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Dimite harto de la corrupción un ministro clave para la reforma ucrania

Abromavicius, titular de Economía, denuncia intentos de involucrarlo en malos manejos

Pilar Bonet
El exministro de Desarrollo Económico de Ucrania Aivaras Abromavicius.
El exministro de Desarrollo Económico de Ucrania Aivaras Abromavicius.V. OGIRENKO (REUTERS)

El ministro de Desarrollo Económico de Ucrania, Aivaras Abromavicius, ha presentado su dimisión tras denunciar presiones e intentos de involucrarlo en la corrupción en las altas esferas del Estado. “No quiero participar en este saqueo”, afirmó el alto funcionario en un comunicado que difundió el martes en una rueda de prensa en Kiev.

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Nueve embajadores acreditados en Ucrania (la Unión Europea, EE UU, Canadá, Reino Unido, Francia, Italia, Japón y Alemania entre otros) salieron en defensa de la reputación de Abromávicius. En una declaración en la web, los diplomáticos elogiaron al ministro por los resultados reales de la reforma, destinada a estabilizar la economía de Ucrania, erradicar la corrupción, vigilar el cumplimiento los acuerdos con el FMI, e impulsar una mayor transparencia.

“Es importante que los líderes de Ucrania aparten sus pequeñas diferencias, superen los intereses encubiertos que han impedido el progreso del país durante décadas e impulsen reformas vitales”, afirmaron los embajadores. El posicionamiento en los cargos de influencia es motivo de tensiones entre los seguidores del presidente Petró Poroshenko y los del primer ministro Arseni Yatseniuk.

Abromávicius, un ejecutivo de origen lituano vinculado familiar y profesionalmente a Ucrania, se incorporó al Ejecutivo en diciembre de 2014 y es uno de los tres ministros extranjeros nombrados para combatir las arraigadas corruptelas del sistema. La lucha contra la corrupción fue una de exigencias claves del “Maidán”, la protesta que culminó con la huida del presidente Víctor Yanukóvich en febrero de 2014. Los otros dos ministros de procedencia extranjera son la titular de Finanzas, de origen norteamericano, y el titular de Sanidad, de origen georgiano).

En su comunicado de cese, Abromávicius acusó al diputado de la Rada Suprema (parlamento) Igor Kononenko, vicejefe del grupo parlamentario de Poroshenko (Bloque Petró Poroshenko o BPP) de intentar imponerle un viceministro a dedo, amparado por la administración presidencial. Los intentos de bloquear las reformas importantes en el país han aumentado y, para ello, se recurre a la infiltración de “personajes turbios” en la administración y al nombramiento de los cargos claves en las empresas del Estado, denunció Abromávicius. Se trata, según el ministro, de un “tenaz intento de establecer control sobre los flujos de dinero” y especialmente sobre la petrolera Naftogaz y la industria de Defensa.

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“Me niego a trabajar en este sistema. Ni yo ni mi equipo estamos dispuestos a servir de tapadera para la renovación de viejos esquemas y la creación de nuevos, en interés de determinados jugadores de la política y los negocios”, ha dicho el ministro cesante.“Ni yo ni mi equipo deseamos ser una pantalla para la corrupción abierta ni marionetas controladas para los que desean, al viejo estilo de gobierno, establecer control sobre el dinero del Estado. No quiero ir a Davos, reunirme con inversores y socios extranjeros e informarles de nuestros éxitos cuando a mis espaldas los asuntos se resuelven en interés de individuos particulares”, dijo el ministro, quien se declaró dispuesto a irse “cuanto más pronto mejor”. Abromávicius exhortó a librarse de los personajes que “ordeñan la economía ucraniana” y se refirió a ellos utilizando una palabra del argot delictivo (los “vigilantes”), empleada para designar la red paralela de recaudadores de mordidas de la época de Yanukóvich. “Esta gente no debe estar ni en la política ucraniana ni en la gestión del Estado”, afirmó.

La oficina nacional contra la corrupción de Ucrania ha iniciado una investigación criminal basada en las declaraciones de Abromavicius. Preguntado por la lucha contra la corrupción, Poroshenko afirmó al diario Bild que los progresos son lentos y lo atribuyó a la guerra en el Este del país. En el territorio ucraniano, explicó, se encuentran 8000 soldados y oficiales rusos y la amenaza de guerra en 2016 es superior a la del año pasado. Los argumentos de Poroshenko son criticados por el comentarista Kiril Sazónov en la página de web lb. Según Sazónov, en Ucrania cuando estalla un escándalo de corrupción que afecta a gente del presidente, enseguida se alude a una creciente amenaza de guerra.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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