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Bélgica creará en enero un banco de datos de presuntos yihadistas

El Gobierno aprueba una batería de medidas antiterroristas que se aplicará en 2016

Soldados belgas patrullando Bruselas.
Soldados belgas patrullando Bruselas.FRANCOIS LENOIR (REUTERS)

Bélgica ha dado luz verde a una batería de medidas antiterroristas que entrará en vigor este mismo viernes, según ha anunciado el ministro de Interior, Jan Jambon. Uno de los puntos más novedosos es la creación de un banco de datos "dinámico" de las identidades de sospechosos yihadistas para que los distintos cuerpos policiales puedan acceder y compartir toda la información, según anunció Jambon el domingo.

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"Lo primero que tenemos que saber es quién vive en nuestro territorio", resaltó el titular de Interior. Por eso, otro punto destacado de la nueva estrategia para combatir el terror es el plan global para Molenbeek, barrio con alta presencia de radicalismo islamista. Se trata de una de las comunas más deprimidas de Bruselas —con una altísima población de origen árabe, joven y en el paro—, donde a partir del viernes el Gobierno reforzará la presencia policial, algo que por otra parte demandaba la burgomaestra de la zona, Françoise Shepmans, pues sólo cuenta con un centenar de agentes.

Pero lo que verdaderamente marcará una diferencia en la lucha antiyihadista hasta el momento en un país diametralmente dividido en cuanto a las competencias de la administración pública es la creación de un banco de datos "dinámico" de ciudadanos sospechosos de participar en actividades terroristas. Esta iniciativa indica un paso al frente hacia una mejor coordinación entre distintos cuerpos policiales —el local y el federal— en Bélgica, que hasta el momento no tenían ficheros comunes a los que recurrir en caso de búsqueda de ciudadanos relacionados con el terrorismo. Un ejemplo es la descordinación reinante durante las investigaciones tras los atentados de París.

Vecinos de Molenbeek el pasado 18 de noviembre.
Vecinos de Molenbeek el pasado 18 de noviembre.Virginia Mayo (AP)

La Policía de Molenbeek tenía fichados a los hermanos Brahim y Salah Abdeslam (muerto y prófugo respectivamente tras los atentados del 13 de noviembre en París) "desde hace años", según fuentes de Ayuntamiento, pero no se les pudo detener porque la información no resultó lo suficientemente relevante —o porque nunca trascendió, según las deferentes versiones de las partes— para la policía central, la única con facultades de arresto a ciudadanos del país. Con este nuevo y "dinámico" banco de datos, el Gobierno pretende evitar este tipo de confusión.

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Además, las autoridades podrán a partir de principios de año retirar el pasaporte por un máximo de tres meses ampliable a seis a los sospechosos de viajar a Siria e Irak, según avanza el diario local Le Soir. Esta medida, sin embargo, deberá tramitarse a través del Órgano de Coordinación para el Análisis de las Amenazas (OCAM, por sus siglas en francés), que tiene una base de datos con 420 personas radicalizadas.

El jefe de la OCAM, Andre Vandoren, de 65 años y cuyo mandato expiraba a final de 2016, se retira antes de tiempo "por motivos personales", según Le Soir, y Paul Van Tigchelt, fiscal general de Amberes, pasará a ser su sucesor.

Cambio en la alerta

Bélgica llegó el pasado noviembre a su máximo nivel de alerta terrorista por atentado "inminente", el nivel cuatro. Tan solo este año, el país ha pasado por tres alertas diferentes. Justo tras los atentados en el semanario satírico francés Charlie Hebdo y después de la operación policial antiyihadista en Verviers (este de Bélgica), el Gobierno elevó la alerta al nivel amarillo, el tres. Pasaron unos meses de relativa calma hasta que en verano la rebajaron al dos.

El 13 de noviembre marcó una brusca diferencia en la intermitente presencia militar en la capital belga. Todos los edificios púbicos y representaciones de las instituciones europeas pasaron a estar fuertemente custodiados con, al menos, dos militares armados y preparados con el dedo índice en el gatillo de una imponente metralleta y una tanqueta militar.

Una semana después de los atentados y tras conocerse que la mayoría de los terroristas guardaban estrechos vínculos con el barrio bruselense de Molenbeek, el Gobierno decidió elevar la alerta a su máximo esplendor: el cuatro. Duró tan solo una semana, y desde hace un mes, Bélgica vive bajo amenaza tres. Aún así este nivel "es algo excepcional", reconoció el domingo el titular belga de Interior, Jan Jambon, que expresó su voluntad de rebajarla "lo más rápidamente posible al nivel dos o incluso al uno". 

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