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Marc Trévidic | Exjuez antiterrorista francés

“No existen los lobos solitarios”

El juez considera que la verdadera guerra que ISIS quiere librar "todavía no ha empezado"

Portada de 'Ahlam', de Marc Trévidic.
Portada de 'Ahlam', de Marc Trévidic.

Cuando dejó la sección antiterrorista de París el pasado verano, tras diez años siguiendo la pista de los yihadistas, el juez Marc Trévidic (1965, Burdeos) advirtió que el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) preparaba una ataque a gran escala en territorio francés. “La verdadera guerra que el ISIS quiere librar en nuestro suelo todavía no ha empezado”, alertó en una entrevista a Paris Match a finales de septiembre. Menos de dos meses después, los yihadistas mataban en la capital francesa a 130 personas en unos ataques coordinados.

El mediático juez, autor ya de dos libros sobre el terrorismo, saca ahora una novela Ahlam (ed. JC Lattès), ambientada en Túnez durante la caída del régimen de Ben Alí, en la que trata entre otros del fenómeno del yihadismo. Aprovechando la promoción de su libro, el ahora vicepresidente del Tribunal de Gran Instancia de Lille, en el norte de Francia, libra su análisis sobre la amenaza que sigue pesando sobre el país.

“Siempre he considerado lo ocurrido el año pasado y el anterior, sea en Bélgica”, con el ataque contra un museo judío, “como en Francia, con lo ocurrido en el Thalys, como una estrategia para ocupar el terreno”, explica el juez, en la sede de la editorial en un desayuno con la prensa extranjera. “Envían a electrones libres para hacer tentativas de atentados, da igual si tienen éxito o no, pero ocupan a los investigadores, mientras que se prepara un verdadero atentado”, añade. Por eso dice que habrá que estar muy atentos para ver si el fenómeno se repite, como parece haber ocurrido ya con el ataque frustrado a una comisaría de París la semana pasada. “No son actos aislados, no existen los lobos solitarios”, sentencia.

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Frente a la amenaza, Trévidic cree que el gobierno se equivoca con su proyecto de ley para reforzar el poder policial en detrimento del judicial. Los arrestos domiciliarios —por un máximo de 12 horas diarias— de los individuos considerados cercanos al islamismo, por ejemplo, no sólo no evitan la radicalización, sino que, advierte, pueden acelerarla. “Hay una cantidad de jóvenes que están al límite, les atrae el yihadismo pero no están listos para dar el paso”, indica. En estos casos, debería existir la posibilidad para los jueces de dictar algún tipo de medidas de reinserción. “No se nace terrorista ni se convierte uno en terrorista de un día para otro, es un proceso en el que podemos intervenir si lo hacemos a tiempo”. Considera además que los servicios secretos deben comunicarse mejor con el mundo de la justicia.

De momento, cree que la intervención militar en Siria y en Irak contra el ISIS es necesaria. “Mientras que esta gente esté tranquilamente en un sótano en Raqa o en Mosul, tenemos motivos para preocuparnos, si les damos tiempo para preparar nuevos ataques, lo harán”, asegura. “Pero esta es la solución a corto plazo, si destruimos el ISIS nacerá otro grupo terrorista en otra parte”, advierte. “A largo plazo, necesitamos luchar contra la ideología”.

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