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Columna
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Siempre nos quedará París

El pacto en la Cumbre confirma que un nuevo marco de gobernanza global es posible

Como Bogart, en Casablanca, con París en la retina como símbolo de esperanza de un futuro mejor. Así acabamos la maratoniana Cumbre del Clima, colofón final de años de trabajo intentando demostrar que juntos las cosas funcionan mejor. El Acuerdo resultante puede ser el catalizador de una gran transformación de la economía y el progreso global. París ha cambiado la perspectiva: de ser una amenaza o un sobrecoste, el cambio climático pasa a ser una agenda de unión y solidaridad, de oportunidades; de reto colectivo, desafiante y satisfactorio.

París confirma que un nuevo marco de gobernanza global es posible y ofrece una oportunidad para catalizar una nueva economía, nuevas inversiones, para realinear las política fiscales con los beneficios y límites ambientales, para un nuevo impulso a la innovación tecnológica.

Se pone así el broche de oro a un 2015 cargado con una intensa agenda por la sostenibilidad. Cooperación frente a competencia y prosperidad común frente a injusticia y exclusión. El clima y el Planeta como factores determinante en la búsqueda de las bases de un nuevo modelo de desarrollo para el siglo XXI y, por primera vez, una respuesta diferente al reto de la gobernanza global en un mundo que hace mucho que dejó de ser el de las Naciones Unidas de 1950.

Ya no basta preguntarse qué países han de contribuir. Todos se han comprometido a hacerlo al máximo de sus posibilidades para lograr una economía neutra en emisiones lo antes posible. A un primer esfuerzo insuficiente habrá que sumar más antes de 2020. París es también un compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas, facilitando así el aprendizaje colectivo. Corresponde a ciudadanos y empresas interpretar bien las señales, aprender a tomar las decisiones más adecuadas.

Pero son los gobiernos quienes deben estar a la altura desde hoy mismo, finalizada la cumbre, sentando las bases de marcos normativos coherentes. Y esa etapa está por ganar todavía. En España nos conviene repetir este mensaje alto y claro y acabar de una vez por todas con las frivolidades y el remar contra corriente.

Paris ofrece una visión de largo plazo pero también una propuesta para hoy, que demanda actuar con urgencia. Es, en definitiva, una inyección de confianza en nuestra posibilidad individual y colectiva de cambiar las cosas. Por nuestros hijos, por los más vulnerables, por los beneficios sociales y económicos que la acción climática conlleva, por nuestra voluntad de superarnos, por redescubrir que siempre es mejor trabajar en lo que nos une que en lo que nos separa… Por todos… Desde la emoción más profunda… Gracias París.

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Teresa Ribera es la directora ejecutiva del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) de París. Entre 2008 y 2011 ejerció como Secretaria de Estado para el Cambio Climático en el Gobierno de España.

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