corrupción y había propuesto el nombramiento de unos jueces que diez años después acabaron volteando una reforma judicial impulsada por la presidenta.

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